Solo
Dios nos puede dar la verdadera felicidad. Evangelio para el domingo 8 de marzo
2020. « Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los
llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro
resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se
les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.” Mateo 17, 1-9.
Dice
el hermeneuta bíblico: “La agonía y la transfiguración. El bautismo y la
transfiguración. La tesis y la antítesis se funden y se transparentan. No es
posible encontrar un episodio de la vida de Jesús que sea sólo cruz o sólo
gloria. Todos sus pasos llevan el sello de esa ambivalencia que llegará al
extremo en el instante final de su vida, de supremo anonadamiento y
exaltación.” Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué.
La
transfiguración es una muestra perfecta de la pedagogía de Dios para que cada
uno de nosotros podamos entender, la divinidad de Cristo. Parece ilógico hablar
de este tema en medio de personas creyentes. Se supone que nuestra fe proclama
que Cristo es Dios y es hombre. Es Dios porque es la Palabra del Padre
encarnada y es hombre porque se identificó en todo con el hombre, entró en el
mundo de los humanos y le enseñó a hombres y mujeres a entender la vida plena
desde la divinidad pero encarnada en la humanidad. Se identificó en todo, menos
en el pecado. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre,
obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen
María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejante en todo a
nosotros, excepto en el pecado" (Vaticano II. Gaudium et Spes, 22). (cf.
Hebreos 4,15).
Al
salvador del mundo, le interesaba mucho que sus seguidores supieran que era
necesario que él padeciera antes de entrar en su gloria, conforme lo habían
anunciado los profetas: Si ese era el presupuesto divino, por qué razón los
discípulos no lo entendían. “"Qué torpes son y qué tardos para creer lo
que dijeron los profetas” (Lucas 24,25). El misterio de la pasión de Cristo, se
puede entender desde su Transfiguración. El Papa Francisco aclaraba que: “Si
antes de la Pasión no se nos hubiera mostrado la transfiguración con la
declaración por parte de Dios, ‘Este es mi hijo amado’, la Resurrección y el
misterio pascual de Jesús no habría sido fácilmente comprensible en toda su
profundidad.” Transformarse es darse
totalmente; transfigurarse es poder mostrar la parte tierna y delicada que
imprimió Dios en cada uno de nosotros, Aquel que nos creó. El Hijo de Dios transformó el corazón de
Pedro, Santiago y Juan. Un creyente con buena experiencia y una profunda fe en
la oración es capaz de cambiar cualquier realidad. Cuida tu salud: Jesucristo y
su Palabra, deberían ser el criterio de nuestra vida.