25
de junio 2018. En un discurso ante los participantes en el encuentro “Educar y
Transformar”, promovido por la Fundación Gravissimum Educationis, el Papa
Francisco hizo un llamado a la comunidad educativa católica a “globalizar la
esperanza”. “Sólo cambiando la educación se puede cambiar el mundo”, aseguró el
Santo Padre. “Para hacer esto quisiera proponeros algunas sugerencias”.
Por
otro lado, “hacer red significa crear lugares de encuentro y de diálogo en el
interior de las instituciones educativas y promoverlas a los de fuera, con
ciudadanos provenientes de otras culturas, de otras tradiciones, de religiones
diferentes, para que el humanismo cristiano contemple la condición universal de
la humanidad de hoy”. Por último, el Papa señaló que “hacer red significa
también hacer de la escuela una comunidad educadora en la cual los docentes y
los estudiantes no estén vinculados únicamente por el plano didáctico, sino
también por un programa de vida y de experiencia capaz de educar a la
reciprocidad entre generaciones diferentes”.
2-
En segundo lugar, el Pontífice afirmó que la educación también está llamada “a
no dejarse robar la esperanza”.
“Estamos
llamados a no perder la esperanza porque debemos dar esperanza al mundo global
de hoy. ‘Globalizar la esperanza’ y ‘sostener las esperanzas de la globalización’
son compromisos fundamentales de la misión de la educación católica”. En este
sentido, indicó que “una globalización sin esperanza y sin visión está expuesta
al condicionamiento de los intereses económicos, con frecuencia distantes de
una correcta concepción del bien común, y produce fácilmente tensiones
sociales, conflictos económicos, abusos de poder”. “Debemos dar un alma al
mundo global por medio de una formación intelectual y moral que sepa favorecer
las cosas buenas que tiene la globalización y corregir las negativas”.
3-
A continuación, Francisco detalló tres criterios esenciales para que proyectos
educativos sean eficaces: identidad, calidad y bien común.
“La
identidad exige coherencia y continuidad con la misión de las escuelas, de la
universidad y de los centros de investigación nacidos, promovidos y acompañados
por la Iglesia y abiertos a todos. Dichos valores son fundamentales para
insertarse en el camino trazado por la civilización cristiana y la misión
evangelizadora de la Iglesia”. Por otra parte, “la calidad es el faro seguro
para iluminar toda iniciativa de estudio, de investigación y de educación”.
Por
último, “no puede faltar el objetivo del bien común. El bien común es de
difícil definición en nuestras sociedades marcadas por la convivencia de
ciudadanos, grupos y pueblos de culturas, tradiciones y creencias diferentes.
Es necesario ampliar los horizontes del bien común, educar a todos en la
pertenencia a la familia humana”. Fuente: Aciprensa.