21 de febrero 2018. Respuestas del Papa Francisco a
preguntas de niños rumanos de un orfanato. Queridos muchachos, queridos
hermanos y hermanas: Os doy las gracias
por este encuentro y por la confianza con que me habéis hecho vuestras pregunta, en las
que se siente la realidad de vuestra vida.
Tengo vuestras preguntas aquí y ya las había leído. Pero
antes de responder, me gustaría dar las gracias al Señor por vosotros, porque
estáis aquí,
porque Él, con la colaboración de muchos amigos, os ha ayudado a avanzar y a crecer. Y juntos recordamos a tantos niños y jóvenes que se fueron al cielo: oramos por ellos y rezamos por aquellos que viven en situaciones de gran dificultad, en Rumania y en otros países del mundo. Confiamos a Dios y a la Virgen Madre a todos los niños y niñas, a los chicos y chicas que sufren por las enfermedades, las guerras y las esclavitudes de hoy.
porque Él, con la colaboración de muchos amigos, os ha ayudado a avanzar y a crecer. Y juntos recordamos a tantos niños y jóvenes que se fueron al cielo: oramos por ellos y rezamos por aquellos que viven en situaciones de gran dificultad, en Rumania y en otros países del mundo. Confiamos a Dios y a la Virgen Madre a todos los niños y niñas, a los chicos y chicas que sufren por las enfermedades, las guerras y las esclavitudes de hoy.
Y ahora me gustaría responder a vuestras preguntas. Lo haré
como pueda, porque nunca puedes responder completamente una pregunta que sale
del corazón. En estas preguntas, la frase que más utilizáis es “¿por qué?”: Hay
muchos “¿por qué?”. A algunos de estos “¿por qué?” puedo dar una respuesta, a
otros no; solo Dios puede darla. En la vida hay muchos “¿por qué?” a los que no
podemos responder. Solo podemos mirar, sentir, sufrir y llorar.
Primera pregunta: ¿Por qué la vida es tan difícil y entre
nosotros, que somos amigos, a menudo nos peleamos? ¿Y nos engañamos ? Vosotros,
los sacerdotes nos decís que vayamos a la iglesia, pero apenas salimos nos
equivocamos y cometemos pecados. Entonces, ¿por qué entré en la Iglesia? Si
considero que Dios está en mi alma, ¿por qué es importante ir a la iglesia?
Papa Francisco: Tus “¿por qué?” tienen una respuesta: es el
pecado, el egoísmo humano: por eso, como dices, -“a menudo peleamos”-, “nos
hacemos daños, nos engañamos”. Tú mismo lo has reconocido: incluso si vamos a
la iglesia, volvemos a equivocarnos, seguimos siendo pecadores. Entonces, con
razón te preguntas: ¿de qué sirve ir a la iglesia? Sirve para ponernos frente a
Dios tal como somos, sin “maquillarnos”, tal como estamos ante Dios, sin
maquillaje. Para decir: “Aquí estoy, Señor, soy un pecador y te pido perdón”.
Ten piedad de mí “. Si voy a la iglesia para fingir que soy una buena persona,
no me sirve. Si voy a la iglesia porque me gusta escuchar música o porque me
siento bien, no sirve. Sirve si al principio, cuando entro en la iglesia, puedo
decir: “Aquí estoy, Señor. Tú me amas y yo soy un pecador. Ten piedad de
nosotros”. Jesús nos dice que si hacemos esto, regresamos a casa perdonados.
Acariciados por Él, más amados por Él, sintiendo esta caricia, este amor.
Entonces, lentamente, Dios transforma nuestro corazón con su misericordia y
también transforma nuestra vida. No somos siempre iguales, nos están
“trabajando”. Dios nos trabaja el corazón, es Él, y somos trabajados como barro
en las manos del alfarero; y el amor de Dios toma el lugar de nuestro egoísmo.
Por eso creo que es importante ir a la iglesia: No solo mirar a Dios,
dejándonos mirar por Él. Esto es lo que pienso. Gracias.
Segunda pregunta: ¿Por qué hay padres que aman a los niños
sanos y en cambio no quieren a los que
están enfermos o tienen problemas?
Papa Francisco: Tu pregunta es sobre los padres, su actitud
hacia los niños sanos y hacia los que están enfermos. Te diría esto: frente a
las fragilidades de los demás, como las enfermedades, hay algunos adultos que
son más débiles, no tienen la fuerza de soportar las fragilidades. Y esto
porque ellos mismos son frágiles. Si tengo una piedra grande, no puedo apoyarla
en una caja de cartón, porque la piedra aplasta el cartón. Hay padres que son
frágiles. No tengáis miedo de decir esto, de pensar esto. Hay padres que son
frágiles, porque siempre son hombres y mujeres con sus límites, sus pecados y
la fragilidad que llevan dentro, y tal vez no hayan tenido la buena suerte de
recibir ayuda cuando eran pequeños. Y así con esas fragilidades continúan en la
vida porque no les han ayudado, no han tenido la oportunidad de encontrar un
amigo, como lo hemos encontrado nosotros,
que nos tome de la mano y nos enseñe a crecer y hacernos fuertes para
superar esa fragilidad. Es difícil obtener ayuda de padres frágiles y, a veces,
somos nosotros los que tenemos que ayudarlos. En lugar de reprochar a la vida
porque me dio padres frágiles y yo no soy tan frágil, ¿por qué no cambiar la
situación y decir gracias a Dios, gracias a la vida porque yo puedo ayudar a la fragilidad de los padres
para que la piedra no aplaste la caja de cartón? . ¿Estáis de acuerdo? Gracias.
Tercera pregunta: El año pasado murió uno de nuestros amigos
que se había quedado en el orfanato. Murió en Semana Santa, el Jueves Santo. Un
sacerdote ortodoxo nos dijo que murió pecador y que por eso no irá al cielo. Yo
no lo creo.
Papa Francisco: Tal vez ese sacerdote no sabía lo que estaba
diciendo, tal vez ese día ese sacerdote no estaba bien, tenía algo en su
corazón que le hizo responder así. Ninguno de nosotros puede decir que una
persona no ha ido al cielo. Te digo algo que tal vez te sorprenda: ni siquiera
de Judas podemos decirlo. Tú has recordado a tu amigo que murió. Y recuerdas
que murió el Jueves Santo. Parece muy extraño lo que habéis oído decir a ese
sacerdote, habría que entenderlo mejor,
tal vez no se explicó bien … Pero yo os digo que Dios quiere llevarnos a todos
al cielo, sin excepción, y durante la Semana Santa se celebra precisamente eso:
la Pasión de Jesús, que como Buen Pastor dio su vida por nosotros, que somos
sus pequeñas ovejas. Y si una oveja se pierde, Él la busca hasta que la
encuentra. Es así. Dios no está sentado,
va, cómo nos hace ver el Evangelio: Él está siempre en camino para encontrar a
esa oveja, y no se asusta cuando nos
encuentra, incluso si estamos en un estado de gran vulnerabilidad, si estamos
sucios de pecados, si estamos abandonados por todos y por la vida, Él nos
abraza y nos besa. Podía no haber venido, pero el Buen Pastor vino por
nosotros. Y si una oveja se pierde, cuando la encuentra, se la carga sobre los
hombros y, lleno de alegría, se la lleva a casa. Puedo decirte algo: Estoy
seguro, conociendo a Jesús, estoy seguro de que esto es lo que hizo el Señor en
esa Semana Santa con tu amigo.
Cuarta pregunta: ¿Por qué nosotros hemos tenido este
destino? ¿Por qué? ¿Qué sentido tiene?
Papa Francisco: Sabes, hay “¿por qué?” que no tienen
respuesta. Por ejemplo: ¿por qué los niños sufren? ¿Quién puede responder a
esto? Nadie. Tu “¿por qué?” es uno de esos que no tienen una respuesta humana,
sino solo divina. No puedo decirte por qué tuviste “este destino”. No sabemos
el “por qué” en el sentido del motivo. ¿Qué hice mal para tener este destino?
No lo sabemos. Pero sabemos el “por qué” en el sentido del fin que Dios quiere
dar a tu destino, y el fin es la curación – el Señor siempre sana- la curación
y la vida. Jesús lo dice en el Evangelio cuando conoce a un hombre ciego de
nacimiento. Y éste seguramente se preguntaba: “¿Pero por qué nací ciego?”. Los
discípulos le preguntan a Jesús: “¿Por qué es así? ¿Por él o por sus padres?” Y
Jesús responde: “No, no es culpa suya ni de sus padres, sino para que en él se
manifiesten las obras de Dios” (Jn 9,1-3). Significa que Dios, frente a tantas
situaciones malas en las que podemos encontrarnos desde pequeños, quiere
sanarlas, curarlas, quiere llevar vida donde hay muerte. Esto es lo que hace
Jesús, y esto también lo hacen los cristianos que están verdaderamente unidos a
Jesús. Vosotros lo habéis experimentado. El “por qué” es un encuentro que sana
del dolor, de la enfermedad, del sufrimiento y da el abrazo de la curación.
Pero es un “por qué” para el después; al principio no podemos saberlo. Yo no sé
el “por qué”, ni siquiera puedo pensarlo; sé que esos “¿por qué?” no tienen
respuesta. Pero si has experimentado el encuentro con el Señor, con Jesús que
cura, que cura con un abrazo, con las caricias, con el amor, entonces, después
de todo el mal que podéis haber vivido, al final habéis encontrado esto. Aquí
está el “por qué”.
Quinta pregunta: Sucede que me siento sola y no sé qué
sentido tiene mi vida. Mi hija está en un hogar familiar y algunas personas me juzgan y dicen que no
soy una buena madre. En cambio, creo que mi hija está bien y que también he
decidido correctamente porque nos vemos a menudo.
Papa Francisco: Estoy de acuerdo contigo en que la acogida
puede servir de ayuda en determinadas
situaciones difíciles. Lo importante es que todo se haga con amor, con atención
para las personas, con gran respeto. Entiendo que a menudo te sientas sola. Te
aconsejo que no te cierres en ti misma, busca la compañía de la comunidad
cristiana: Jesús vino para formar una nueva familia, su familia, donde nadie
está solo y todos somos hermanos y hermanas, hijos de nuestro Padre del cielo y de la Madre que Jesús nos dio, la Virgen
María. Y en la familia de la Iglesia todos podemos encontrarnos, curando
nuestras heridas y superando los vacíos de amor que a menudo existen en
nuestras familias humanas. Tú misma dijiste que crees que tu hija está bien en
el hogar familiar porque sabes que allí se preocupan por ella y también por ti.
Y luego dijiste: “La veo a menudo”. A veces, la comunidad de hermanos y
hermanas cristianos nos ayuda de esta manera. Acogerse el uno al otro. No solo
a los niños. Cuando uno siente algo en el corazón, se confía a su amiga, a su
amigo y hace que ese dolor salga del corazón. Confiarse fraternalmente el uno
con el otro, esto es hermoso y lo enseñó Jesús. Gracias.
Sexta pregunta: Cuando tenía dos meses, mi madre me abandonó en un orfanato. A los 21 años busqué a mi
madre y me quedé con ella durante 2 semanas, pero no se portaba bien conmigo y
me fui. Mi papá está muerto. ¿Qué culpa tengo si ella no me quiere? ¿Por qué no
me acepta?
Papa Francisco: Entendí bien esta pregunta porque la dijiste
en italiano. Quiero ser sincero contigo. Cuando leí tu pregunta, antes de dar
instrucciones para pronunciar el discurso, lloré. Estuve cerca de ti con un par
de lágrimas. Porque no sé, me diste tanto; los otros también, pero quizás me
pillaste con las defensas bajas. Cuando
se habla de la madre siempre hay algo … y en ese momento me hiciste
llorar. Tu “¿por qué?” se parece a la
segunda pregunta, sobre los padres. No es una cuestión de culpabilidad, es una
cuestión de gran fragilidad de los adultos, debido en vuestro caso a tanta
miseria, a tantas injusticias sociales que aplastan a los pequeños y a los
pobres, y también a tanta pobreza espiritual. Sí, la pobreza espiritual
endurece los corazones y provoca lo que parece imposible, que una madre
abandone a su propio hijo: Este es el fruto de la miseria material y
espiritual, el resultado de un sistema social equivocado, inhumano que endurece
los corazones y hace que nos equivoquemos , que no encontremos el camino justo.
Pero sabes, esto llevará tiempo: tú has buscado algo más profundo que su
corazón. Tu madre te ama pero no sabe cómo hacerlo, no sabe cómo expresarlo. No
puede porque la vida es dura, es injusta. Y ese amor que está cerrado en ella
no sabe cómo decirlo y cómo acariciarte. Te prometo que rezaré para que un día
pueda mostrarte ese amor. No seas escéptico, ten esperanza.
Simona Carobene (responsable de la iniciativa): Me
impresionó mucho el mensaje con motivo de la Jornada de los Pobres. Me
sobresaltó porque me preguntaba: “Y yo
¿cómo veo a mis muchachos?”. A veces me doy cuenta de que tengo tanto que hacer
que me olvido de porqué Jesús nos ha unido. Es necesario que todavía recorra un
camino de conversión, y este camino es continuo y nunca se puede dar por hecho.
Por eso continúo siguiendo a mis muchachos, porque son “mis santos”. Y sigo
pegada a la Santa Madre Iglesia a través del carisma de don Giussani, que es la
manera concreta que me hizo amar a Jesús. Al mismo tiempo, sin embargo, la
llamada de su mensaje era muy concreto. Se hablaba de verdadero intercambio. He
empezado a preguntarme si tal vez no haya llegado el momento de dar un paso más
en mi vida, un paso de acogida y de compartir. Es un deseo que está naciendo en
mi corazón y que me gustaría verificar
en breve. ¿Cuáles son los signos a considerar para entender cuál es mi
proyecto? ¿Qué significa vivir la vocación de la pobreza hasta el final?
Papa Francisco: Simona, gracias por tu testimonio. Sí,
nuestra vida es siempre un camino, un camino detrás del Señor Jesús, que con
amor paciente y fiel nunca deja de educarnos, de hacernos crecer de acuerdo con
su plan. Y a veces nos da sorpresas, para romper nuestros esquemas. Tu deseo de
crecer en el intercambio y en la pobreza evangélica proviene del Espíritu
Santo: esto no se puede comprar, ni alquilar; solo el Espíritu puede hacerlo y
te ayudará a avanzar por este camino en el que tú y tus amigos lo habéis hecho
muy bien. Habéis ayudado al Señor a cumplir sus obras por estos muchachos.
Gracias de nuevo a todos vosotros. Conoceros me ha hecho
tanto bien. Os llevo en mis oraciones. Y por favor, también vosotros rezad por
mí porque lo necesito. ¡Gracias! Fuente
Zenit. Rosa Die Alcolea.