19 de septiembre 2018. El Papa Francisco hizo un llamado a
honrar y respetar a los padres y recordó que “jamás se debe insultar a los
padres. Por favor: ¡Nunca insultes a los padres! ¡Nunca! Nos han dado la vida”.
Durante la catequesis de la Audiencia General celebrada este miércoles en la
plaza de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre reflexionó sobre el Cuarto
Mandamiento, “honra a tu padre y a tu madre”, e invitó a reconciliarse con los
padres cuando se produzca una situación de conflicto o incomprensión.
“Si te
has alejado de tus padres, haz un esfuerzo y vuelve a ellos. Tal vez sean
viejos… Ellos te han dado la vida. Y luego, el hábito de decir cosas malas. Por
favor: ¡Nunca insultes a los padres! ¡Nunca! Haced esta decisión interna:
‘Desde hoy, jamás insultaré al padre o a la madre de nadie’. Te han dado la
vida, nunca insultes a tus padres”.
Durante la catequesis, el Pontífice reflexionó sobre “Qué
significa este ‘honra’”. “Honrar significa reconocer su valor. No es una
cuestión de formas exteriores, sino la verdad. Honrar a Dios, en las
Escrituras, quiere decir reconocer su realidad, dar cuenta con su presencia”. “Es
decir, que esa honra se expresa también con los ritos, pero, sobre todo, otorgando
a Dios su lugar propio en la existencia. Honrar al padre y a la madre quiere
decir, por lo tanto, reconocer su importancia también mediante actos concretos
que expresen dedicación, afecto y cuidado”.
En este contexto, el Papa hizo una afirmación rotunda:
“Honrar a los padres lleva a una larga vida feliz”. Este cuarto mandamiento “no
habla de la bondad de los padres, no exige que los padres y las madres sean
perfectos. Habla de un acto de los hijos, habla de prescindir de los méritos de
los padres y habla de una cosa extraordinaria y liberadora: incluso si no todos
los padres son buenos y no todas las infancias son serenas, todos los hijos
pueden ser felices, porque alcanzar una vida plena y feliz depende del justo
reconocimiento hacia aquellos que nos han puesto en el mundo”.
“Pensemos de qué modo esta Palabra puede ser constructiva
para tantos jóvenes que proceden de historias de dolor y para todos aquellos
que han sufrido en su juventud. Muchos santos, muchísimos cristianos, después
de una infancia dolorosa, han vivido una vida luminosa porque, gracias a
Jesucristo, se han reconciliado con la vida”.
“El hombre, con independencia de la historia de la que proviene, recibe
de este mandamiento la orientación que conduce a Cristo: Él, de hecho, se manifiesta
como el Padre verdadero que nos ofrece renacer desde lo alto. Los enigmas de
nuestra vida se iluminan cuando se descubre que Dios siempre nos prepara una
vida de hijos suyos, donde cada acto es una misión recibida por Él”, finalizó
el Papa Francisco. Fuente: Aciprensa.
Redacción.