15 de marzo 2020. El Papa Francisco afirmó que “el Señor
siempre quiere el diálogo con transparencia, sin esconder las cosas”. Así lo
explicó durante la Misa celebrada este domingo en Casa Santa Marta.
Ese diálogo con el Señor, explicó el Pontífice, debe ser
“sin dobles intenciones. Soy así, y así hablo con el Señor, como soy. Con mi
verdad”.
Como ejemplo, expuso el episodio evangélico del encuentro
entre Jesús y la mujer samaritana, “una pecadora”. Se trata de “un diálogo
histórico, no es una parábola, esto sucedió”.
En ese diálogo, Jesús,
por primera vez en el Evangelio, “declara su identidad”. La declara “a una
pecadora que tuvo la valentía de decirle la verdad: ‘Estos que he tenido no
eran mis maridos’. Y luego, con el mismo argumento, acudió a anunciar a Jesús.
‘Venid, tal vez sea el Mesías porque me ha dicho todo lo que he hecho’”.
“No va con argumentos teológicos. No quería, quizás, en el
diálogo con Jesús discutir que si ‘este monte o aquel otro’”, porque los
samaritanos no adoraban a Dios en el monte de Jerusalén, sino que tenían su
propio monte donde adorar al Señor.
En definitiva, la samaritana “va con su verdad. Y su verdad es aquello que la santifica, que
la justifica, es lo que el Señor usa, su verdad, para anunciar el
Evangelio. No se puede ser discípulo de Jesús sin la propia verdad, aquello que
somos”.
“No se puede ser discípulo de Jesús solo con las
argumentaciones, ‘si este monte si aquel otro’. Esta mujer tuvo la valentía de
dialogar con Jesús, porque estos dos pueblos no dialogaban entre ellos. Tuvo la
valentía de interesarse por la propuesta de Jesús, de aquella agua”, el agua
viva de la que habla Jesús.
La samaritana “tuvo
la valentía de confesar sus debilidades, sus pecados. Incluso, la valentía
de usar su propia historia como garantía de que aquel era un profeta. ‘Me ha
dicho todo lo que he hecho’”.
El Papa insistió en que “desde mi verdad, con la fuerza del
Espíritu Santo, encuentro la verdad, que el Señor es el Salvador, quien vino
para salvarme y salvarte. Este diálogo así de transparente entre Jesús y la
mujer, termina con aquella confesión de la realidad mesiánica de Jesús y la
conversión de aquel pueblo”.
Por último, el Santo Padre finalizó su homilía pidiendo “que el Señor nos de la gracia de rezar
siempre con la verdad. De dirigirse al Señor con mí verdad, no con la
verdad de los demás. No con la verdad destilada en argumentaciones. ‘Es verdad.
He tenido siete maridos’. Esa es mi verdad”. Evangelio comentado por el Papa
Francisco: Juan 4, 5-42 Fuente: Aciprensa. Redacción.