16 de septiembre 2018. El Papa Francisco afirmó que la
profesión de fe en Cristo y en el Evangelio debe materializarse gestos
concretos de amor a Dios y al prójimo, y advirtió que “una fe que se reduce a
fórmulas prefabricadas es una fe miope”. Durante el rezo del Ángelus Regina coeli
en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, este domingo, el Santo Padre recordó
cómo el Señor interpela a sus discípulos y les pregunta qué dice la gente de
Él. Jesús “sabe que los discípulos son muy sensibles a la popularidad del
Maestro. Por eso plantea la pregunta: ¿qué dice la gente que soy yo?
De ahí
emerge que Jesús es considerado por el pueblo como un gran profeta”. “Pero, en
realidad, a Él no le interesa el sondeo de las habladurías de la gente. Tampoco
acepta que sus discípulos respondan a sus preguntas con fórmulas prefabricadas,
citando a personajes famosos de la Sagrada Escritura, porque una fe que se
reduce a las fórmulas es una fe miope”.
Francisco explicó que “el Señor quiere que sus discípulos de
ayer y de hoy establezcan con Él una relación personal, y lo acojan así al
centro de sus vidas. Por este motivo los exhorta a ponerse con toda la verdad
ante sí mismos y les pregunta: ‘Pero vosotros, ¿quién decís que soy yo?’.
Jesús, hoy, nos vuelve a dirigir esta pregunta tan directa y confidencial a
cada uno de nosotros: ‘¿Quién soy yo para ti?’”. “Cada uno de nosotros está
llamado a responder, en su corazón, dejándose iluminar por la luz que el Padre
nos da para conocer a su Hijo Jesús. Y puede sucedernos a nosotros lo mismo que
le sucedió a Pedro, y afirmar con entusiasmo: ‘Tú eres el Cristo’”.
Sin embargo, “cuando Jesús les dice claramente aquello que
dice a los discípulos, es decir, que su misión se cumple no en el amplio camino
del triunfo, sino en el arduo sendero del Siervo sufriente, humillado,
rechazado y crucificado, entonces puede sucedernos también a nosotros como a
Pedro, y protestar y rebelarnos porque ese comino contrasta con nuestras
expectativas”. En esos momentos, “también nosotros nos merecemos las palabras
de Jesús: ‘¡Apártate de mí, Satanás! Porque tú no piensas como Dios, sino como
los hombres”.
El Pontífice subrayó que “la profesión de fe en Jesucristo
no puede quedarse en palabras, sino que exige una auténtica elección y gestos concretos,
de una vida marcada por el amor a Dios y al prójimo. Jesús nos dice que, para
seguirle, para ser sus discípulos, se necesita negarse a uno mismo, es decir,
desposeerse del orgullo egoísta y cargar con la cruz”. Entonces ofrece una
regla fundamental: “‘Quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda
su vida por mi causa y por la causa del Evangelio, entonces la salvará’”. “Para
entender esta paradoja es necesario recordar que nuestra vocación más profunda
es el amor, porque estamos hechos a imagen de Dios, que es amor”. “Con
frecuencia en la vida, por tantos motivos, nos equivocamos de camino, buscando
la felicidad en las cosas, o en las personas que tratamos como si fueran cosas.
Pero la felicidad la encontramos únicamente cuando el amor, el verdadero, nos
encuentra, nos sorprende y nos cambia”, concluyó el Papa Francisco. Fuente
Aciprensa. Evangelio explicado por el Papa: Marcos 8, 27-35,