24 de febrero 2019. Al finalizar la Misa de clausura del
encuentro vaticano de los líderes de la Iglesia sobre la protección de menores,
el Papa Francisco lanzó un llamado para luchar en contra del abuso de menores “crímenes abominables que hay que
extirpar de la faz de la tierra”. “Hago un sentido llamamiento a la lucha
contra el abuso de menores en todos los ámbitos, tanto en el ámbito sexual
como en otros, por parte de todas las autoridades y de todas las personas,
porque se trata de crímenes abominables que hay que extirpar de la faz de la
tierra: esto lo piden las numerosas víctimas escondidas en las familias y en
los diversos ámbitos de nuestra sociedad”, exclamó.
Los abusos son el misterio
del mal
El Santo Padre destacó que la inhumanidad de los abusos “es
todavía más grave y más escandalosa en la Iglesia, porque contrasta con su
autoridad moral y su credibilidad ética. El consagrado, elegido por Dios para
guiar las almas a la salvación, se deja subyugar por su fragilidad humana, o
por su enfermedad, convirtiéndose en
instrumento de satanás”. “En los abusos, nosotros vemos la mano del mal
que no perdona ni siquiera la inocencia de los niños. No hay explicaciones
suficientes para estos abusos en contra de los niños. Humildemente y con valor
debemos reconocer que estamos delante del misterio del mal, que se ensaña
contra los más débiles porque son imagen de Jesús”, denunció.
Por eso, el Papa explicó que ha crecido actualmente en la
Iglesia la conciencia de que se debe no solo intentar limitar los gravísimos
abusos con medidas disciplinares y procesos civiles y canónicos, sino también
afrontar con decisión el fenómeno tanto dentro como fuera de la Iglesia. “La
Iglesia se siente llamada a combatir este mal que toca el núcleo de su
misión: anunciar el Evangelio a los
pequeños y protegerlos de los lobos voraces”, dijo.
“Quisiera reafirmar con claridad: si en la Iglesia se
descubre incluso un solo caso de abuso —que representa ya en sí mismo una
monstruosidad—, ese caso será afrontado con la mayor seriedad”, remarcó el
Pontífice quien reconoció que “en estos casos dolorosos veo la mano del mal que
no perdona ni siquiera la inocencia de los pequeños”.
Por encima de polémicas
ideológicas
En este sentido, el Papa Francisco aseguró que el objetivo
de la Iglesia será “escuchar, tutelar,
proteger y cuidar a los menores abusados, explotados y olvidados, allí
donde se encuentren” y para ello, aseguró que “la Iglesia tiene que estar por
encima de todas las polémicas ideológicas y las políticas periodísticas que
a menudo instrumentalizan, por intereses varios, los mismos dramas vividos por
los pequeños”. De este modo, el Santo Padre destacó que llegó la hora de
colaborar juntos “para erradicar dicha brutalidad del cuerpo de nuestra
humanidad, adoptando todas las medidas necesarias ya en vigor a nivel internacional
y a nivel eclesial”. “Ha llegado la hora de encontrar el justo equilibrio entre
todos los valores en juego y de dar directrices uniformes para la Iglesia,
evitando los dos extremos de un justicialismo, provocado por el sentido de
culpa por los errores pasados y de la presión del mundo mediático, y de una
autodefensa que no afronta las causas y las consecuencias de estos graves
delitos”, afirmó.
En este contexto, el Papa enumeró las directrices que la
Iglesia tendrá en su itinerario legislativo, gracias también al trabajo
desarrollado en los últimos años por la Comisión Pontificia para la
Protección de los Menores y a la aportación de este encuentro. En primer
lugar, el Pontífice señaló que “el objetivo principal de cualquier medida es el
de proteger a los menores e impedir que
sean víctimas de cualquier abuso psicológico y físico” y para ello se
requiere de una seriedad impecable por lo que reiteró que “la Iglesia no se
cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera
que haya cometido tales crímenes. La Iglesia
nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso”, insistió.
Además, el Papa insitió en la importancia de una verdadera
purificación para imponer un renovado empeño hacia la santidad en los
pastores y para ello, se requiere de una
buena formación “orientada a la santidad y en la que se contemple la virtud de
la castidad”. Por otro lado, el Santo Padre animó a reforzar y verificar
las directrices de las Conferencias Episcopales y acompañar a las personas
abusadas porque “el mal que vivieron deja en ellos heridas indelebles” y la
Iglesia “tiene el deber de ofrecerles todo el apoyo necesario”, destacó.
Al finalizar sus recomendaciones, el Papa se refirió al
mundo digital en el que animó a los países y a las autoridades “a aplicar todas las medidas necesarias para
limitar los sitios de internet que amenazan la dignidad del hombre, de la mujer
y de manera particular a los menores” así como también alertó a las
comunidades eclesiales para “reforzar la atención pastoral a las personas
explotadas por el turismo sexual”.
Agradecimiento a los
sacerdotes fieles al celibato
Antes de terminar su discurso, el Santo Padre agradeció “de
corazón a todos los sacerdotes y a los consagrados que sirven al Señor con fidelidad y totalmente, y que se sienten
deshonrados y desacreditados por la conducta vergonzosa de algunos de sus
hermanos”. “Agradezco, en nombre de toda la Iglesia, a la gran mayoría de
sacerdotes que no solo son fieles a su celibato, sino que se gastan en un
ministerio que es hoy más difícil por los escándalos de unos pocos -pero
siempre demasiados- hermanos suyos. Y gracias también a los laicos que conocen
bien a sus buenos pastores y siguen rezando por ellos y sosteniéndolos”,
afirmó.
Por último, el Papa alentó a “transformar este mal en
oportunidad de purificación” y puso como ejemplo a Edith Stein - Santa Teresa
Benedicta de la Cruz, para tener la certeza de que “en la noche más oscura
surgen los más grandes profetas y los santos”. “El resultado mejor y la
resolución más eficaz que podamos dar a las víctimas, al Pueblo de la santa
Madre Iglesia y al mundo entero, es el compromiso por una conversión personal
y colectiva, y la humildad de aprender,
escuchar, asistir y proteger a los más vulnerables”, concluyó. Fuente:
Aciprensa. Mercedes de la Torre.