Evangelio para el domingo 11 de
noviembre 2018. °°° « Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio
ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en
las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de
las viudas, con pretexto de largos rezos. °°° Marcos 12, 38-44. “Jesucristo
hace rimar en su personalidad la gentileza y la seguridad; la elocuencia y la
sencillez; la gloria y el anonimato; la grandeza y los gestos humildes.
Enfrenta el mundo para defender lo que Él piensa…” lo grande en la fe no está tanto en la
cantidad sino en la capacidad de desprendimiento. La vida auténtica desde la fe
es la posición de Jesús frente al Reino que Él mismo está inaugurando. Su razón
es suficiente, de advertencia fundamental, pues la fe que enseña el Maestro, es
la regla de oro para el perfeccionamiento del ser humano, es la norma de
conducta a seguir, es el termómetro eficaz para medir: las actuaciones, los
pensamientos, los deseos, los éxitos y los fracasos. Para Dios, la persona
creyente, deber ser: justa, correcta y misericordiosa. Así lo advierte el
salmista: “El Señor hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos,
liberta a los cautivos” (Salmo 145).
Una
de las polémicas frente a la fe que enseña el Señor, se presenta en dos
realidades que suceden en tiempos de Jesús: Los escribas y una viuda. La comparación es excelente para poder
encontrar un término medio en la vivencia de la fe. Los escribas son juzgados
por Jesús con un juicio condenatorio por servirse de su cargo, de su función
religiosa, para provecho propio. La
viuda, es una mujer que representa la pobreza real, auténtica de espíritu:
“Esta pobre viuda ha dado más que los demás °°° entregó lo que tenía” (Cfr.
Marcos 12, 44).
La viuda representa
los heraldos de la fe. A todas aquellas personas creyentes que han depositado
su total confianza en el Señor, que se han preocupado por identificarse con el
espíritu del Evangelio, que si están comprometidos con el servicio de la
Palabra, con la ofrenda de la Eucaristía, con la vivencia de la caridad
fraterna. Hay que trabajar por la autenticidad de la fe en actos concretos. El
santo Padre Francisco, en su acertada hermenéutica del Evangelio advierte: “La
fe no necesita aparentar, sino ser. No necesita ser alimentada por cortesías,
especialmente si son hipócritas, sino por un corazón capaz de amar de forma
genuina. Jesús condena este tipo de seguridad centrada en el cumplimiento de la
ley. Jesús condena esta espiritualidad cosmética, aparentar lo bueno, lo bello,
¡pero la verdad por dentro es otra cosa! Jesús condena a las personas de buenas
maneras pero de malas costumbres, esas costumbres que no se ven pero se hacen a
escondidas.” Cuida tu salud: La fe, debe
generar una calidad de vida. Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de
Ibagué.