12 de mayo 2019. Durante el rezo del Ángelus Regina Coeli,
este domingo en que se celebra la Jornada Mundial de Oración por las
Vocaciones, el Papa Francisco invitó a reflexionar sobre la figura de Jesús
como Buen Pastor. En este sentido, recordó las palabras del Evangelio de San
Juan: “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen. Yo les doy
vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano”. De esa
frase, el Santo Padre destacó tres acciones que explican la obra de Jesús: “Él habla, conoce, da la vida eterna,
custodia”.
“El Buen Pastor, Jesús, está atento a cada uno de nosotros,
nos busca y nos ama, dirigiéndonos su Palabra, conociendo en profundidad
nuestro corazón, nuestros deseos y nuestras esperanzas, como también nuestros
errores y nuestras decepciones”, explicó Francisco.
Además, “nos acoge y nos ama como somos, con nuestros
méritos y nuestros defectos. Por cada uno de nosotros Él da la vida eterna: nos
ofrece la posibilidad de vivir una vida plena, sin fin. También nos custodia y
nos guía con amor, ayudándonos a atravesar los senderos inaccesibles y las
rutas a veces peligrosas que se nos presenta en el camino de la vida”.
Las acciones del Buen Pastor, “escuchan mi voz”, “me siguen”,
son acciones “que muestra de qué modo debemos corresponder a la actitud dócil y
premurosa del Señor. Escuchar y reconocer su voz, de hecho, implica intimidad
con Él, que se consolida en la oración, en el encuentro corazón a corazón con
el divino Maestro y Pastor de nuestras almas”. “Esta intimidad refuerza en
nosotros el deseo de seguirlo, saliendo del laberinto de recorridos erróneos,
abandonando los comportamientos egoístas para encaminarse sobre caminos nuevos
de fraternidad y de entrega de nosotros mismos, a imitación de Él”.
El Papa insistió: “No
olvidemos que Jesús es el único Pastor
que nos habla, que nos conoce, que nos da la vida eterna y que nos custodia. Nosotros somos su rebaño y sólo debemos
esforzarnos en escuchar su voz, mientras con amor Él escruta la sinceridad de
nuestros corazones”. “Con esta continua intimidad con nuestro Pastor, surge la
alegría de seguirlo dejándose conducir a la plenitud de la vida eterna. Esta
vida eterna está ya presente en nuestra existencia terrena, pero se manifestará
plenamente después de la muerte, introduciéndonos en la felicidad sin fin, en
comunión con Dios y con todas las personas que se han dejado conducir por Él”,
concluyó el Pontífice su reflexión previa al rezo del Ángelus. Fuente:
Aciprensa. Redacción.