15 de febrero 2019. Nuestra actitud en la Santa Misa. Siguiendo con
nuestras catequesis mistagógicas, hoy profundizaremos en nuestra actitud en la
misa. A partir del Concilio Vaticano II, se ha insistido mucho en la necesidad
de una participación activa, consciente y fructuosa en la Eucaristía. En primer
lugar hablaremos de los criterios para lograr una buena participación en la
liturgia y luego unas actitudes concretas en la celebración.
ALGUNOS CRITERIOS
- Hay que recordar que la participación
autentica es aquella que es interna y verdadera; y no la que se hace sólo
como “actuación” para ser vistos por los demás.
- Como lo recuerda la Sacrosanctum
Concilium: “En las celebraciones litúrgicas, cada cual ministro o
fiel, al desempeñar su oficio, debe hacer todo y sólo aquello que le
corresponde según la naturaleza de la acción y las normas litúrgicas” (n.
28). Por eso es necesario que los fieles en la misa no realicen acciones
que sólo le corresponden al sacerdote o que el sacerdote no de oportunidad
a los fieles de participar en la celebración.
ACTITUDES CONCRETAS EN LA
CELEBRACIÓN
·
Venimos a Misa para celebrar algo en común;
esa debe ser nuestra actitud, y no la de encerrarnos en nosotros mismos: somos
pueblo de Dios, somos el Cuerpo de Cristo, somos una comunidad.
·
Debemos ser puntuales: por respeto a la
comunidad y a lo que vamos a celebrar; en los primeros minutos (con el canto,
el saludo, etc.) incluido el ensayo de los cantos, se prepara y se da sentido a
toda la celebración, pero de manera especial con el silencio que es la mejor
preparación para el gran misterio que celebraremos.
·
No deberíamos quedar dispersos por las bancas
de la Iglesia, sino agruparnos cerca al altar, para crear un clima más concreto
de comunidad celebrante.
·
Debemos adoptar una postura interior y
exterior de activa participación: escuchando atentamente, orando, cantando,
comulgando; porque es toda la comunidad la que celebra, y no nos podemos
contentar con una asistencia pasiva.
·
Participamos en la Eucaristía dominical con
alegría: no sólo porque es un precepto, sino porque necesitamos la Eucaristía
para seguir viviendo nuestra fe y creciendo en nuestra conciencia de que
pertenecemos a una comunidad cristiana: la Iglesia.
Que el gran misterio de la Eucaristía que celebramos todos los días y
de manera especial el Domingo, lo podamos seguir profundizando y enriqueciendo
con nuestra activa participación.
Padre Héctor Giovanny
Sandoval
Comisión de liturgia,
Arquidiócesis de Ibagué.