Evangelio viernes 3 de mayo 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús dijo
a Nicodemo: “Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo
del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto
la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea
levantado en alto, para que todos los que creen en Él tengan Vida eterna.
Sí, Dios amó tanto al mundo, que
entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que
tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino
para que el mundo se salve por Él. El que cree en él no será juzgado; el que no
cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios”.
Juan 3, 13-17.
La
Cruz es un excelente signo de salvación. Dios envió su Hijo al mundo, para que
todos aquellos que crean en Él obtengan la vida eterna. Basta entender la
importancia de la Cruz en la vida de la fe, en la vida cristiana, en el
apostolado, en la vocación, en la vida matrimonial, en la vida profesional, etc. Quien logra entender el punto de equilibrio
de la Cruz como signo de redención, encontrará el camino seguro para su
eternidad y el éxito en su propia vida personal.
El
sentido y significado de la cruz se convierte en parte de la condición humana.
No se entiende una vida cristiana sin un camino de la cruz. No se puede asumir
la cruz mientras el amor a Dios no esté por encima de los demás amores en este
mundo. Dios quiere que conservemos lo sano y recto que tiene la naturaleza
humana, lo bueno y distinto de todo hombre: nada de lo positivo y perfecto, de
lo verdaderamente humano, se perderá. El
pensamiento de Dios es perfecto: Si logramos entender que el amor a Dios está
por encima de cualquier realidad, lograremos entender, cómo se lleva una cruz
con el agrado del amor.
El
Papa Francisco nos recuerda que la Cruz del cristianismo nos indica nuestra
vocación como seres humanos. San Pablo hablaba de falsos hermanos que
querían abolir la cruz: "Porque son muchos y ahora os lo digo con
lágrimas, que son enemigos de la cruz de Cristo" (Filipenses 3, 18).
Unos afirman que es un símbolo
maldito; otros que no hubo tal cruz, sino que era un palo; para muchos el
Cristo de la cruz es un Cristo impotente; hay quien enseña que Cristo no murió
en la cruz. La cruz es símbolo de
humillación, derrota y muerte para todos aquellos que ignoran el poder de
Cristo para cambiar la humillación en exaltación, la derrota en victoria,
la muerte en vida y la cruz en camino hacia la luz. (cfr. Mensaje, Cuaresma,
2017).
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