23 de febrero de 2018

CAMBIAMOS, CUANDO ENCONTRAMOS EL VERDADERO ROSTRO DE DIOS


Evangelio para el domingo 25 de febrero 2018. -«°°° Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: Maestro, qué bien se está aquí, vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Estaban asustados, y no sabía lo que decía.” °°° (Marcos 9, 2-10).  Se combina perfectamente el acontecimiento de la transfiguración del Señor con el motivo del seguimiento de Jesús.  La transfiguración del Maestro muestra el rostro de Dios ante la humanidad.  Elige a pocos para este gran momento: Pedro, Santiago y Juan; completa el evento con el recuerdo de Moisés y de Elías. Se unen varias realidades en un solo conjunto. El verdadero rostro de Dios renovador y liberador en contraste con la ley y los profetas que llegan a su plenitud nos propone el culmen de nuestra fe, encontrarnos cara a cara con Dios. Las dos grandes autoridades de la Antigua Alianza dialogan con el Hijo de Dios, se unen la ley y los profetas, (cf. Éxodo 34, 29-35). Jesucristo es el único que tiene la llave para interpretar historia de la salvación del mundo. 


A Jesús hay que aceptarlo como Dios para poderlo comprender como Él realmente es, un Dios; no es lo que la humanidad ha pretendido encontrar en Él: Un revolucionario, un gran didacta, un pedagogo insuperable, un hombre que aventajó la historia de los demás hombres, un verbo, un sustantivo, una doctrina increíble.  La divinidad de Jesús, no se manifiesta en un ambiente de poder, de fuerza, de dejar atrás como superado sus contendientes. Sino que el rostro de Dios es una cara amable, tierna, amorosa, plena de luz, cambia el horizonte de cualquier vida desviada por la tentación y el materialismo presente.  Dios descargó todo su amor y misericordia en la transfiguración de su propio Hijo.  Mostró a los apóstoles qué es lo que había detrás de ese gran hombre, de ese inmenso predicador, de ese Maestro de maestros.  La reacción no se hace esperar: Pedro, como siempre, atento a todo lo que sucede; dice a su Maestro: “Rabbí, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”.  La gente cambia cuando logra encontrar el sentido de Dios en sus vidas; la gente cambia porque descubre el rostro de Dios en los rostros de la gente amable, dulce, tierna, sencilla, humilde; La gente cambia porque se propone expresar el rostro divino en su propia vida; a eso me atrevo a llamarle la transfiguración del cristianismo. El Papa Francisco propone un elemento significativo: “El encuentro con Dios en la oración nos impulsa nuevamente a bajar de la montaña y a volver hacia la llanura para encontrarnos con los más necesitados °°°”.  Cuida tu salud:  La cara amable generosa muestra el rostro de Dios. Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.