Evangelio para el domingo 30 de
diciembre 2018. °°° “Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos,
según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor.
Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea,
a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, llenándose de
sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.” (Lucas 2, 22. 39-40). La familia de Nazaret es la mejor escuela para
entender cómo funciona un hogar, bajo la gracia de Dios.
¿Cómo se organiza?. ¿Cómo
sus miembros viven su propia realidad en la armonía del amor, del
entendimiento, de la comprensión, de la tarea que se le ha encomendado a cada
persona? El apóstol san Pablo,
recomienda a los fieles de Colosa, las reglas para vivir en comunidad, en
familia: “revístanse de sentimientos de compasión, de benevolencia, de
humildad, de mansedumbre y de paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y
perdónense siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. Como el Señor
los perdonó, hagan ustedes lo mismo con los demás y por encima de todo esto,
revístanse del amor, que crea la unidad perfecta.” (Colosenses 3,12-14).
El niño Jesús, es un excelente y
perfecto modelo de un hijo: Se distingue por su obediencia, por el amor a sus
padres, actúa de manera autónoma pero no por desobediencia e irresponsabilidad
de adolescente, sino por fidelidad a su conciencia de Hijo de Dios. San José,
logra el modelo ideal del esposo y del padre. Es una persona justa, escucha y
obedece la Palabra de Dios, persevera en su responsabilidad de padre: “San José
°°° hizo como el ángel del Señor, le había mandado, y tomó consigo a su mujer”
(Mateo 1,24). La Santísima virgen María, prototipo de mujer creyente, fiel,
asume su misión con el estandarte de hacer la voluntad de Dios. Educa a su
hijo, según la ley de Dios. Es la mujer de la oración, del silencio, de aquella
que sabe guardar todas sus cosas en el corazón.
El Papa Francisco piensa que la
fuerza de la familia, reside esencialmente en su capacidad de amar y enseñar a
amar. °°° por muy herida que pueda estar una familia, esta puede crecer y ser
una gran familia, gracias al amor.
(Amoris Laetitia, 53). La vida familiar debe tener como fundamento el
amor; pues el amor es vínculo de perfección. Muchos ideales que nos
proponemos inician en el amor, necesitan del amor, se sostienen con el amor, y
abren perspectivas desde el amor. Sin el amor se pierde la armonía entre
hombres y mujeres, entre padres e hijos. Sin amor, se cometen tantas
injusticias y se lastima profundamente el alma de los demás. El amor define la
calidad de vida de cada persona. Cuida
tu salud: “El amor en familia, funciona más en las obras, que en las palabras”.
Padre,
Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.