11 de diciembre 2018. ENSÉÑALES A VOLAR °°° Monseñor Froilán
Tiberio Casas Ortiz: El hogar marca la vida del hijo: lo bueno, lo malo y lo
feo. No le eches la culpa al vecino por el mal comportamiento de tu hijo, él es
hijo de tu estilo de vida. No vive buscando excusas para “explicar” el fracaso
de tu hijo, recuerda: lo que se hereda
no se hurta, nada es gratuito, todo tiene sus antecedentes. Tú ¿qué
cosechas? Lo que siembras.
Infortunadamente encontramos padres extremistas: permisivos
o alcahuetas. Por favor, ni lo uno, ni lo otro. Veamos esta máxima latina: “In
medio stat virtus” = En el medio está la virtud. Esto equivale al proverbio de
la sabiduría popular -que es tan sabia-; “ni tan cerca que queme al santo ni
tan lejos que no lo alumbre”. En fin, evitar
los extremos, eso se llama el equilibrio de la vida. Lo hemos dicho en más
de una ocasión, de padres proteccionistas,
hijos enclenques en su voluntad; de padres autoritarios, hijos déspotas y crueles en sus relaciones
sociales, laborales y familiares.
La tarea más
importante de un ser humano está con su familia. Cuántas personas no tienen
tiempo para sus hijos, para su cónyuge: el trabajo, los negocios, los absorben
y al final de la vida, ¿quién estará a tu lado? ¡Cuántos hijos son criados sin amor!
Llenos de muchos artefactos. Claro, los padres quieren cubrir su ausencia,
complaciendo a sus hijos en todos sus caprichos y no se dan cuenta el terrible
mal que les hacen. Como decía Paulo Coelho: “Cuando Dios quiere enloquecer a alguien, lo complace en todo”.
Esos niños voluntariosos, malcriados, exigentes, provienen de hogares
permisivos en donde no existen reglas, cada uno se forja la suya. Esos niños y
jóvenes son insoportables, no se soportan ni ellos mismos, resultan unos
desadaptados sociales. Hay que
enseñarlos a carecer para que valoren las cosas. Enséñales a lograr el
éxito con sacrificio y esfuerzo; enséñales a valorar a los demás, como dice el
poema Desiderata: “Escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante, también
ellos tienen su propia historia”.
Por favor, no
menosprecies a nadie, tus logros no son solo fruto de tu propio trabajo,
detrás de tus éxitos hay muchas personas, descúbrelas, sé agradecido. No le enseñes a tus hijos qué pueden
comprar con el dinero, enséñales qué no pueden comprar con el dinero. No
seas esclavo del dinero, no permitas que el dinero te maneje, maneja tú al
dinero, sé dueño de tus propios actos, no le eches la culpa de tus errores a
los demás, ten humildad y descubrirás la grandeza de tu alma. Tu prepotencia y
autosuficiencia te distancian de los demás. Suma no resta. + Froilán Tiberio
Casas Ortiz, obispo diócesis de Neiva. En Colombia.