25
de octubre 2019
“El voto de los católicos.” Monseñor, Víctor Manuel Ochoa Cadavid - Estamos a
las puertas de un momento muy importante en la vida de nuestra comunidad: Las
elecciones a los cargos de las autoridades locales, aquellos que tienen la
responsabilidad directa del entorno cercano a nuestras comunidades. Seremos
llamados a expresar nuestra elección en los próximos días, y es necesario
entrar a reflexionar sobre la gran responsabilidad que tenemos al escoger a
quienes tienen que cuidar y gestionar los recursos de la comunidad.
Deseo
presentar en estas sencillas reflexiones, algunos elementos para los lectores
de LA VERDAD, que susciten una profunda lectura de esta realidad social que nos
toca. Con las elecciones entramos en el ejercicio de la democracia, el sistema
político que hemos elegido para nuestra expresión como estado; por el voto,
elegimos a algunos que tienen que administrar y buscar el bien de todos.
En
nuestra comunidad, los gobernantes deben buscar el desarrollo humano integral,
un compromiso con las realidades superiores que animan nuestra sociedad, pero
que se concretizan en las necesidades de los hombres y mujeres de nuestra
comunidad. Como ciudadanos, pero también
como cristianos, seguidores de Jesús y de su Evangelio, tenemos que asumir con mucha responsabilidad este momento decisivo.
En
la democracia, algunos son encargados por la comunidad de velar por los
derechos y los deberes de todos. La
democracia es también participación, fortaleciendo formas y modos en los
cuales se lleve a que todos los ciudadanos participen con su aporte, y con el
cumplimiento de las normas y leyes entregando su valioso aporte a la vida del
entorno en el cual vivimos, ayudando a que todos tengan lo necesario y
fundamental para su existencia.
Esa
decisión que tomamos con las elecciones, deben ser libres, garantizando que
este proceso elija a los mejores, a aquellos que por sus valores y capacidades
respondan a todas las necesidades. No debe ser sólo una elección basada en
agrupamiento de ideas o de principios políticos, siguiendo solo una bandera o
una persona. Deben manifestarse principios y elementos superiores en esta
elección, repasando ideas, propuestas, programas de acción y de gobierno. Esta
elección no puede estar marcada por beneficios políticos, por dádivas o cosas
que creen una corrupción de la escogencia que hacen los ciudadanos. Tendríamos
que superar esta forma de buscar la expresión del voto por los miembros de
nuestra comunidad. Debemos extirpar toda forma de pago o de intercambio por el voto,
además de ser un delito, rompe con los altos principios éticos de este delicado
momento de la comunidad.
La
elección de los mejores, es el principio, tener claramente marcada la
verificación que los ciudadanos deben realizar en el tiempo. Los responsables del Gobierno deben rendir
cuentas de forma clara y constante a todos, incluso aquellos que no han votado
por ellos. Algunos principios deben estar siempre presentes: quien administra la realidad de los bienes
públicos tiene que mostrar que su obrar y acción son correctos y responden a la
construcción de un ideal social.
Al
momento de expresar nuestra voluntad en las urnas, debemos tener en cuenta que
la acción de los gobernantes tiene que defender temas y principios que para
nosotros los cristianos son fundamentales:
•
La defensa
de la vida humana (desde su concepción en el primer instante de la
fecundación, hasta el término natural de su fin), esto comporta claramente un
NO al aborto y a la eutanasia, a los experimentos médicos en el campo de la vida
humana.
Ø La defensa de la familia humana (constituida
por un hombre y una mujer, abierta a la vida, con acceso a los bienes
fundamentales para su realización en la vivienda, la justa remuneración, la
educación).
Ø La educación y acceso a los bienes que como
cristianos defendemos en la doctrina social de la Iglesia, la libertad
religiosa y el respeto de los espacios para los que somos creyentes (en todas
las condiciones religiosas y de vida espiritual).
Ø Que todos puedan participar de los
beneficios de la salud, sus desarrollos y medicamentos; comenzando con los más
pobres.
Ø Los gobernantes tienen también que procurar la
ejecución de los recursos públicos con total eficiencia y honestidad,
buscando el bien común en obras que sirvan a todos y no a unos pocos o a
segmentos de una determinada comunidad.
Ø Deben
igualmente garantizar que todos los
miembros de la comunidad reciban los bienes y beneficios sociales,
especialmente los que por razones históricas o los complejos momentos de
nuestra Patria, están excluidos de ellos. Es la búsqueda del ejercicio de la
justicia social (Números 81, 82).
Estos
principios y elementos están muy bien expuestos en el Compendio de la doctrina
social de la Iglesia, publicado por mandato de San Juan Pablo II en 2004
(números 408 y siguientes).
Es
necesaria la participación de todos con una afluencia masiva a las urnas, así
garantizamos que exista verdaderamente una representación de todos en la
elección de nuestros gobernantes. Un
voto necesario, pero que también tiene que ser respetado y acompañado con
gran honestidad por las autoridades responsables de su registro y conteo.
Nuestro
país, Colombia, vive una polarización política desde hace muchos decenios. Es justo que en las elecciones y en la
lectura de las realidades políticas (que comporta la lectura de hechos
económicos, sociales, de derecho y justicia), se garantice el derecho de la
agrupación de ideas y de líneas de acción (partidos políticos), pero debe
tenerse en cuenta también la búsqueda del bien común y de la construcción del
desarrollo humano integral.
Existen
bienes superiores que tenemos que buscar con urgencia: el bien de todos, la
paz, el orden y la adecuada aplicación de las leyes, la reconciliación y la
reparación de los derechos de las víctimas de la violencia, la verdad (en todos
los espacios) para construir sólidamente el futuro. Los discursos y las
palabras del Papa FRANCISCO en su visita apostólica a Colombia, son un precioso
tesoro que tenemos que repasar cada vez más, buscando su profunda enseñanza.
El
servicio político en el Gobierno y la representación que se ejerce, tiene una
importante tarea y horizonte: BUSCAR EL BIEN COMÚN, donde se ayude a
todos. San Juan Pablo II, hablando de
los fieles laicos, nos dio algunas características para este servicio en la
comunidad política: la paciencia, la modestia, la moderación, la caridad, la
generosidad (Carta Apostólica Christifidelis laici, n. 42).
De
frente a nosotros, en nuestra comunidad concreta, tenemos grandes retos y
grandes problemas en el horizonte, no podemos alejarnos de ellos y no tenerlos
en cuenta a la hora de expresar nuestra voluntad en las urnas: la emigración y
retorno de tantos a esta región, la pobreza en nuestras periferias, la falta de
empleo y de oportunidades para muchos, la pérdida de valores cristianos y de
fe, la corrupción, la violencia e irrespeto de la vida humana -don sagrado de
Dios-, la falta de vivienda digna y de oportunidades.
A
la hora de emitir nuestro voto, pensemos en la alta responsabilidad de todos.
Cada voto es importante y necesario, debe ser animado por principios de altos
principios del bien común. Un voto que debe ser animado no por intereses de
parte o por beneficios materiales debe contribuir al beneficio de todos, y al
desarrollo de una comunidad en forma integral. Nos asista Dios, con su Espíritu
Santo en esta elección al expresar nuestra voluntad escogiendo los gobernantes
que necesitamos. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo Diócesis de Cúcuta
(Colombia). Fuente: Conferencia Episcopal de Colombia.