2 de diciembre 2018. San Pedro y San Andrés, bajo la mirada
de Jesús. Autor: Padre Jorge Bustamante. Director Departamentos de doctrina y
Promoción de la Unidad y del Diálogo. Conferencia Episcopal de Colombia. El
relato bíblico nos habla de dos hermanos bajo la mirada de Jesús, a quienes
llamó a ser “pescadores de hombres”, y ellos con entrega total lo siguieron,
esto según el relato del Evangelista san Marcos (Cf. Mc 1, 16-18); si vamos al
relato de san Juan, la experiencia del encuentro con Jesús es un poco
diferente; Andrés es uno de los dos discípulos que escucha a Juan Bautista
decir de Jesús “He ahí el Cordero de Dios” y ellos decidieron ir tras de Jesús;
Andrés contará su experiencia a su hermano Simón, a quien le dice: “Hemos
encontrado al Mesías”. De una u otra forma, los dos hermanos conocen y se
sienten atraídos por la llamada de Jesús de Nazaret, a quien se dedican de
manera total.
La historia de la Iglesia se ha visto marcada por la
presencia de estos dos apóstoles. La Iglesia Católica de Roma considera a san
Pedro su primer Papa y patrono de la misma, de quien es sucesor el Pontífice,
en la actualidad el papa Francisco; mientras que la Iglesia Ortodoxa, ve en san
Andrés, hermano de Pedro, su patrono y primer Obispo de Bizancio
(Constantinopla), que se prolonga en el Patriarca Ecuménico de Constantinopla,
hoy su Beatitud Patriarca Bartolomé I.
Desde hace unos años existe la hermosa tradición del
intercambio de Delegaciones, saludos y presentes con motivo de las fiestas de
estos dos santos, el 29 de Junio con motivo de la fiesta de San Pedro, el
Patriarcado de Constantinopla envía una Delegación a saludar al sucesor de
Pedro y su Iglesia, lo mismo acontece el 30 de noviembre en la fiesta de san
Andrés, la Iglesia Católica de Roma envía su Delegación y saludo al Patriarca
de Constantinopla y a toda la Iglesia Ortodoxa.
Hoy el Papa Francisco siguiendo la tradición envió su saludo
respectivo, en el que remarcó, “Con la ayuda de Dios, a través del encuentro y
el diálogo en nuestro camino juntos durante los últimos cincuenta años, ya
experimentamos estar en comunión, a pesar de que todavía no sea plena y
completa”… así mismo invita a buscar la unidad, porque “Unidos, damos una respuesta más efectiva a
las necesidades de tantos hombres y mujeres de nuestro tiempo, especialmente
aquellos que sufren de pobreza, hambre, enfermedades y guerra”.
A continuación el mensaje del Papa Francisco °°°
Mensaje del santo padre Francisco a su santidad Bartolomé I,
patriarca ecuménico con ocasión de la festividad de san Andrés
A Su Santidad Bartolomé
Arzobispo de Constantinopla
Patriarca ecuménico
Con especial alegría, en la fiesta de San Andrés Apóstol,
Patrono del Patriarcado Ecuménico, transmito mis sentimientos de profundo
afecto, junto con la seguridad de mis oraciones por Su Santidad, querido
hermano en Cristo y por la Iglesia confiada por nuestro Señor a vuestro cuidado
pastoral. También extiendo cordiales saludos a los miembros del Santo Sínodo
del Patriarcado Ecuménico, al clero, a los monjes y monjas, y a todos los
fieles reunidos en la Iglesia Patriarcal de San Jorge para la solemne celebración
en honor de San Andrés, el primer llamado y hermano de San Pedro.
El intercambio de delegaciones entre la Iglesia de Roma y la
Iglesia de Constantinopla, con motivo de sus respectivos días de fiesta, se ha
convertido en una gozosa costumbre a lo largo de los años y expresa el vínculo
profundo que une a nuestras dos sedes. Aunque los siglos de malentendidos
mutuos, las diferencias y el silencio podrían haber comprometido esta relación,
el Espíritu Santo, Espíritu de unidad, nos ha permitido recomenzar un diálogo
fraternal. Un diálogo que fue reanudado definitivamente por nuestros venerables
predecesores, el Patriarca Atenágoras y el Papa San Pablo VI, y nos ha
permitido redescubrir los lazos de comunión que siempre han existido entre
nosotros.
Nuestras Iglesias han salvaguardado la tradición apostólica
con gran cuidado, junto con las enseñanzas de los primeros Concilios Ecuménicos
y de los Padres de la Iglesia, a pesar de las diferencias desarrolladas en las
tradiciones locales y en las formulaciones teológicas, que deben ser
comprendidas y aclaradas con mayor profundidad. Al mismo tiempo, ambas
Iglesias, con un sentido de responsabilidad hacia el mundo, han sentido esa
llamada urgente, que atañe a cada uno de nosotros que hemos sido bautizados, a
proclamar el Evangelio a todos los hombres y mujeres. Por esta razón, hoy podemos trabajar juntos en la
búsqueda de la paz entre los pueblos, por la abolición de todas las formas de
esclavitud, por el respeto y la dignidad de todo ser humano y por el cuidado de
la creación. Con la ayuda de Dios, a través del encuentro y el diálogo en
nuestro camino juntos durante los últimos cincuenta años, ya experimentamos
estar en comunión, a pesar de que todavía no sea plena y completa.
La búsqueda del restablecimiento de la comunión plena es
ante todo una respuesta a la voluntad de nuestro Señor Jesucristo, quien en la
víspera de su Pasión oró para que sus discípulos “sean todos uno” (Jn 17, 21).
Unidos, damos una respuesta más efectiva a las necesidades de tantos hombres y
mujeres de nuestro tiempo, especialmente aquellos que sufren de pobreza,
hambre, enfermedades y guerra. Aquí expresaría mi profunda gratitud a Su
Santidad por su presencia en la Jornada de Oración y Reflexión por la paz en
Oriente Medio, celebrada el pasado 7 de julio en Bari, a la que asistieron los
Jefes de las Iglesias, o sus representantes, de esa zona tan problemática. Es
una fuente de gran consuelo compartir con Su Santidad las mismas preocupaciones
por la trágica situación de nuestros hermanos y hermanas en la región.
En un mundo herido por el conflicto, la unidad de los
cristianos es un signo de esperanza que debe irradiar de manera más visible.
Con esto en mente, también le aseguro a Su Santidad mi oración para que Dios,
fuente de reconciliación y paz, nos conceda a los cristianos "tener todos unos mismos sentimientos, ser
compasivos, amarnos como hermanos" (1P 3, 8). Dios nos ha llamado para
esto, para que podamos "heredar la bendición" (1P 3, 9).
Confiando en la intercesión de nuestros patronos, San Pedro
y San Andrés, le aseguro a Usted y a todos los fieles del Patriarcado Ecuménico
mis renovados y mejores deseos, en nombre de toda la Iglesia Católica. Con
sentimientos de profunda estima y afecto fraterno, confiando también en sus
propias oraciones, intercambio con Su Santidad un abrazo de paz en Cristo
nuestro Señor.