3 de julio 2019. La Iglesia Católica celebra la fiesta de
Santo Tomás Apóstol, el pescador de Galilea que hizo la confesión de fe: “Señor
Mío y Dios Mío”, luego que Jesús, a los ocho días de haber resucitado, se
apareció nuevamente ante sus discípulos y lo invita a meter su mano en la llaga
de su costado. El Evangelio de San Juan narra la incredulidad de Santo Tomás
ante las palabras de los discípulos que decían: "Hemos visto al
Señor", a lo que contestó: "si no veo en sus manos los agujeros de
los clavos, y si no meto mis dedos en los agujeros sus clavos, y no meto mi
mano en la herida de su costado, no creeré". Es por eso que frente a la
invitación del Señor de acercarse, el Santo cae postrado ante él.
“Porque me has visto
has creído. Dichosos los que no han visto y han creído”, dijo el Señor
luego que Tomás reconoce que es Dios.
También por este Apóstol Jesús revela “Yo soy el Camino, la
Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí”, luego que este le preguntara:
“Señor, no sabemos a dónde vas,
¿cómo podemos saber el camino?”
Santo Tomás predicó en Persia y otros lugares cercanos, así
como en Etiopía e India donde la tradición cuenta que sufrió el martirio.
Al Santo se le atribuye el cinto de la Santísima Virgen
María, con el que es a veces representado ya que una leyenda relata que él no
creía en la Asunción, e hizo abrir la tumba de la Virgen encontrándola llena de
flores. La Tradición señala que la Madre de Dios, desde el cielo, desató su
cinturón y lo dejó caer en las manos del Apóstol. Santo Tomás es patrono de los
arquitectos, constructores, jueces, teólogos y de las ciudades de Prato, Parma
y Urbino en Italia.
El Papa Francisco, en la fiesta del Santo en 2013, recordó a
los fieles que “el Señor sabe por qué
hace las cosas. A cada uno de nosotros le da el tiempo que él piensa que es
mejor para nosotros. A Tomás le ha concedido una semana. Jesús se presenta con
sus llagas: todo su cuerpo estaba limpio, hermoso, lleno de luz, pero las
llagas estaban y están todavía, y cuando el Señor vendrá, al final del mundo,
nos enseñará sus llagas".
"Tomás, para creer, quería meter sus dedos en las
llagas: era un testarudo. Pero el
Señor quiso precisamente un testarudo para hacernos comprender algo más grande.
Tomás vio al Señor, que le invitó a meter el dedo en la herida de los clavos, a
poner su mano en el costado y no dijo: es verdad: el Señor ha resucitado. ¡No!
Fue más allá. Dijo: ¡Dios! Es el primer
discípulo que confiesa la divinidad de Cristo después de la resurrección. Y
que adora".
¿QUIÉN ERA SANTO TOMÁS?
Santo Tomás Apóstol era judío, pescador de oficio. Tuvo la
bendición de seguir a Cristo, quien lo hizo apóstol el año 31.
Se le conoce a Santo Tomás por su
incredulidad después de la muerte del Señor. Jesús se apareció a los discípulos
el día de la resurrección para convencerlos de que había resucitado realmente. El
Martirologio Romano, que combina varias leyendas, afirma que Santo Tomás
predicó el Evangelio a los partos, medos, persas e hircanios, y que después
pasó a la India y fue martirizado en "Calamina". Conmemora el 3 de
julio la traslación de las reliquias de Santo Tomás a Edesa. En el Malabar y en
todas las iglesias sirias dicha fecha es la de la fiesta principal, pues el
martirio tuvo lugar el 3 de julio del año 72.