15 de octubre 2019. La hipocresía es lenguaje del diablo. Para
el Obispo de Roma, la medicina para acabar con la hipocresía imperante es
contar “la verdad, ante Dios”, acusarse a sí mismo, decir: “‘¡Mira, Señor, cómo
soy!’, y decirlo con humildad”. Hoy, en la homilía de la Misa en la Casa Santa
Marta, el Santo Padre Francisco ha meditado en torno al pasaje evangélico
(Lucas 11, 37-41) del día, en el que se narra cómo Jesús, invitado a comer en
casa de un fariseo, fue criticado por el mismo porque, antes de ponerse a la
mesa, no había hecho las abluciones (lavatorio de algunas partes del cuerpo)
estipuladas, indica Vatican News.
En torno a esta escena, Francisco remarcó que existe “una actitud que el Señor no tolera:
la hipocresía. Y esto es lo que leemos en el Evangelio. Invitan a Jesús a
comer, pero para juzgarlo, no para hacer amistad” y describir que “la
hipocresía es precisamente presentarse de un modo y ser de otro”.
La hipocresía viene
del diablo
Efectivamente, Jesús no soporta la hipocresía y, por ello,
con frecuencia llama a los fariseos “hipócritas” o “sepulcros blanqueados”.
Pero esto, no supone un insulto por parte de Jesús, “es la verdad”, expuso el
Pontífice. “Desde afuera eres perfecto”,
continuó, “almidonado”, pero “dentro eres otra cosa”. Y alegó que “la actitud
hipócrita nace del gran mentiroso”, esto es “el diablo”, el “gran hipócrita” y
los hipócritas son sus “herederos”
“La hipocresía es el
lenguaje del diablo, es el lenguaje del mal que entra en nuestro corazón y
es sembrado por el diablo. No se puede convivir con gente hipócrita, pero
existe. A Jesús le gusta desenmascarar la hipocresía. Él sabe que será
ciertamente esta actitud hipócrita la que lo llevará a la muerte, porque el hipócrita no piensa si utiliza medios
lícitos o no, va adelante: con la calumnia (…)”, explicó.
Vernos en las
hipocresías
Por otra parte, con respecto a los que sostienen “que no
existe tal hipocresía” en el propio entorno, el Papa indicó que “pensar esto es
un error”: “El lenguaje hipócrita, no diré que sea normal, pero es común, es de
todos los días. El hecho de presentarse de un modo y ser de otro. En la lucha
por el poder, por ejemplo, las envidias, los celos, te hacen parecer con una
forma de ser y desde dentro hay veneno para matar, porque la hipocresía siempre mata, siempre, tarde o temprano mata”, alegó.
Así, con respecto a mostrarnos cómo somos ante Dios como
medio para acabar con la actitud hipócrita, el Papa indicó también: “Debemos aprender a acusarnos a nosotros
mismos: ‘He hecho esto, yo pienso así, malamente…. Tengo envidia, me
gustaría destruir aquello…’, lo que está dentro, lo nuestro, y decirlo ante
Dios. Este es un ejercicio espiritual que no es común, no es habitual, pero
tratamos de hacerlo: acusarnos a nosotros mismos, vernos en el pecado, en las
hipocresías y en la maldad que hay en nuestro corazón (…).
Oración de Pedro
Así, el Pontífice confirmó la importancia de acusarse a uno
mismo y agregó “una cosa tal vez demasiado fuerte, pero es así: un cristiano
que no sabe acusarse a sí mismo no es un buen cristiano y corre el riesgo de
caer en la hipocresía”. Y concluyó recordando la oración de Pedro cuando dijo
al Señor: “Aléjate de mí porque soy un hombre pecador”. “Aprendamos a acusarnos
a nosotros mismos”. Fuente: Zenit. Org. Cita bíblica de la predicación: Lucas
11, 37-41.