14 de febrero 2019. La litúrgica católica no se reduce a
gustos o corrientes. La liturgia sagrada es “un tesoro viviente que no puede
reducirse a gustos, recetas y corrientes”, señaló el Papa Francisco durante la
audiencia que concedió a la Asamblea Plenaria de la Congregación para el Culto
Divino y la Disciplina de los Sacramentos este 14 de febrero, donde también
dijo que “para que la vida sea verdaderamente una alabanza agradable Dios, es
ciertamente necesario cambiar el corazón”. El Santo Padre recordó que la
asamblea de este año tiene por tema “La formación litúrgica del Pueblo de Dios”
y dijo que “en efecto, la tarea que nos espera es esencialmente difundir en el
Pueblo de Dios el esplendor del misterio viviente del Señor, manifestado en la
liturgia”.
Por ello, el Santo Padre destacó que “la conversión
cristiana está orientada a esta conversión, que es un encuentro de vida con el
Dios de los vivientes” y agregó que “este es también el propósito de su
trabajo, encaminado a ayudar al Papa a llevar a cabo su ministerio en beneficio
de la Iglesia en oración, extendida por toda la tierra”. “En la comunión
eclesial, tanto la Sede Apostólica como las conferencias de obispos operan en
un espíritu de cooperación, diálogo y sinodalidad. En efecto, la Santa Sede no
reemplaza a los obispos, sino que trabaja con ellos para servir, en la riqueza
de los diversos idiomas y culturas, la vocación orante de la Iglesia en el
mundo”, afirmó.
Conferencias Episcopales
En esta línea, el Papa explicó que con el Motu proprio “Magnum principium”, promulgado el 3 de
septiembre de 2017, quiso “favorecer, entre otras cosas, la necesidad de una
colaboración constante, llena de confianza mutua, vigilante y creativa, entre
las Conferencias Episcopales y el Dicasterio de la Sede Apostólica que ejerce la tarea de promover la liturgia sagrada”.
Por ello, el Santo Padre señaló que “el deseo es continuar por el camino de la
colaboración mutua, conscientes de las responsabilidades que implica la
comunión eclesial, en la que encuentran armonía la unidad y la variedad. Es una
cuestión de armonía”.
El Papa Francisco también abordó el desafío de la formación
y dijo que “no podemos olvidar, ante todo, que la liturgia es vida que forma, no idea para aprender”. Y advirtió
que es bueno “en la liturgia como en otras áreas de la vida eclesial, no acabar
en polarizaciones ideológicas estériles, que nacen a menudo cuando,
considerando las ideas propias válidas en todos los contextos, se llega a
adoptar una actitud de dialéctica perenne hacia quien no las comparte”. Por lo
tanto, el Pontífice reconoció que en ocasiones se corre “el riesgo de volver a
caer en un pasado que ya no existe o de escapar a un futuro presunto. El punto
de partida es, en cambio, reconocer la
realidad de la liturgia sagrada, un tesoro viviente que no puede reducirse a
gustos, recetas y corrientes, sino que debe ser recibido con docilidad y
promovido con amor, como un alimento insustituible para el crecimiento orgánico
del Pueblo de Dios”.
“La liturgia no es
‘el campo del hágalo usted mismo’, sino la epifanía de la comunión
eclesial”, aseguró el Papa. “Por lo tanto, en las oraciones y en los gestos
resuena el ‘nosotros’ y no el ‘yo’; la comunidad real, no el sujeto ideal.
Cuando se añoran con nostalgia tendencias del pasado o se quieren imponer otras
nuevas, existe el riesgo de anteponer la parte al todo, el ‘yo’ al Pueblo de
Dios, lo abstracto a lo concreto, la ideología a la comunión y, en la raíz, lo
mundano a lo espiritual”, precisó. De este modo, el Papa explicó que “dado que la liturgia es una experiencia encaminada a
la conversión de la vida a través de la asimilación de la manera de pensar y de
comportarse del Señor, la formación litúrgica no puede limitarse
simplemente a brindar conocimientos,- esto es un error- aunque sean necesarios,
sobre libros litúrgicos, ni siquiera a la defensa del cumplimiento debido de
las disciplinas rituales”, advirtió.
“Para que la liturgia cumpla su función formativa y
transformadora, es necesario que los pastores y los laicos sean introducidos a
la comprensión del significado y del lenguaje simbólico, comprendidos el arte,
el canto y la música al servicio del misterio celebrado, también el silencio”. Además,
el Santo Padre recordó que el Catecismo de la Iglesia Católica “adopta el camino mistagógico para ilustrar la
liturgia, valorizando las oraciones y los signos” y explicó que la
mistagógica es “un camino idóneo para entrar en el misterio de la liturgia, en
el encuentro vivo con el Señor crucificado y resucitado. Mistagógica significa descubrir la nueva vida que a través de los
sacramentos hemos recibido en el Pueblo de Dios, y redescubrir
continuamente la belleza de renovarla”, afirmó.
Formación permanente
Con respecto a las etapas de la formación, el Papa Francisco
recordó que “es necesario cultivar la formación permanente del clero y de los
laicos, especialmente de aquellos involucrados en los ministerios al servicio
de la liturgia. La formación no
solamente una vez, permanente”. De este modo, el Pontífice remarcó que “las
responsabilidades educativas son compartidas, aunque en la fase operativa
interpelen más a las diócesis individuales” y señaló que su reflexión ayudará
al Dicasterio “a poner a punto pautas y orientaciones para ofrecerlas, en un
espíritu de servicio, a quienes -conferencias episcopales, diócesis, institutos
de formación, revistas- tienen la responsabilidad de cuidar y acompañar la
formación litúrgica del Pueblo de Dios”.
Al finalizar, el Santo Padre aseguró que “todos estamos
llamados a profundizar y reavivar nuestra formación litúrgica”, porque la
liturgia es, de hecho, “el camino principal a través del cual pasa la vida
cristiana en cada fase de su crecimiento”. “Tienen ante ustedes, por lo tanto,
una gran y hermosa tarea: trabajar para que el Pueblo de Dios redescubra la
belleza de encontrarse con el Señor en la celebración de sus misterios y,
encontrándolo, tenga vida en su nombre”.
Fuente: Aciprensa