24 de noviembre 2018. El Papa Francisco subrayó la
importancia del acompañamiento en el discernimiento vocacional tanto en la
vocación sacerdotal como al matrimonio. En este sentido, lamentó que muchos de
los problemas que surgen a los sacerdotes a lo largo de su ministerio, y de los
matrimonios a lo largo de su vida conyugal, se deben a una falta de
discernimiento en las etapas de formación.
Durante una audiencia que concedió en el Vaticano este
sábado 24 de noviembre a seminaristas de la Diócesis italiana de Agrigento, el
Santo Padre realizó un breve balance del Sínodo de los Obispos
sobre los
jóvenes que se celebró el pasado mes de octubre. El Santo Padre reflexionó
sobre el icono bíblico de los discípulos de Emaús “que guio todo el trabajo del
último Sínodo y puede continuar inspirando vuestro camino”, dijo a los
seminaristas.
“Precisamente ‘camino’
es la primera palabra clave: Jesús Resucitado nos encuentra en el camino,
aquella realidad en la cual cada uno de nosotros está llamado a vivir y que es
el recorrido interior, la vía de la fe y de la esperanza, que conoce momentos
de luces y momentos de oscuridad”. El Papa explicó que en ese camino “el Señor
nos encuentra, nos escucha y nos habla”. La segunda palabra clave a la que hizo
referencia es “escucha”. “Nuestro Dios
es Palabra, y al mismo tiempo es silencio que escucha”. “Jesús es la
Palabra que se ha hecho escucha, acogida de nuestra condición humana. Cuando
aparece junto a los dos discípulos camino con ellos escuchándolos, y también
estimulándoles a sacar fuera lo que llevan dentro: sus esperanzas, sus
decepciones”.
Aplicado a la vida del seminarista, señaló que, este modo de
actual del Señor “significa que en primer lugar está el diálogo con el Señor
hecho de escucha recíproca: Él escucha y yo lo escucho a Él”. “Esta escucha del
corazón en la oración nos educa a ser personas
capaces de escuchar a los demás, a convertirnos en sacerdotes que ofreces
el servicio de la escucha, y nos educa a ser cada vez más ‘Iglesia en escucha’,
comunidad que sabe escuchar”.
Por último, la tercera palabra clave: discernimiento.
Subrayó que “el seminario es el lugar y
el tiempo para el discernimiento. Esto requiere un acompañamiento, como
hace Jesús con los dos discípulos de Emaús y con todos los discípulos, en
particular con los Doce”. Jesús “los acompaña con paciencia y con sabiduría,
los educa a seguirlo en la verdad, desenmascarando las falsas actitudes que
llevan en el corazón. Con respeto y con decisión, como un buen amigo, y también
como un buen médico, que en ocasiones debe emplear el bisturí”.
“Muchos de los problemas que se manifiestan en la vida de un
sacerdote a menudo se deben a la falta de discernimiento en los años del
seminario. No todos y no siempre, pero muchos. Es normal, vale lo mismo para el
matrimonio: determinadas cosas que no se afrontan al principio pueden
convertirse en problemas más tarde”.
La cuarta y última
palabra clave citada por el Papa es “misión”. “El Sínodo de los jóvenes ha
revalorizado mucho la dimensión sinodal de la misión: el caminar juntos al
encuentro con los demás”. Francisco advirtió de la tentación de ser “buenos
misioneros individuales”. Señaló que ya como seminarista “se puede caer en esta
tentación: sentirse especial porque se es brillante a la hora de predicar, o de
organizar eventos, o al celebrar las ceremonias”. Ante esa tentación, animó a
aumentar la comunión entre el clero. Fuente: Aciprensa. Redacción.