10 de febrero 2019. ¿Por qué ir a misa el domingo?. Esta
segunda catequesis mistagógica sobre la Eucaristía, quiere responder a esa
pregunta que muchos católicos se hacen: ¿Por qué ir a misa el domingo?. Autor: Padre, Héctor Giovanni Sandoval Moreno.
Delegado para la liturgia. Arquidiócesis de Ibagué. Nosotros cristianos vamos a
misa el domingo para encontrar al Señor resucitado, o mejor, para dejarnos
encontrar por Él, escuchar su palabra, alimentarnos en su mesa y así
convertirnos en Iglesia, es decir, en su Cuerpo místico viviente en el mundo.
Algunas sociedades han perdido el sentido cristiano del domingo
iluminado por la eucaristía. En estos contextos es necesario reanimar esta
conciencia, para recuperar el significado de la fiesta, el significado de la
alegría, de la comunidad parroquial, de la solidaridad, del reposo que restaura
el alma y el cuerpo. De todos estos valores la eucaristía es la maestra,
domingo tras domingo. Por eso, el Concilio Vaticano II quiso reafirmar que «el
domingo es el día de fiesta primordial que debe ser propuesto e inculcado en la
piedad de los fieles, de modo que se convierta también en día de alegría y
abstención del trabajo» (Constitución Sacrosanctum Concilium, 106)
Sin Cristo estamos condenados a estar dominados por el
cansancio de lo cotidiano, con sus preocupaciones y por el miedo al mañana. El
encuentro dominical con el Señor nos da la fuerza para vivir el hoy con
confianza y coraje y para ir adelante con esperanza. Por eso, nosotros
cristianos vamos a encontrar al Señor el domingo en la celebración eucarística.
La comunión eucarística con Jesús, Resucitado y Vivo para
siempre, anticipa el domingo sin atardecer, cuando ya no haya fatiga ni dolor,
ni luto, ni lágrimas sino solo la alegría de vivir plenamente y para siempre
con el Señor. También de este reposo nos habla la misa del domingo,
enseñándonos, en el fluir de la semana, a confiarnos a las manos del Padre que
está en los cielos.
¿Qué podemos responder a quien dice que no hay que ir a
misa, ni siquiera el domingo, porque lo importante es vivir bien y amar al
prójimo? Es cierto que la calidad de la vida cristiana se mide por la capacidad
de amar, como dijo Jesús: «En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si
os tenéis amor los unos a los otros» (Juan 13, 35); ¿Pero cómo podemos
practicar el Evangelio sin sacar la energía necesaria para hacerlo, un domingo después
de otro, en la fuente inagotable de la eucaristía? No vamos a misa para dar
algo a Dios, sino para recibir de Él aquello de lo que realmente tenemos
necesidad.
Lo recuerda esta bella oración de la Iglesia: «Pues, aunque
no necesitas nuestra alabanza ni nuestras bendiciones te enriquecen, Tú
inspiras y haces tuya nuestra acción de gracias, para que nos sirva de
salvación» (Misal Romano, Prefacio común IV).
En conclusión, ¿por qué ir a misa el domingo? No es
suficiente responder que es un precepto de la Iglesia; esto ayuda a preservar
su valor, pero solo no es suficiente. Nosotros cristianos tenemos necesidad de
participar en la misa dominical porque solo con la gracia de Jesús, con su
presencia viva en nosotros y entre nosotros, podemos poner en práctica su
mandamiento y así ser sus testigos creíbles. Comisión arquidiocesana de
liturgia