Evangelio para el domingo 9 de
septiembre 2018. °°° «Le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar;
y le piden que le imponga las manos. Él, apartándolo de la gente a un lado, le
metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al
cielo, suspiró y le dijo: “Effatá”. °°° Marcos 7, 31-37. La salvación que
ofrece Dios, no tiene fronteras.
Una salvación que se convierte en convocación,
en apostolado, en unidad de los pueblos y culturas. No solo cura a quienes los
judíos creen que están de parte de Dios, sino que visita pueblos, en la región
de Tiro y Sidón, atravesando toda la decápolis. Diez ciudades al sureste de
Galilea, cuya población era pagana. La
mentalidad del Maestro no tiene fronteras; su mente, su espíritu, su corazón,
está en la necesidad del ser humano, en el deseo de que todos los que conozcan
su Palabra puedan disfrutar de todos los beneficios que ella ofrece. Cura la hija de una mujer siro fenicia de
nacimiento. (cf. Marcos 7, 24 °°°). En Sidón, cura un tartamudo sordo. (cf.
Marcos 7, 31). Para el nazareno no hay
distinción entre buenos y malos, una raza u otra. No existe el racismo, tampoco
la xenofobia. Los paganos quienes son
mal vistos por los judíos reciben la Gracia y la misericordia de Dios. Su razón
de ser es: Todo lo ha hecho bien. (Marcos 7, 37).
Descubrimos en Jesús,
el modelo de persona y de Dios que necesita el mundo. Basta poner atención a lo
que el Maestro hace, lo que dice, lo que propone, cómo usa el poder, la
sabiduría que enseña, su presencia frente a su gente y a su comunidad. Modelo
perfecto, y enseñanza para una sociedad moderna y necia, que en lugar de
construir puentes, levanta muros, cierra fronteras, aumenta el odio, es
excluyente con el racismo, la crítica destructiva. “El hombre se convierte en
lobo para el mismo hombre” ("Lupus est homo homini, non homo, quom qualis
sit non novit."). Razón suficiente tiene el santo padre Francisco, al
reflexionar sobre el Evangelio y permitirnos tomar conciencia desde la fe: La
opción es una cultura del encuentro, para combatir una cultura de la exclusión.
“Sólo quien reconoce la propia fragilidad, el propio límite, puede construir
relaciones fraternas y solidarias, en la Iglesia y en la sociedad.”. La persona enferma y discapacitada, puede
llegar a ser testigo del encuentro. Cuida tu salud: Aprende a ser hermano, más
no el enemigo de los demás. Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de
Ibagué.