13 de febrero 2018. El Papa Francisco denunció que, además
de las redes criminales, el origen de la trata de personas se encuentra en el
egoísmo de una sociedad hipócrita en la que muchos hombres “están dispuestos a
pagar por su placer”. El Pontífice recibió en la Sala Clementina del Palacio
Apostólico del Vaticano, a los participantes en la Jornada Mundial de Reflexión
contra la Trata de Personas, y respondió a algunas preguntas que le plantearon
los jóvenes.
En sus respuestas, el Papa señaló que “seguramente, en el
tema de la trata de personas, hay mucha ignorancia. Pero en ocasiones parece
que también hay poca voluntad de comprender el alcance del problema”. Señaló
que eso es debido a que “toca de cerca nuestras conciencias, porque es
escabroso y porque provoca vergüenza”. Luego están los que “conociéndolo, no
quieren hablar porque se encuentran en la cúspide del ‘hilo de consumo’ como
consumidores de ‘servicios’ que se ofrecen en la calle o en internet”. Por
último, están los que no quieren que se habla de este tema “porque se
encuentran implicados directamente en las organizaciones criminales que
obtienen grandes beneficios de la trata”.Frente a esta situación, Francisco
afirmó que “el trabajo de sensibilización debe comenzar en casa, por parte de
nosotros mismos, porque sólo así seremos capaces de concienciar a nuestras
comunidades”.
Promover la cultura del encuentro
En la respuesta a otra pregunta, el Papa recordó que “los
jóvenes ocupan una posición privilegiada para encontrarse con supervivientes de
la trata de seres humanos”. “Acudid a vuestras parroquias, a una asociación
cercana a casa, encontraos con las personas, escuchadlas”, sugirió. En este
sentido, les animó a no tener miedo: “El encuentro con el otro produce,
naturalmente, un cambio, pero no hay que tener miedo a ese cambio. Siempre será
para mejor”. Además, afirmó que “la Iglesia debe promover y crear espacios de
encuentro. Por este motivo, he pedido que se abran las parroquias a la
acogida”. “También las redes sociales representan, principalmente para los
jóvenes, una oportunidad de encuentro que puede presentarse sin límites:
internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad
entre todos, y eso es algo bueno, es un don de Dios”.
Falsas promesas
Un joven migrante preguntó al Papa cómo se puede ayudar a
los jóvenes que deciden emigrar para que no caigan en manos de los traficantes
de personas, engañados con falsas promesas. El Pontífice lamentó que, en
ocasiones, “muchos jóvenes, víctimas de las redes criminales, han sido primero
abandonados por sus familias, considerados como descartados por la sociedad.
Por lo tanto, muchos fueron empujados a las redes de la trata por sus mismos
parientes, por aquellos a los que consideraban amigos”.
También aquí “la educación se revela importante”, aseguró
Francisco. “Es un instrumento de protección contra la trata que ayuda a
identificar los peligros. Un sano ambiente educativo, como un sano ambiente
parroquial, permite a los jóvenes denunciar a los traficantes sin vergüenza y a
convertirse en portadores de mensajes justos a otros jóvenes, con el fin de que
no terminen cayendo en las redes”.
Desarrollo humano integral
Como solución al problema de la trata, el Papa Francisco
propuso “crear las condiciones necesarias para un desarrollo humano integral,
comenzando con instrucciones de calidad desde la primera infancia, creando
sucesivamente oportunidades de crecimiento mediante el empleo. Estas dos
modalidades de crecimiento, en las diferentes fases de la vida, representan los
antídotos ante la vulnerabilidad y la trata”. “Una estrategia que comprenda un
mayor conocimiento del tema de la trata a partir de una terminología clara y de
unos testimonios concretos de los protagonistas, también pueden ser ciertamente
de ayuda”, aseguró el Papa. Además, recordó que las redes criminales encuentran
su terreno abonado en las sociedades, donde se ha impuesto la cultura del
descarte. “Dejadme decir que, si hay tantas jóvenes víctimas de la trata que
terminan en las calles de nuestras ciudades es porque muchos hombres, jóvenes,
de mediana edad, ancianos, reclaman esos servicios y están dispuestos a pagar
por su placer”, advirtió. “Ahora me pregunto: ¿son realmente los traficantes la
causa principal de la trata? Yo creo que la causa principal de la trata es el
egoísmo sin escrúpulos de tantas personas hipócritas de nuestro mundo”.
Sínodo sobre los jóvenes
En sus respuestas, el Papa también habló del próximo Sínodo
sobre los jóvenes, y afirmó que “es un gran deseo mío que los jóvenes que
representan a las periferias sean protagonistas de este Sínodo. Espero que
puedan ver el Sínodo como un lugar para lanzar un mensaje a los gobernantes de
los países de origen y llegada, para reclamar protección y ayuda”.