26 de julio 2019. Fiesta de los padres de la Santísima
Virgen María y abuelos de Jesús, San Joaquín y Santa Ana.
Ambos santos, llamados patronos de los abuelos, fueron
personas de profunda fe y confianza en Dios; y los encargados de educar en el
camino de la fe a su hija María, alimentando en ella el amor hacia el Creador y
preparándola para su misión.
Benedicto XVI, un día como hoy en 2009, resaltó -a través de
las figuras de San Joaquín y Santa Ana-, la importancia del rol educativo de
los abuelos, que en la familia “son depositarios y con frecuencia testimonio de
los valores fundamentales de la vida”.
En el 2013, cuando el Papa Francisco se encontraba en Río de
Janeiro (Brasil) por la Jornada Mundial de la Juventud Río 2013, y coincidiendo
su estadía con esta fecha, destacó que “los santos Joaquín y Ana forman parte
de esa larga cadena que ha transmitido la fe y el amor de Dios, en el calor de
la familia, hasta María que acogió en su seno al Hijo de Dios y lo dio al
mundo, nos los ha dado a nosotros. ¡Qué precioso es el valor de la familia,
como lugar privilegiado para transmitir la fe!”.
SAN JOAQUÍN
Una antigua tradición, que arranca del siglo II, atribuye
los nombres San Joaquín y Santa Ana a los padres de la Santísima Virgen María.
El culto a santa Ana se introdujo ya en la Iglesia oriental en el siglo VI, y
pasó a la occidental en el siglo X; el culto a san Joaquín es más reciente.
No conocemos de Joaquín y Ana con certeza más que sus
nombres y el hecho de que fueron los santos padres de la Madre de Dios. Lo que
relatan sobre ellos los libros apócrifos no es todo confiable y es difícil
distinguir lo cierto de la leyenda.
San Joaquín era venerado por los griegos desde muy temprano.
Es el santo patrón de numerosos pueblos en Hispanoamérica, España y las Filipinas.
Su festividad, junto a la de su esposa Santa Ana, se celebra el 26 de julio,
tras la reforma del calendario litúrgico. Ellos son los patrones de los
abuelos.
SANTA ANA
Grande es la dignidad de Santa Ana por ser la Madre de la
Virgen María, predestinada desde toda la eternidad para ser Madre de Dios, la
santificada desde su concepción, Virgen sin mancilla y mediadora de todas las
gracias. Nieto de Santa Ana fue el hijo de Dios hecho hombre, el Mesías, el
Deseado de las naciones. María es el fundamento de la gloria y poder de Santa
Ana a la vez que es gloria y corona de su madre.
La santidad de Santa Ana es tan grande por las muchas
gracias que Dios le concedió. Su nombre significa "gracia". Dios la
preparó con magníficos dones y gracias. Como las obras de Dios son perfectas,
era lógico que Él la hiciese madre digna de la criatura más pura, superior en
santidad a toda criatura e inferior solo a Dios.
Santa Ana tenía celo por hacer obras buenas y esforzarse en
la virtud. Amaba a Dios sinceramente y se sometió a su santa voluntad en todos
los sufrimientos, como fue su esterilidad por veinte años, según cuenta la
tradición. Esposa y madre fue fiel cumplidora de sus deberes para con el esposo
y su encantadora hija María.
Muy grande es el poder intercesor de Santa Ana. Ciertamente
santa amiga de Dios, distinguida sobre todo por ser la abuela de Jesús en
cuanto Hombre.
La Santísima Trinidad le concederá sus peticiones: el Padre,
para quien ella gestó, cuidó y educó a su hija predilecta; el Hijo, a quien le dió
madre; el Espíritu Santo, cuya esposa educó con tan gran solicitud.
Esta Santa privilegiada sobresale en mérito y gloria,
cercana al Verbo encarnado y a sus Santísima Madre. Sin duda que Santa Ana
tiene mucho poder ante Dios. La madre de la Reina del Cielo, que es poderosa
por su intercesión y Madre de misericordia, es también llena de poder y de
misericordia.
Tenemos muchos motivos para escoger a Santa Ana como nuestra
intercesora ante Dios. Como abuela de Jesucristo, nuestro hermano según la
carne, es también nuestra abuela y nos ama a nosotros sus nietos. Nos ama mucho
porque su nieto Jesús murió por nuestra salvación y María, su hija, fue
proclamada Madre nuestra bajo la Cruz. Nos ama de verdad en atención a las dos
Personas que ella amó más en esta vida: a Jesús y a María. Si su amor es tan
grande su intercesión no será menos. Debemos, por tanto acudir a ella con tal
confianza en nuestras necesidades. No hay la menor duda de que esto agrada a
Jesús y a María, quienes la amaron tan profundamente. Se celebra la fiesta de
Santa Ana el 26 de julio. Fuente: Aciprensa.