11 de abril 2019. Monseñor Flavio Calle Zapata recuerda que
han sido momentos muy gratos los vividos como pastor en la Arquidiócesis de
Ibagué, donde sucedió a monseñor Juan Francisco Sarasti, de quien asegura haber
recogido la herencia pastoral y espiritual dejada por él. En el año 2003,
inicia su travesía por esta tierra musical tolimense. Rápidamente imprime en su
trabajo un nuevo aliento evangelizador, tratando de responder a la realidad
actual que se vivía en este territorio. “Llegué en una época en que había mucha
violencia en algunas regiones del Tolima, pero a Dios gracias fue disminuyendo
la arremetida del conflicto, hasta el punto que en los últimos años no hemos
tenido hechos de aquellos que se vivieron con guerrilla y paramilitarismo. La
vida en el Tolima ha sido más bien serena en los últimos años”, aseguró.
Afirma que estos 16 años pasaron tan rápido que ni los
sintió: “da la sensación como si hubieran sido unos 5 años no más”. Su tiempo
ha transcurrido en el desarrollo de una agenda trazada por un plan pastoral,
llevando el ritmo de vida de las personas de esta región y sus necesidades
propias.
Su vocación: La paz
Considera que una de sus principales vocaciones ha estado
ligada al tema de la paz. Es así como desde sus inicios en esta Jurisdicción
impulsó la creación de la Corporación Desarrollo y Paz del Tolima -Toldipaz-,
organismo que ha servido como mecanismo para promover el desarrollo y la
ejecución de diferentes iniciativas sociales.
“Parece que mi
vocación está ligada al tema de la paz, la defensa de los flagelados,
vulnerables, por ello he trabajado mucho a través de Toldipaz. Allí se le
mide el pulso a cómo anda la región en temas de paz, respeto a la vida humana y
a los derechos humanos. Desde que llegué hasta la presente he conservado mi
tiempo, mi pensamiento y mi dedicación a proyectar desde esta institución y
naturalmente a través de todas las dimensiones que asume la pastoral social de
la arquidiócesis, que ha sido bastante activa también en la defensa de los
DDHH”, afirmó.
Se empieza a sentir con
fuerza la partida de un ser carismático
Cuenta que, si bien un momento culmen de su partida inició
con la celebración de sus 50 años de sacerdocio, “este acontecimiento tenía
cierto sentido de que la presencia mía ya iba terminando. Sin embargo –continúa-
cuando llega la noticia de mi retiro siempre cae como durito en algunas
personas, en los sacerdotes, en su corazón sincero manifiestan la gratitud y el
vacío”. Reconoce que la misión de un ministro de la Iglesia es la entrega y el
servicio a los demás. “Amar, ayudar, escuchar, bendecir y perdonar, a eso nos
dedicamos y eso es muy lindo, eso crea una relación muy hermosa con la
comunidad (…) Por eso, es natural que al partir haya una sensibilidad con
sentimientos de gratitud con Dios, pero también de pesar por la partida”.
Sobre el administrador arquidiocesano
Afirma que la elección de monseñor Miguel Fernando González
Mariño, como administrador arquidiocesano de Ibagué, nombrado recientemente por
los miembros del Colegio de Consultores, fue asertiva y tiene grandes ventajas:
“Él ha sido obispo auxiliar durante 3 años, entonces conoce muy bien la marcha de esta jurisdicción, el ritmo de la vida
social, los fenómenos que aquí se producen, él ya está hecho al contexto
que nos envuelve, por lo que estoy seguro no tendrá mucha dificultad en entrar
a ejercer como pastor en esta comunidad. Lo hará con carácter de interinidad
hasta el día en que el Papa nombre el nuevo arzobispo y se haya posesionado”.
¿Qué viene para monseñor
Flavio Calle?
“Las cosas que un jubilado puede hacer, a eso me dedicaré”.
El prelado reconoce que tendrá que aprender a vivir la nueva vida, distribuirá
sus tiempos entre la lectura “voy a leer un poco los clásicos antioqueños a don
Tomás Carrasquilla y otros”, la música, compartir con la familia y amigos,
desarrollar algunos hobbies que por su labor pastoral no logró cumplir, recoger
apuntes y escribir sobre temas que siempre le han apasionado: la espiritualidad
cristiana y ayuda en la pedagogía cristiana para las personas.
Pero algo que definitivamente tiene claro hacer una vez
salga jubilado, es dedicar un buen tiempo de su vida a confesar pues “escuchar
y perdonar los pecados, creo que es uno de los ministerios más importantes y
muy descuidados en la Iglesia actualmente”. Hay un hobby que disfrutó mucho de
joven en el seminario, se trata del arte de la filatelia, manejo de las
estampillas. “Voy a revivir lo que tenga para ponerlo en orden también, es un
hobby muy lindo, lleva tiempo, muy delicado, muy cultural y muy agradable”.
Monseñor Calle Zapata manifiesta que sólo estará en la
arquidiócesis el tiempo funcional que convenga, una vez haya realizado el
empalme con monseñor González Mariño, piensa viajar a Medellín, donde se
radicará para disfrutar de la compañía de su familia. Finalmente, recuerda la
figura de san José, quien dice lo acompaña desde niño. “En los últimos años se
ha acrecentado muchísimo el amor por él, la admiración por él y he sentido su
amistad y compañía como si fuera una persona física. Precisamente el Papa
Francisco me dio la libertad canónica de retirarme justamente en la fiesta de
san José”. Entrevista realizada por la Conferencia Episcopal de Colombia.