29 de octubre 2019. Los padres sinodales que componen la
Asamblea Especial para la Región Panamazónica han dado luz verde al Documento
final tras una intensa jornada de votaciones de los 120 puntos sobre los que se
ha dialogado durante tres semanas de trabajo. ¿El resultado? Decenas de
propuestas que a partir de ahora están en manos del papa Francisco para que se
conviertan en punto de partida para una futurible exhortación apostólica.
Vida Nueva recoge las 20 sugerencias más significativas que
buscan, tal y como señala el texto, actuar con “urgencia” para “abrir nuevos
caminos para la Iglesia en el territorio”. ¿El objetivo? “La única conversión
al Evangelio vivo, que es Jesucristo, se podrá desplegar en las dimensiones
interconectadas para motivar la salida a las periferias existenciales, sociales
y geográficas de la Amazonía. Estas dimensiones son: la pastoral, la cultural,
la ecológica y la sinodal” (19).
1. Puerta abierta a la ordenación de hombres casados
El documento final del Sínodo reclama, “en el marco de
‘Lumen gentium’ 26”, la posibilidad de “ordenar sacerdotes a hombres idóneos y
reconocidos de la comunidad, que tengan un diaconado fecundo y reciban una
formación adecuada para el presbiterado, pudiendo tener familia legítimamente
constituida y estable, para sostener la vida de la comunidad cristiana mediante
la predicación de la Palabra y la celebración de los Sacramentos en las zonas
más remotas de la región amazónica” (111).
Este argumento ha recibido 128 votos a favor y 41 en contra.
Es el punto que más resistencia ha suscitado del total de 120 ítems que se han
votado.
2. A favor del diaconado femenino y del ministerio de “la
mujer dirigente de la comunidad”
Aunque el documento final no pide explícitamente la
aprobación del diaconado permanente femenino, sí lo hace de forma implícita al
hacerse eco del alto número de consultas en el que se ha solicitado y deja en
manos del Papa y de la comisión creada a tal efecto por Francisco “sus
resultados” (103). Junto a esto, los padres sinodales sí reclaman que las
mujeres “puedan recibir los ministerios del lectorado y acolitado, entre otros
a ser desarrollados”, además de que “sea creado el ministerio instituido de ‘la
mujer dirigente de la comunidad’”.
Esta propuesta ha recibido el refrendo de 137 obispos,
frente a 30 que se han manifestado en contra.
“Reconocemos la ministerialidad que Jesús reservó para las
mujeres” (102), recuerdan los obispos, que considera “necesario fomentar la
formación de mujeres en estudios de teología bíblica, teología sistemática,
derecho canónico, valorando su presencia en organizaciones y liderazgo, dentro
y fuera del entorno eclesial”.
3. Definir un nuevo pecado: el pecado ecológico
Los padres sinodales quieren incluir “el pecado ecológico”
entre la lista de faltas para los cristianos. “Proponemos definir el pecado
ecológico como una acción u omisión contra Dios, contra el prójimo, la
comunidad y el ambiente” (82), han aprobado los obispos del Sínodo. “Es un
pecado contra las futuras generaciones y se manifiesta en actos y hábitos de
contaminación y destrucción de la armonía del ambiente, transgresiones contra
los principios de interdependencia y la ruptura de las redes de solidaridad
entre las criaturas y contra la virtud de la justicia”, explicitan.
4. Instaurar un Organismo Eclesial Regional para la Amazonía
Los padres sinodales piden al Papa crear “un organismo
episcopal que promueva la sinodalidad entre las iglesias de la región” (115)
que permita trabajar en red en tanto que sea “permanente y representativo que
promueva la sinodalidad”. Junto a ello, conscientes del poder y alcance de los
medios de comunicación, los padres sinodales respaldan la creación de “una red
de comunicación eclesial panamazónica” (61), apunta el texto.
El documento final también insta a Francisco a “crear un
Observatorio socioambiental pastoral, fortaleciendo la lucha en defensa de la
vida” (85), que trabaje en alianza con organismos latinoamericanos de la
Iglesia como CELAM, CLAR, Cáritas, REPAM, los Episcopados, las universidades
católicas, sociedad, civil y pueblos indígenas.
“Proponemos crear ministerios especiales para el cuidado de
la ‘Casa común’ y la promoción de la ecología integral a nivel parroquial y en
cada jurisdicción eclesiástica, que tengan como funciones, entre otras cosas,
el cuidado del territorio y de las aguas, así como la promoción de la encíclica
‘Laudato si’” (82), expone también el texto sinodal.
5. Crear un rito amazónico propio
Junto a los 23 ritos existentes y reconocidos por la Iglesia
universal, el Sínodo propone “constituir una comisión competente para estudiar
y dialogar, según usos y costumbres de los pueblos ancestrales, la elaboración
de un rito amazónico que exprese el patrimonio litúrgico, teológico, disciplinario
y espiritual amazónico” (119).
6. Una Iglesia que denuncie “los atentados” contra los
indígenas y su tierra
El documento final sentencia que “la Iglesia se compromete a
ser aliada de los pueblos amazónicos para denunciar los atentados contra la
vida de las comunidades indígenas, los proyectos que afectan al medio ambiente,
la falta de demarcación de sus territorios, así como el modelo económico de
desarrollo depredador y ecocida” (46). Es más, se recuerda que “la defensa de
la tierra no tiene otra finalidad que la defensa de la vida”.
A renglón seguido, el texto llama a “defender los derechos a
la libre determinación, la demarcación de territorios y la consulta previa,
libre e informada”, teniendo en cuenta que “para la Iglesia, la defensa de la
vida, la comunidad, la tierra y los derechos de los pueblos indígenas es un
principio evangélico, en defensa de la dignidad humana” (47).
En este sentido, se dedica un punto especial a los Pueblos
Indígenas en Aislamiento Voluntario, que no superan el centenar en la Amazonía,
con quienes también se compromete la Iglesia en la defensa de sus derechos, en
especial, la inviolabilidad de sus territorios, a través de “acciones de
incidencia” (50) hacia los Estados.
7. “Rechazamos una evangelización de estilo colonialista”
“Rechazamos una evangelización de estilo colonialista” (55),
sentencia el Documento final del Sínodo Panamazónico, al igual que todo
“proselitismo” (56). Frente a ello se plantean “procesos claros de
inculturación de nuestros métodos y esquemas misioneros”. Se propone a los
centros de investigación y pastoral que estudien “las tradiciones de los grupos
étnicos amazónicos” para defender su identidad y cultura a través de “acciones
educativas” (57) que favorezcan la inculturación. Para ello, urge conocer “sus
lenguas, sus creencias y aspiraciones, sus necesidades y esperanzas”. Estos
planes educativos han de tener “la ecología integral como eje transversal”.
“La Iglesia tiene la oportunidad histórica de diferenciarse
de las nuevas potencias colonizadoras escuchando a los pueblos amazónicos para
poder ejercer con transparencia su actividad profética” (15), se expresa.
8. La ecología integral como único camino posible
En el Documento final se asevera que “la ecología integral
no es un camino más que la Iglesia puede elegir de cara al futuro en este
territorio, es el único camino posible, pues no hay otra senda viable para
salvar la región” (67). “Es urgente enfrentarnos a la explotación ilimitada de
la ‘Casa común’ y de sus habitantes”, reclaman los obispos sinodales, para lo
que llaman a la comunidad internacional a proporcionar más recursos económicos,
“un modelo de desarrollo justo y solidario” y herramientas para frenar el
cambio climático.
“Resulta escandaloso que se criminalice a los líderes e
incluso a las comunidades, por el solo hecho de reclamar sus mismos derechos”,
denuncia, a la par que subraya que promover los derechos humanos “no es un
deber político o una tarea social, sino también y, sobre todo, una exigencia de
fe” (70).
Conscientes del limitado campo de acción de la Iglesia, los
padres sinodales reflexionan: “Tal vez no podemos modificar inmediatamente el
modelo de un desarrollo destructivo y extractivista imperante, pero, sí tenemos
la necesidad de saber y dejar en claro: ¿dónde nos ubicamos? ¿al lado de quién
estamos?” (70).
9. Una Iglesia defensora de los derechos de los indígenas
El Documento hace especial incidencia en la necesidad de que
la Iglesia se comprometa con los derechos de los habitantes de la Amazonía,
bien en los espacios rurales o en las ciudades, con una especial atención a los
migrantes y a los jóvenes. “Es necesario defender el derecho de todas las
personas a la ciudad” (35), apunta el texto, desde los principios de
“sostenibilidad, democracia y justicia social”. Así se destaca el papel de las
comunidades de base y se insta a la Iglesia local a “estar presente en los
espacios de participación de políticas públicas donde se articulan acciones
para revitalizar la cultura, la convivencia, el ocio y la celebración” (36).
“Debemos luchas para que las ‘favelas’ y las ‘villas
miseria’ tengan asegurados los derechos básicos fundamentales”, se asevera,
para lo que sugieren instituir un “ministerio de acogida” en las comunidades
urbanas para migrantes, refugiados, personas sin hogar…
10. Contra las compañías extractivas y por una transición
energética “radical”
Los padres sinodales dan un paso al frente en su compromiso
en la defensa de los Derechos Humanos con algunas denuncias en voz alta sobre
la explotación de las multinacionales: “Denunciamos la violación de los
Derechos Humanos y la destrucción extractiva. Asumimos y apoyamos las campañas
de desinversión de compañías extractivas relacionadas al daño socioecológico de
la Amazonía, comenzando por las propias instituciones eclesiales y también en
alianza con otras iglesias. Llamamos a una transición energética radical y a la
búsqueda de alternativas” (70). En esta misma línea, reclaman “una economía
solidaria y sostenible, circular y ecológica” (73) a los Estados en los
territorios amazónicos con la participación de los pueblos indígenas
“proponiendo modelos de aprovechamiento del bosque en pie” (71).
11. Crear un fondo mundial para reparar la deuda ecológica
Otra iniciativa pionera de este Sínodo es la “creación de un
fondo mundial para cubrir parte de los presupuestos de las comunidades
presentes en la Amazonía que promueven su desarrollo integral y autosostenible”
(83) con el fin de “reparar la deuda ecológica que tienen los países con la
Amazonía”. A partir de ahí, también se sugieren “hábitos saludables” (84) y
“estilos de vida sobrios” como cambiar “la cultura del consumo excesivo”,
promover el reciclaje, la reforestación, reducir la dependencia de combustibles
fósiles y usos de plásticos…
12. Descentralizar las estructuras de la Iglesia para una
mayor sinodalidad
El Documento final reclama “audacia evangélica” (91) para
lograr una Iglesia sinodal que se traduce en una petición de reformar las
estructuras eclesiales para sean “descentralizadas en sus diversos niveles
(diocesano, regional, nacional, universal), respetuosas y atentas a los
procesos locales, sin debilitar el vínculo con las demás Iglesias hermanas y
con la Iglesia universal” (92). ¿El objetivo? “Una sincronía entre la comunión
y la participación, entre la corresponsabilidad y la ministerialidad de todos”.
Los obispos defienden “una conversión que promueva la
creación de estructuras en armonía con el cuidado de las creación, una
conversión pastoral basada en la sinodalidad, que reconozca la interacción de
todo lo creado. Conversión que nos lleve a ser una Iglesia en salida que entre
en el corazón de todos los pueblos amazónicos” (18). “Nuestra conversión
pastoral será samaritana, en diálogo, acompañando personas con rostros
concretos de indígenas, de campesinos, de afrodescendientes y migrantes, de
jóvenes, de habitantes de las ciudades”, apostillan.
13. Más voz, voto y liderazgo de los laicos
“Reconocemos la necesidad de fortalecer y ampliar los
espacios para la participación del laicado, ya sea en la consulta como en la
toma de decisiones, en la vida y en la misión de la Iglesia” (94), defienden
los obispos en aras de “la corresponsabilidad de todos los bautizados”. Es más,
se llega a afirmar que “el obispo pueda confiar, por un mandato de tiempo
determinado, ante la ausencia de sacerdotes en las comunidades, el ejercicio de
la cura pastoral de la misma a una persona no investida de carácter sacerdotal,
que sea miembro de la comunidad” (96). Eso sí, se apostilla a continuación que
“deberán evitarse personalismos y por ello será un cargo rotativo”. Del mismo modo,
se reclama una mayor promoción y mejor formación del diaconado permanente
(104).
En otro punto se reclama que “se confieran ministerios para
hombres y mujeres de forma equitativa” (95).
El texto aprobado llama a respetar la piedad popular de los
pueblos amazónicos, evitando la clericalización, impulsando el papel de los
laicos desde “una catequesis apropiada” (53). Los padres sinodales aprecian
también el desarrollo de “la teología india, una teología de rostros
amazónico”(54).
14. Más inculturación y ecología integral en la formación de
seminaristas y sacerdotes
El Documento final plantea una mayor inculturación y
ecología integral en los programas de formación “de los futuros presbíteros de
las iglesias en la Amazonía (108),que aborde la historia de los pueblos
indígenas, la espiritualidad ecológica, las teologías indias…
15. Promover los sacerdotes indígenas
Los padres sinodales plantean al Papa que es “urgente dar a
la pastoral indígena su lugar específico en la Iglesia” (27), lo que pasa por
“definir, elaborar y adoptar acciones pastorales que permitan desarrollar una
propuesta evangelizadora en medio de las comunidades indígenas”. Así proponen
“una pastoral indígena y de la tierra” con una “especificidad propia” desde
“una opción preferencial por los pueblos indígenas”. En sentido, se subraya la
necesidad de “organismos diocesanos de pastoral indígena”, así como “sacerdotes
y ministros” indígenas.
16. Reforzar la atención educativa y sanitaria de la Iglesia
“donde el Estado no llega”
“La Iglesia asume como tarea importante promover la
educación en salud preventiva y ofrecer asistencia sanitaria en lugares donde
la asistencia del Estado no llega” (58), subraya el Documento.
17. Constituir una red escolar indígena y una Universidad
Católica Amazónica
El texto insta al Papa a incrementar la labor educativa
eclesial, “empoderando a las personas con un sano sentido crítico” (59). Para
hacerlo realidad, dan la idea de “una red escolar de educación bilingüe para la
Amazonía –similar a Fe y Alegría– que articule propuestas educativas que
respondan a las necesidades de las comunidades, respetando, valorando e
integran en ellas la identidad cultural y la lingüística” (62).
Los obispos del Sínodo aterrizan hasta tal punto en el
Documento final que plantean establecer una Universidad Católica Amazónica
“basada en la investigación interdisciplinaria (incluyendo estudios de campo),
en la inculturación y en el diálogo intercultural” (114).
18. Traducir la Biblia a lenguas indígenas con otras
confesiones cristianas
El Documento hace una apuesta por diálogo interreligioso,
pero, sobre todo, por el ecumenismo, o lo que es lo mismo, por tender puentes
entre la Iglesia católica y pentecostales, carismáticos y evangélicos. ¿Cómo?
“La centralidad de la Palabra de Dios en la vida de nuestras comunidades es
factor de unión y diálogo” (24), señala el documento final que propone algunas
medidas: “En torno a la Palabra se pueden dar tantas acciones comunes:
traducciones de la Biblia a lenguas locales, ediciones en conjunto, difusión y
distribución de la Biblia y encuentros entre teólogos y de teólogos y teólogas
católicos y de diferentes confesiones” (24).
19. Crear una red itinerante de misioneros ante las
distancias kilométricas
Ante las enormes dificultades de desplazamiento en la
Amazonía, el Sínodo ha puesto en valor el trabajo de los equipos misioneros
itinerantes que se dedican a la llamada “pastoral de visita”. “Proponemos una
red itinerante que reúna los distintos esfuerzos de los equipos que acompañan y
dinamizan la vida y la fe de las comunidades” (40), se lee en el documento
final, que abran “caminos de incidencia política para la transformación de la
realidad”.
20. Más congregaciones misioneras en el Amazonas
El Documento final también invita a las congregaciones
religiosas “que aún no están involucradas en misiones” a que establezcan “al
menos un frente misionero en cualquiera de los países amazónicos” (40). Fuente: Conferencia Episcopal de Colombia.