Evangelio domingo 12 de enero 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Él os bautizará en Espíritu Santo y
fuego. En un bautismo general Jesús también se bautizó. Y mientras oraba, se
abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una
voz del cielo: Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.” Lucas 3, 15-16.
21-22.
Los
católicos sabemos y entendemos que los sacramentos son de la Iglesia, existen
por la Iglesia y son para la Iglesia. Jesucristo regaló a la iglesia
católica ese precioso don. Todos los sacramentos son instituidos por
Jesucristo. La misma Iglesia es sacramento de salvación. (cfr. Catecismo
1117-1118). A Jesucristo se le ocurrió la idea de enviar a sus discípulos, a
proclamar su Palabra para el perdón de los pecados. (Lucas 24, 47).
Quienes van recibiendo el sacramento del
bautismo, se van convirtiendo en evangelizadores, porque el sacramento es preparado por la
Palabra de Dios y por la fe que es consentimiento a esta Palabra. (cfr.
Catecismo, 1122).
Los
sacramentos están ordenados para la santificación de las personas, para la
edificación del cuerpo de Cristo, para dar culto a Dios. (cfr. Catecismo,
1123). Jesucristo es el modelo perfecto de una vida sacramental. El Hijo de Dios asume el bautismo:
“Nuestro Señor se sometió voluntariamente al Bautismo de San Juan el Bautista,
destinado a los pecadores, para "cumplir toda justicia" (Mateo 3, 15).
Este gesto de Jesús es una manifestación de su "anonadamiento"
(Filipenses 2, 7).
El
mismo Salvador del mundo, confiere esa misión precisamente a los apóstoles:
Bautizar en nombre de la Trinidad. (Mateo 28, 19-20). El Maestro abre a
todos los hombres, las fuentes del bautismo: “En efecto, había hablado ya de su
pasión que iba a sufrir en Jerusalén como de un "Bautismo" con que
debía ser bautizado (Mc 10,38). Jesucristo, entra en comunión con el bautismo
de Juan, lo recibe y lo lleva a su máxima expresión.
Los apóstoles y los primeros
cristianos estaban conscientes de que el
bautismo de Jesús era distinto al de Juan el Bautista, era un mandato del
Señor resucitado, y cuando comenzaron la predicación del Evangelio bautizaban a
todos los que creían en Jesucristo.
El bautismo
cristiano significa, sobre todo, un nuevo nacimiento, una nueva vida. Jesús
dijo: «Si no renaces del agua y del Espíritu Santo, no puedes entrar en el
Reino de los cielos» (Juan 3, 5).”
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