20 de julio de 2019

BICENTENARIO INDEPENDENCIA DE COLOMBIA.


20 de julio 2019. Oración por Colombia
En la conmemoración del Grito de Independencia del 20 de Julio
Al celebrar en este día la conmemoración del Grito de Independencia de Colombia, pastoralmente es de suma importancia acompañar e iluminar esta festividad nacional con oración para suplicar al Señor el don de la reconciliación. Padre, Héctor Giovanny Sandoval Moreno. Pastoral Litúrgica, Arquidiócesis de Ibagué.
2.         Celebración de la Palabra
El Celebrante: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
R. Amén.
El Señor esté con ustedes.
El Celebrante: En este día de Oración y de Acción de Gracias, nos hemos congregado para ofrecer al Dios de la vida nuestra súplica confiada por Colombia. La Palabra de Dios nos invita a descubrir su misericordia y a trabajar por la unidad y la reconciliación de todos los colombianos.


Oremos:
Oh Dios, Señor de la Historia, te rogamos nos concedas vivir en fraternidad para que, escuchando tu voz de amor, “la humanidad entera  que entre cadenas gime, comprenda las palabras del que murió en la Cruz” como único camino de libertad y de paz.  Te lo rogamos por el mismo Jesucristo,  Tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo  por los siglos de los siglos.

R. Amén.

Liturgia de la Palabra

Lectura del Profeta Isaías                                                                                             Isaías 52, 8-10.

¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión: «Ya reina tu Dios!»

¡Una voz! Tus vigías alzan la voz, a una dan gritos de júbilo, porque con sus propios ojos ven el retorno de El Señor Dios a Sión.  Prorrumpan a una en gritos de júbilo, soledades de Jerusalén, porque ha consolado El Señor Dios a su pueblo, ha rescatado a Jerusalén.  Ha desnudado El Señor Dios su santo brazo a los ojos de todas las naciones, y han visto todos los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios. Palabra de Dios

Salmo.
R. Tú eres nuestro refugio, Señor.

A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú, que eres justo, ponme a salvo, inclina tu oído hacia mí; ven aprisa a librarme, sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame: sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo.  A tus manos encomiendo mi espíritu: Tú, el Dios leal, me librarás.

Evangelio.
Lectura del Santo Evangelio según San Juan                                                 Juan 14, 27-31ª

Dijo Jesús a sus discípulos: «La paz les dejo, mi paz les doy; no la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble su corazón ni se acobarde. Me han oído decir: "Me voy y vuelvo a su lado". Si me amaran, se alegrarían de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se los he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigan creyendo. Ya no hablaré mucho con ustedes, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago». Palabra del Señor.

R Gloria a ti, Señor Jesús.

Homilía

El celebrante se dirige a todos con estas o similares palabras.
La nueva conmemoración del grito de independencia que hoy nos convoca nos recuerda nuestra común vocación a la libertad verdadera, la que se entiende como meta, pero también como propuesta de vida en la que se respeten los valores, se salvaguarde el derecho de las personas y se haga sentir en el corazón de toda la voz de Dios que nos llama a ser hermanos, a superar los odios, a construir la paz.

En este día de oración por Colombia hagamos nuestras las aspiraciones de San Juan Pablo Segundo en su visita apostólica. “…  una sociedad en donde la laboriosidad, la honestidad, el espíritu de participación en todos los órdenes y niveles, la actuación de la justicia y la caridad, sean una realidad.

Una sociedad que lleve el sello de los valores cristianos como el más fuerte factor de cohesión social y la mejor garantía de su futuro.  Una convivencia armoniosa que elimine las barreras opuestas a la integración nacional y constituya el marco del desarrollo del país y del progreso del hombre.

Una sociedad en la que sean tutelados y preservados los derechos fundamentales de la persona, las libertades civiles y los derechos sociales, con plena libertad y responsabilidad, y en la que todos se emulen en el noble servicio del país, realizando así su vocación humana y cristiana. Emulación que debe proyectarse en servicio de los más pobres y necesitados, en los campos y en las ciudades.

Una sociedad que camine en un ambiente de paz, de concordia en la que la violencia y el terrorismo no extiendan su trágico y macabro imperio y las injusticias y desigualdades no lleven a la desesperación a importantes sectores de la población y les induzcan a comportamientos que desgarren el tejido social.

Un país, en el que la juventud y la niñez puedan formarse en una atmósfera limpia, en la que el alma noble de Colombia, iluminada por el Evangelio, pueda brillar en todo su esplendor”.  La intercesión poderosa de la Reina de la Paz, nos consiga alcanzar este dichoso deseo y nos alcance de su Hijo, el príncipe de la paz, la alegría de ver un día a Colombia unida en la misma esperanza y cantando la deseada paz. Amén.


Oración de los Fieles
El celebrante: Señor Dios de la Paz y de la Reconciliación, verdadera libertad y esperanza del mundo: dirige tu mirada serena y bondadosa sobre este, Tu pueblo, que suplica tu misericordia y tu bondad.

R. Que todos seamos instrumento de tu paz.
1.         Dios siempre fiel, dirige nuestras vidas, unidas a la Cruz salvadora de tu Hijo, hacia la ansiada paz, hacia la vida verdadera, hacia la realización plena de las legítimas aspiraciones de este Pueblo tuyo, bajo la mirada de los Pastores que en tu Iglesia acompañan el camino de todos.

R. Que todos seamos instrumento de tu paz.
2.         Dios misericordioso, haz que iluminados por la serena luz del Evangelio, recorramos con valor y alegría el camino que nos lleva a la unidad, al perdón, y concede a las Autoridades propiciar encuentros reconciliadores en los que la verdad sea camino de esperanza y de paz.

R. Que todos seamos instrumento de tu paz.
3.         Dios Justo, concede a cuantos se empeñan por la defensa de los derechos humanos, a las instituciones y obras comprometidas en la defensa de la vida y de la libertad, el amor sincero por quienes reflejan en su dolor el rostro crucificado y glorificado de nuestro Salvador.

R. Que todos seamos instrumento de tu paz.
4.         Señor de la Esperanza, que la intercesión de María, reina y madre de todos los creyentes, nos alcance el consuelo de los que sufren, la alegría para los que lloran, la vida eterna para los que han muerto, en especial para tantos héroes ignorados, hermanos nuestros sacrificados por buscar la paz.

R. Que todos seamos instrumento de tu paz.
El Celebrante: Recibe, Dios de amor,  nuestras oraciones  y colma a tu pueblo, peregrino en Colombia, con los dones de tu paz y de tu infinita misericordia,  por Cristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Te Deum

El celebrante introduce la recitación comunitaria del Himno de Acción de Gracias.

El himno llamado Te Deum, que pronunciaremos está inspirado en los Salmos y en alabanzas sencillas y alegres con las que la Iglesia, por más de mil años, ha querido reconocer la misericordia del Señor.  Con toda piedad, unámonos a esta alabanza cuyas estrofas alternaremos ahora con fe:

Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza, a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti, los ángeles te adoran y cantan sin cesar:
Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo: llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles, la multitud de los profetas te enaltece, y el ejército glorioso de los mártires te aclama.
A ti la Iglesia santa, por todos los confines extendida, con júbilo te adora y canta tu grandeza:
Padre, infinitamente santo, Hijo eterno, unigénito de Dios, Santo Espíritu de amor y de consuelo.

Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria, tú el Hijo y Palabra del Padre, tú el Rey de toda la creación.

Tú, para salvar al hombre, tomaste la condición de esclavo en el seno de una Virgen.
Tú destruiste la muerte y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora, inmortal y glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún día, como juez universal. Muéstrate, pues, amigo y defensor de los hombres que salvaste.

Y recíbelos por siempre allá en tu reino, con tus santos elegidos. Salva a tu pueblo, Señor, y bendice a tu heredad. Sé su pastor, y guíalos por siempre. Día tras día te bendecimos y alabaremos tu nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor, guardarnos del pecado en este día. Ten piedad de nosotros, Señor. Ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
A ti, Señor, me acojo, no quede yo nunca defraudado. Amén.
Oración Final

Oh Dios, Señor de la Historia, te rogamos nos concedas vivir en fraternidad para que alcancemos la alegría de avanzar por caminos de progreso y de fe.  Te lo rogamos por el mismo Jesucristo,  Tu Hijo, que contigo vive y reina en la Unidad del Espíritu Santo  por los siglos de los siglos.

R. Amén.

Reseña Histórica del 20 de Julio de 1810 - Independencia de Colombia. Fuente: Colombia.com especiales

Nadie sabía exactamente qué iba a pasar el 20 de julio de1810, pero se podía percibir una atmósfera de que algo ocurriría. Fue un viernes, día de mercado y todo el pueblo caminaba por las calles de Santa Fe. Ese día se dieron sucesos determinantes que cambiaron la historia de lo que hoy conocemos como Colombia.

Sin embargo, hoy en día es claro que lo que sucedió este día no fue un hecho espontáneo como aquellos que habían caracterizado la vida política colonial. Fue la consecuencia de varias circunstancias.

Los criollos tenían razones de fondo, que el 20 de julio se convirtieron en la gota que rebosó la copa. En las juntas realizadas entre 1808 y 1810, a pesar de que los criollos fueron invitados, la representación era mínima: entre 36 peninsulares, había 9 americanos. Esto hizo que los criollos por primera vez pensaran en la posibilidad de acatar un Estado-Nación.

Esto hizo que en América se buscara o una mayor representación o una mayor autonomía, e incluso Independencia de la metrópoli. Ya en 1809 se habían producido los primeros gritos de libertad, en lo que hoy es Ecuador y Bolivia.

En la Nueva Granada se habían gestado de manera similar, y ciudades como Cartagena y Mompos habían conformado juntas independentistas que buscaban mayor autonomía e incluso, una independencia absoluta de España.

En la provincia de Santa fe se había creado una junta denotables integrada por autoridades civiles e intelectuales criollos. Estos comenzaron a realizar reuniones sucesivas en las casas de los integrantes y luego en el observatorio astronómico, cuyo director era Francisco José de Caldas, los principales personeros de la oligarquía criolla eran: José Miguel Pey, Camilo Torres, Acevedo Gómez, Joaquín Camacho, Jorge Tadeo Lozano, Antonio Morales, entre otros.

La junta de notables propuso entonces crear un incidente con los españoles, a fin de crear una situación conflictiva que diera salida al descontento potencial que existía en Santafé contra la audiencia española.

Lo importante era conseguir que el Virrey, presionado por la perturbación del orden, constituyera ese mismo día la Junta Suprema de Gobierno integrada por los regidores del Cabildo de Santafé.

Don Antonio Morales manifestó que el incidente podía provocarse con el comerciante peninsular don José González Llorente y se ofreció "gustoso" a intervenir en el altercado. Los notables criollos aceptaron la propuesta y decidieron ejecutar el proyecto el viernes, 20 de julio, fecha en que la Plaza Mayor estaría colmada de gente de todas las clases sociales, por ser el día habitual de mercado.


Se convino que un grupo de criollos (encabezados por Pantaleón Santamaría y los hermanos Morales) fueran el día indicado a la tienda de Llorente a pedirle prestado un florero o cualquier clase de adorno que les sirviera para decorar la mesa de un anunciado banquete en honor a otro criollo destacado, Antonio Villavicencio. En el caso de una negativa, los hermanos Morales procederían a agredir al español.

A fin de garantizar el éxito del plan, si Llorente entregaba el florero o se negaba de manera cortés, se acordó que don Francisco José de Caldas pasara a la misma hora por frente del almacén de Llorente y le saludara, lo cual daría oportunidad a Morales para reprenderlo por dirigir la palabra aun "chapetón" enemigo de los americanos, e iniciar el incidente.

Ante el préstamo del Florero Llorente se negó, pero su negativa no fue dada en términos despectivos o groseros. Se limitó a explicar diciendo que de muchas veces había prestado el florero y que estaba maltratando y por lo tanto, perdía su valor.

Entonces intervino Caldas, quien pasó por frente del almacén y saludó a Llorente, lo que permitió a don Antonio Morales, iniciar y formular duras críticas hacia Llorente.

Mientras tanto los principales conjurados se dispersaron por la plaza gritando: ¡Están insultando a los americanos! ¡Queremos Junta! ¡Viva el Cabildo! ¡Abajo el mal gobierno! ¡Mueran los bonapartistas! La ira se tomó el sentir del pueblo.

Indios, blancos, patricios, plebeyos, ricos y pobres empezaron a romper a pedradas las vidrieras y a forzar las puertas. El Virrey, las autoridades militares y los españoles, contemplaron atónitos ese súbito y violento despertar de un pueblo.

Pero dicha revolución no tuvo entonces las proyecciones que eran de esperarse porque gran parte de los que intervenían eran indios y habitantes de las poblaciones de la Sabana, que debían regresar a sus pueblos.

Entonces Acevedo Gómez, uno de los jefes de la oligarquía criolla, reunió al Cabildo y construyó la famosa Junta de Gobierno con la cual sustituiría el virreinato, firmando el Acta de Independencia.

La llamada "Acta de Independencia" de Santa fe no era realmente una declaración propiamente de independencia, como otras "actas de independencia", como la que se promulgó en la ciudad de Mompos (del 6 de agosto de 1810) que sí buscaron una real independencia de España.

Según el historiador colombiano Germán Mejía, "El 20 de julio es un movimiento bogotano, local, que consistía en definir lo que iba a ser el territorio de la Nueva Granada. Es el triunfo del centralismo sobre la realidad de las provincias de principios del siglo XIX. Los criollos tuvieron el papel de construir la primera República.

El 20 de julio que nosotros entendemos hoy en día es el fabricado a finales del siglo XIX y no lo que sucedió a comienzos de este siglo".