Evangelio
para el domingo 7 de abril 2019. « °°° Los escribas y los fariseos le llevaron
una mujer que habían sorprendido cometiendo adulterio, la colocaron en medio y
le dijeron a Jesús: «Maestro, a esta mujer la sorprendimos en el momento mismo
de cometer adulterio. Y en la Ley nos mandó Moisés que a esas personas hay que
darles muerte apedreándolas. ¿Tú qué dices? °°° Juan 8, 1-11. . Es necesario
ubicarse frente a una escena muy
conocida en la enseñanza bíblica: “La mujer adúltera”. Caso que aprovecha Jesús
para darnos una gran enseñanza. °°°
“El que esté sin pecado, que tire la primera
piedra”. Frase que con el tiempo se convirtió en un aforismo popular. La no
lectura del espíritu categórico como lo dijo el Señor, se presta para ser un
arma de doble filo. La pretensión no es
interrumpir el diálogo, no es impedir que los demás se expresen, no es cerrarle
las puertas a la opinión; es una invitación abierta a tener a Cristo como punto
de referencia para el juicio de nuestros propios actos. Es: “el rechazo frontal de aquellos que se auto
designan conciencias morales de la sociedad y establecen su propio sistema
moral acusatorio para sentar en el
banquillo a los demás, evitando mirar sus propios pecados”.
El juicio imprecativo y ofensivo
nunca ha servido como método de cambio y orden social. La corrección fraterna
que nace del amor al hermano y la necesidad de desear lo mejor para los demás,
es el camino que indica Dios en su Reino: El Hijo de Dios actúa conforme al
pensamiento de su Padre celestial y no conforme a la forma común de pensar en
hombres y mujeres. El Nazareno no acepta la pena de muerte como remedio de
conversión. Él se opone a la mentalidad humana. (cf. Deuteronomio 22, 23-24).
Su principio es el amor y el perdón: El Maestro propone: “Tampoco yo te
condeno. Vete y en adelante no peques más“. (Juan 8, 11).
El
reto lo impone Jesús con sus preguntas, quiere que logremos el cambio de
mentalidad, hacia un espíritu sano, noble y comprensivo de la situación que
vive cada persona. No es del orden de la caridad sacarle en cara a los demás
sus debilidades, gozarse del dolor ajeno, compararse con los demás, tomar como
punto de reflexión los errores de quienes nos rodean; eso, no construye ni
edifica a nadie. El Papa Francisco nos propone pensar más en la situación de los
demás y en nuestros propios pecados: Dice el Papa “¡Cuánto bien nos hace ser
conscientes de que también nosotros somos pecadores!. Cuando hablamos de los
otros, porque todos hacemos esto, cuanto bien nos hará tener la valentía de
hacer caer por tierra las piedras que tenemos para arrojar contra los otros, y
pensar un poco en nuestros pecados". Cuida tu salud: Con nuestra
hipocresía destruimos moralmente a los demás. Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué.