27 de febrero 2019. Audiencia del santo Padre Francisco. El
Papa llamó la atención sobre la incoherencia de aquellos cristianos que viven
sin aspirar a la santidad, reconociéndose cristianos, pero actuando como si no
lo fueran. “Dios es santo, pero si nosotros, si nuestra vida no es santa se
produce una gran incoherencia. La santidad
de Dios debe reflejarse en nuestras acciones, en nuestra vida. ‘Yo soy
cristiano, Dios es Santo, pero yo hago muchas cosas malas’. No, esto no sirve,
esto hace mal, esto escandaliza y no ayuda”, señaló el Santo Padre. Durante su
catequesis, el Pontífice continuó “el camino de redescubrimiento de la oración
del Padre Nuestro”, “hoy profundizaremos en la primera de sus siete
invocaciones, esto es, ‘sea santificado tu nombre’”.
De ese modo, “en su simplicidad y esencialidad, el Padre Nuestro educa a quien lo reza a no
multiplicar palabras vanas”. “Cuando hablamos con Dios, no lo hacemos para
revelarle aquello que tenemos en el corazón: Él lo conoce mucho mejor que
nosotros mismos. Si Dios es un misterio para nosotros, nosotros, en cambio, no
somos un enigma a sus ojos. Dios es como esas madres a las que les basta una
simple mirada para comprenderlo todo de sus hijos: si están contentos o
tristes, si son sinceros o si esconden alguna cosa”. Señaló Francisco que “el primer paso de la oración cristiana es,
por lo tanto, confiarnos nosotros mismos a Dios, a su providencia”. “Las
peticiones del cristiano expresan la confianza en el Padre, y es precisamente
esta confianza la que nos hace pedir aquello de lo que tenemos necesidad sin
ansia ni agitación”.
Por este motivo, “rezamos diciendo: ‘Santificado sea tu
nombre’. En esta petición, la primera, se experimenta toda la admiración de
Jesús por la belleza y la grandeza del Padre, y el deseo de que todos lo
reconozcan y la amen como aquello que verdaderamente es. Y, al mismo tiempo,
está la petición de que su nombre se santifique en nosotros, en nuestra
familia, en nuestra comunidad, en el mundo entero”. “Es Dios quien santifica,
quien nos transforma con su amor, pero, al mismo tiempo, también somos nosotros los que, con nuestro
testimonio, manifestamos la santidad de Dios en el mundo, haciendo presente
su nombre”, concluyó el Papa su catequesis. Fuente: Aciprensa. Redacción.