17 de abril 2018. El
profeta es siempre un hombre de esperanza que “se juega la piel”. Así lo indicó
el Papa Francisco en la Misa que presidió en la capilla de la Casa Santa Marta,
en la que dio algunas claves para distinguir a los verdaderos profetas de los
falsos. Francisco recordó la figura de
San Esteban, que fue lapidado después de hablar al pueblo y anunciarle la
verdad. “Lo llevaron fuera de la ciudad y lo lapidaron”, dijo. “Cuando el
profeta llega a la verdad y toca el corazón: o el corazón se abre o se hace
más
de piedra y se desencadena la rabia, la persecución” y “así acaba la vida de un
profeta”. Al mismo tiempo, reconoció que “los profetas, siempre, han tenido
estos problemas de persecución por decir la verdad”.
“Pero, ¿cuál es para mí el test de que un profeta cuando
habla fuerte dice la verdad? Y cuando este profeta es capaz no solo de hablar,
sino de llorar a su pueblo que ha abandonado la verdad. Y Jesús por un lado
reprueba con estas palabras duras ‘generación malvada y adúltera’: Por otro
lado, llora sobre Jerusalén. Este es el test”. “Un verdadero profeta es el que
es capaz de llorar por su pueblo y también es capaz de decir las cosas fuertes
cuando las debe decir. No es tibio, siempre es así: directo”.
El Pontífice añadió que “abrir las puertas, resanar las
raíces, resanar la pertenencia al pueblo de Dios para ir adelante. Su trabajo
no es ser un reprobador. No, es un hombre de esperanza. Reprobará cuando sea
necesario y abre las puertas mirando al horizonte de la esperanza. Pero el
verdadero profeta si hace bien su trabajo se juega la piel”. “La Iglesia
necesita profetas. Diré más: tiene necesidad de que todos nosotros seamos
profetas. No critica, esta es otra cosa. Una cosa es siempre el juez crítico al
cual no le gusta nada, nada le gusta: ‘No, esto no está bien, no está bien, no
está bien; esto tiene que ser así…’. Ese no es un profeta. El profeta es el que
reza, mira a Dios, mira a su pueblo, siente dolor cuando el pueblo se equivoca,
llora –es capaz de llorar sobre el pueblo–, pero es también capaz de jugársela
bien por decir la verdad”. Fuente: Aciprensa.