6 de abril 2020 “Seremos
juzgados por nuestra relación con los pobres." Homilía del Papa Francisco en el Lunes Santo. Este pasaje termina con una
observación: “Los jefes de los sacerdotes decidieron entonces matar a Lázaro
también, porque muchos judíos se alejaban de ellos por él y creyeron en Jesús”.
(cf. Juan 12, 1-11). El otro día vimos los pasos de la tentación: la seducción
inicial, la ilusión, luego crece – paso dos – y paso tres, crece y se contagia
y se justifica. Pero hay otro paso: sigue adelante, no se detiene. Para éstos
no fue suficiente con matar a Jesús, sino también a Lázaro, porque era un
testigo de la vida.
Pero hoy me gustaría
detenerme en una palabra de Jesús. Seis días antes de Pascua – estamos justo en
la puerta de la Pasión – María hace este
gesto de contemplación:
Marta servía – como en el otro pasaje – y María
abre la puerta a la contemplación. Y Judas piensa en el dinero y piensa en los
pobres, pero no porque se preocupara por los pobres, sino porque era un ladrón
y, como guardaba la caja de dinero, cogía lo que ponían en ella. Esta historia
del administrador infiel es siempre actual, siempre la hay, incluso a un alto
nivel: pensemos en algunas organizaciones caritativas o humanitarias que tienen
tantos empleados, tantos, que tienen una estructura muy rica en personas y al
final el cuarenta por ciento llega a los pobres, porque el sesenta es para pagar
el sueldo a tanta gente.
Es una
forma de quitarles el dinero a los pobres. Pero la respuesta es Jesús. Y
aquí quiero parar: “Los pobres siempre están con ustedes”. Es una verdad: “Los
pobres siempre están con ustedes”. Los
pobres están ahí. Son muchos: están los pobres que vemos, pero ésta es la
parte más pequeña; la gran cantidad de pobres son los que no vemos: los pobres
ocultos. Y no los vemos porque entramos en esta cultura de indiferencia que es
negacionista y negamos: “No, no, no son muchos, no se ven; sí, es así…”,
siempre disminuyendo la realidad de los pobres. Pero hay muchos, muchos.
O incluso, si no
entramos en esta cultura de la indiferencia, existe la costumbre de ver a los pobres como adornos de una ciudad:
sí, están ahí, como estatuas; sí, están ahí, se pueden ver; sí, esa viejecita
mendigando, esa otra… Pero como si fuera algo normal. Es parte de la
ornamentación de la ciudad tener gente pobre. Pero la gran mayoría son las
víctimas pobres de las políticas económicas, de las políticas financieras.
Algunas estadísticas recientes lo resumen así: hay tanto dinero en manos de unos pocos y tanta pobreza en muchos,
en muchos. Y esta es la pobreza de tantas personas que son víctimas de la
injusticia estructural de la economía mundial. Y [hay] tantos pobres que se
avergüenzan de mostrar que no llegan a fin de mes; tantos pobres de la clase
media, que van en secreto a Cáritas y piden en secreto y sienten vergüenza. Los pobres son mucho más que los ricos;
mucho, mucho… Y lo que dice Jesús es cierto: “Porque los pobres están siempre
con ustedes”. ¿Pero yo los veo? ¿Soy consciente de esta realidad? Especialmente
la realidad oculta, los que se avergüenzan de decir que no llegan a fin de mes.
Recuerdo que en
Buenos Aires me habían dicho que, en el edificio de una fábrica abandonada,
vacía durante años, estaba habitado por unas quince familias que habían llegado
en esos últimos meses. Fui allí. Eran familias con niños y cada uno había
tomado una parte de la fábrica abandonada para vivir. Y, mirándolos, vi que cada
familia tenía buenos muebles, muebles de clase media, tenían televisión, pero
iban allí porque no podían pagar el alquiler. Los nuevos pobres que tienen que
dejar la casa porque no pueden pagarla, van allí. Es esa injusticia de la
organización económica o financiera la que los lleva allí. Y hay tantos,
tantos, que nos encontraremos con ellos en el juicio.
La primera pregunta que nos hará Jesús es:
“¿Cómo te va con los pobres?
¿Los has alimentado? Cuando estaba en prisión, ¿los has visitado? En el hospital,
¿lo viste? ¿Ayudó a la viuda, al huérfano? Porque yo estaba allí”. Y por eso
seremos juzgados. No seremos juzgados por el lujo o los viajes que hagamos o la
importancia social que tengamos. Seremos
juzgados por nuestra relación con los pobres. Pero si yo, hoy, ignoro a los
pobres, los dejo de lado, creo que no están ahí, el Señor me ignorará el día
del Juicio. Cuando Jesús dice: “Tienen a los pobres siempre con ustedes”,
quiere decir: “Siempre estaré contigo en los pobres». Estaré presente allí”. Y
esto no es ser comunista, es el centro del Evangelio: seremos juzgados por
esto.
Antes de salir de la
Capilla dedicada al Espíritu Santo, se cantó la antigua antífona mariana Ave
Regina Caelorum (Ave Reina del Cielo).
Fuente: Zenit. Org. Traducción del italiano al español. Vatican News.