2 de julio 2019. En la mañana de hoy, monseñor Óscar Urbina
Ortega, arzobispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal de
Colombia, fue el encargado de hacer la instalación de la asamblea plenaria de
obispos que llega a su versión ciento ocho. En esta ocasión, el tema principal
de discernimiento se centrará en “la economía al servicio de la dignidad y del
bien común.”
Monseñor Urbina Ortega, inició su intervención recordando
que “la dignidad de la persona, creada a
imagen de Dios, es un misterio. Pero, también, es una conquista que está a
la base de la construcción de toda sociedad que coloque a las personas en el
centro de las transformaciones sociales”.
El arzobispo de Villavicencio, expuso que las cuestiones
sociales y económicas deben ir encaminadas, en la reflexión y anuncio de la
Iglesia, a despertar las conciencias de los responsables de ellas, para
recuperar el sentido de humanidad y justicia. Dijo, además, que “Los derechos humanos no son simples
concesiones sociales, sino, elementos nucleares de la propia dignidad
humana, y el poder político y la sociedad están llamados a protegerlos”.
Al referirse al tema del bien común, expresó que se requiere de una ética responsable para
el manejo de la economía “que debe pasar por la responsabilidad en el consumo,
en el cuidado de la casa común y en la protección de los más vulnerables”. El
prelado develó durante su alocución que es evidente ver como la tenencia de tierras se concentra en
manos de unos pocos, por lo que advirtió que las medidas que acompañen la
reforma agraria no pueden quedarse solo en un reparto de tierras, sino que debe
contribuir al desarrollo integral de los pueblos.
En su discurso, se refirió también al cambio de época que
conlleva nuevas dinámicas de ver el mundo en una “aldea global”
interdependiente. “El desarrollo humano
y el bienestar social tienen necesidad del amor en la verdad, en una
sociedad que pasa por momentos difíciles: la crisis financiera, sus
consecuencias sociales, sicológicas, políticas y antropológicas; la globalización
con la reducción del nivel de protección social, el eclecticismo cultural, la
ambigüedad de la ciencia con aplicaciones cuestionables en el dominio de la
vida y la falta de reflexión sobre el fin de la economía”.
A la vez que resaltó que solo el amor permitirá vivir y guiar la creciente interdependencia de
la humanidad en términos de relación, comunión y de participación, monseñor
Urbina Ortega mencionó y reflexionó sobre algunas pistas que el Papa Francisco
sugiere para redescubrir el camino del respeto y la equidad de las personas.
Son ellas: La opción preferencial por los pobres;
las periferias; la inequidad; la corrupción; la injusticia política, social y
económica; el techo, la tierra y el trabajo; los emigrantes; la tarea profética
y las nuevas generaciones.
Al dirigirse a los obispos presentes en la asamblea, dijo
que a pesar de que los tiempos son difíciles siempre hay una esperanza. “Todo lo que acontece, por más negativo y
terrible que sea, siempre servirá para el bien; por eso los invito a proseguir
en el trabajo que las jurisdicciones han realizado”. Finalmente, afirmó que,
ante esta compleja realidad, los obispos durante la asamblea se darán a la
tarea de escuchar, discernir y trazar tareas de acción para la tarea
evangelizadora de la Iglesia que acompaña a las comunidades. “Sabemos que no
hay fórmulas mágicas, pues la historia la construimos paso a paso, en el tiempo
más que en el espacio, pero podemos
ayudar a colocar la economía al servicio de todo nuestro pueblo y no de unos
pocos, luchar contra la exclusión, la corrupción y la inequidad, en la que el
dinero domina en menoscabo de las personas”.
La asamblea del episcopado que congrega en esta ocasión a 85
prelados de las diferentes jurisdicciones del país, sesionarán en plenaria
hasta el próximo 5 de julio. El sábado 6, los obispos peregrinarán hacia la
Basílica de Chiquinquirá donde celebrarán el centenario de la coronación de
Nuestra Señora del Rosario como reina y patrona de Colombia. Fuente:
Conferencia Episcopal de Colombia.