28 de abril 2019. El Papa Francisco animó a acercarse a las
llagas de Jesús resucitado en las situaciones de angustia y sufrimiento, porque
son fuente de “misericordia, de paz y son signo del amor inmenso de Jesús”. Durante
su reflexión previa al rezo del Regina Coeli este domingo, Fiesta de la Divina
Misericordia, en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa reflexionó sobre
el episodio evangélico en el que se narra cómo Jesús se aparece en el Cenáculo portando
tres dones: la paz, la alegría y la
misión apostólica.
“Las primeras palabras que dice son: ‘Paz a vosotros’. El
Resucitado trae la auténtica paz, porque mediante su sacrificio en la cruz ha
realizado la reconciliación entre Dios y la humanidad, y ha derrotado al pecado
y a la muerte”, explicó el Papa.
Señaló que “sus discípulos, por primera vez, tenían
necesidad de esa paz, porque después de la captura y la condena a muerte del
Maestro estaban derrumbados en el desconcierto y en el miedo”.
Jesús “se
presenta vivo en medio de ellos y, mostrando las llagas en su cuerpo glorioso,
les da la paz como fruto de su victoria”. Sin embargo, “aquella noche no estaba
presente el apóstol Tomás. Informado de este extraordinario suceso, él,
incrédulo ante el testimonio de los otros Apóstoles, quiere comprobar en
persona la verdad de cuanto afirmaban”. “Ocho días después, es decir, justo un
día como hoy, se repite la aparición: Jesús
acude al encuentro de la incredulidad de Tomás, invitándolo a tocar sus
llagas. Ellas constituyen la fuente de la paz, porque son el signo del amor
inmenso de Jesús que ha derrotado las fuerzas hostiles al hombre, es decir, el
pecado, el mal y la muerte”.
El Pontífice subrayó que el modo en que Jesús mostró sus
llagas a Tomás “es una enseñanza para nosotros. Como si Jesús nos dijese, ‘si no estás en paz, toca mis llagas’”. “Tocar
las llagas de Jesús, que son tantos problemas, dificultades, persecuciones,
enfermedades…, de mucha gente que sufre. ¿No estás en paz? Acude a visitar a
alguno que sea el símbolo de las llagas de Jesús, toca las llagas de Jesús.
Porque de esas llagas surge la misericordia. Por eso hoy es el Domingo de la
Misericordia”. Explicó también que “un santo decía que el cuerpo de Jesús
crucificado era como una bolsa de misericordia que por medio de sus llagas
venía a todos nosotros. Todos nosotros
tenemos necesidad de misericordia”.
“Acerquémonos a Jesús y toquemos sus llagas en nuestros
hermanos que sufren. Las llagas de Jesús son un tesoro, de ahí surge la misericordia.
Seamos valientes y toquemos las llagas de Jesús. Con esas llagas Él está ante
el Padre. Le hace ver al padre, como si dijese: ‘Padre, este es el precio…,
estas llagas son lo que yo he pagado por mis hermanos’. Es decir, con sus llagas, Jesús intercede ante el
Padre. Nos da la misericordia a nosotros si nos acercamos e intercede por
nosotros. No nos olvidemos: las llagas de Jesús”.
Francisco continuó con “el segundo don que Jesús resucitado
da a los discípulos: la alegría. El evangelista señala que ‘los discípulos se
alegraron al ver al Señor’”. Afirmó que “hay un verso en el Evangelio de Lucas
que dice que no podían creer por la
alegría. También a nosotros, cuando nos sucede algo increíble, algo bueno,
¿qué es lo que te sale de dentro?: ‘No te puedo creer’, ‘no es verdad’. Así es
como dijeron los apóstoles: no lo podían creer por la alegría. Esa es la
alegría que te da Jesús. Si estás triste, si no estás en paz…, mira a Jesús
crucificado, mira a Jesús resucitado, mira sus llagas y toma esa alegría”.
“Además de la paz y la alegría, Jesús también entrega como
don a sus discípulos la misión. Les dice: ‘Como el Padre me ha mandado a mí,
también yo os mando a vosotros’. La
resurrección de Jesús es el inicio de un dinamismo nuevo de amor, capaz de transformar
el mundo con el poder del Espíritu Santo”. El Papa concluyó su reflexión
recordando que “en este segundo domingo de Pascua estamos invitados a
acercarnos con fe a Cristo, abriendo nuestro corazón a la paz, a la alegría y a
la misión. Pero no os olvidéis de las llagas de Jesús, porque de ellas surge la paz, la alegría y la
fuerza para la misión”. Fuente: Aciprensa. Redacción.