5 de agosto de 2019

TE DEUM. BICENTENARIO INDEPENDENCIA DE COLOMBIA.


5 de agosto 2019. Te Deum: Libertad, reconciliación y esperanza. Acción de Gracias en la conmemoración del Bicentenario de la Independencia de Colombia. 7 de agosto de 2019. Al hacer juntos memoria de los acontecimientos que nos condujeron a la Independencia, es muy conveniente, como pastores del pueblo de Dios, asistir e iluminar esta celebración patria con la acción de gracias por la libertad que Dios nos ha permitido vivir y con la súplica por el fortalecimiento del don de la reconciliación que nos conducirá a crecer en la esperanza de ofrecer a toda la libertad verdadera que sólo Dios da. Por tal motivo, el Departamento de Liturgia, con la colaboración del Padre Diego Uribe C., de la Comisión Nacional de Liturgia, ofrece dos esquemas subsidios para dicha celebración: Conferencia Episcopal de Colombia.
1. Santa Misa
Para la celebración de la Santísima Eucaristía se recomienda el esquema: Por el progreso de los pueblos, (Misal, p. 948), Plegaria eucarística: De la Reconciliación II, (Misal, p. 508). Igualmente, en la Oración Universal o de los Files se aconseja hacer peticiones por la Patria, como se presenta más abajo, en el segundo esquema.

2. Celebración de la Palabra
El Celebrante:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
R. Amén.
El Señor esté con ustedes.
(El Obispo dice: La Paz del Señor esté con ustedes)
R. Y con tu espíritu.

El celebrante.
Al hacer juntos memoria de los acontecimientos que nos condujeron a la Independencia, invitamos al pueblo de Colombia a dar gracias a Dios como lo hizo nuestro libertador Simón Bolívar con el Te Deum ofrecido en la Catedral de Santa fe de Bogotá en 1819. La Iglesia de Colombia celebra este Bicentenario de la Independencia porque participó de modo activo en todo el proceso, porque animó y acompañó a quienes, con el sacrificio de sus vidas, nos consiguieron ser una nación que quiere seguir fortaleciendo la libertad por el camino de la reconciliación para una convivencia más verdadera, justa y pacífica entre los hermanos.

Oremos. Dios, Padre nuestro, que, con admirable providencia, gobiernas el mundo, atiende nuestros ruegos por la patria, para que la sabiduría de sus autoridades y la honestidad de sus ciudadanos robustezcan la concordia y la justicia y podamos vivir en la paz y el progreso constante. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
R. Amén.
D

LITURGIA DE LA PALABRA.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses.
Filipenses 6-9
Hermanos:
No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús. En fin, mis hermanos, todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es justo y puro, todo lo que es amable y digno de honra, todo lo que haya de virtuoso y merecedor de alabanza, debe ser el objeto de sus pensamientos. Pongan en práctica lo que han aprendido y recibido, lo que han oído y visto en mí, y el Dios de la paz estará con ustedes.
Palabra de Dios.

Salmo.
SALMO 84, 9ab. 10-14
R. El Señor promete la paz para su pueblo.
Voy a proclamar lo que dice el Señor: el Señor promete la paz, la paz para su pueblo y sus amigos y la Gloria habitará en nuestra tierra. R.

El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán; la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo. R.

El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos. La Justicia irá delante de él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R.

Evangelio.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Juan 15, 9-12
En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto. Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado.»
Palabra del Señor.

Homilía.
El celebrante se dirige a todos con las siguientes palabras, o también puede tomar como esquema el mensaje de la Conferencia Episcopal de Colombia para el Bicentenario de la Independencia, que se publicará el lunes 5 de agosto. Cuando se nos llama a celebrar el bicentenario de la Independencia de Colombia, más que hacer un recorrido histórico del acontecimiento, se nos pide seguir trabajando para que entre nosotros se viva en clave de esperanza, de futuro iluminado por las gestas de quienes nos precedieron, como ocasión para proponer a Colombia un camino de reconciliación y de verdadera libertad. Como una bendición de Dios, la visita del Papa Francisco hace ya casi dos años, nos ofreció una invitación a vivir la reconciliación. Por eso retomamos sus palabras en la santa Misa de Villavicencio el 8 de septiembre:

“La reconciliación no es una palabra que debemos considerar abstracta; si esto fuera así, sólo traería esterilidad, traería más distancia. Reconciliarse es abrir una puerta a todas y a cada una de las personas que han vivido la dramática realidad del conflicto. Cuando las víctimas vencen la comprensible tentación de la venganza, cuando vencen esta comprensible tentación de la venganza, se convierten en los protagonistas más creíbles de los procesos de construcción de la paz. Es necesario que algunos se animen a dar el primer paso en tal dirección, sin esperar a que lo hagan los otros. ¡Basta una persona buena para que haya esperanza! No lo olviden: ¡basta una persona buena para que haya esperanza! ¡Y cada uno de nosotros puede ser esa persona!”.
La memoria de la Independencia nos lleva a todos a pensar:

1. Libertad:
Pensemos en presencia del Señor cómo estamos mostrando que la verdadera libertad es un don de Dios que nos pide respetarnos y valorarnos, encontrarnos para valorar al otro como hermano, para garantizarle una vida digna iluminada por la fe.

2. Reconciliación
Cómo estamos mirando que el camino de nuestro país debe estar marcado por esta palabra que busca vencer las venganzas y los odios para seguir luchando por una verdadera fraternidad, por una Colombia que sepa perdonar y que se comprometa en el verdadero progreso que es también amor, justicia, fraternidad.

3. Esperanza.
Cómo podemos pedirle al Señor que nos haga servidores de la vida y de la alegría, sembrando en el corazón dolorido de tantos hermanos la semilla de la esperanza, la llamada a recobrar la alegría, la voluntad de transformar el panorama sombrío de la violencia en aurora confiada en la que la fe en Dios y la certeza de su amor, nos permitan restaurar el corazón de tantos que sufren con el gozo del Señor que es luz y vida. La Madre de Jesús, la que fue invocada con amor en aquellas meritorias jornadas que buscaban libertad, sea nuestra compañera para vivir la reconciliación y sea la misionera de la esperanza que queremos sembrar en nuestra amada patria.
Amén.

ORACIÓN DE LOS FIELES
El celebrante
Señor Dios de la Paz y de la Reconciliación, verdadera libertad y esperanza del mundo: dirige tu mirada serena y bondadosa sobre este, Tu pueblo, que suplica tu misericordia y tu bondad.
R. Que todos seamos instrumento de tu paz.

1. Dios siempre fiel, dirige nuestras vidas, para que alcancemos la realización plena de las legítimas aspiraciones de este Pueblo tuyo bajo la mirada de los Pastores que en tu Iglesia acompañan el camino de todos. R. Que todos seamos instrumento de tu paz.

2 Dios misericordioso, concede a las Autoridades propiciar encuentros reconciliadores en los que la verdad sea camino de esperanza y de paz y ayúdales a que trabajando en la verdad y en la justicia seamos todos servidores de la vida y de la alegría. R. Que todos seamos instrumento de tu paz.

3 Dios Justo, que la intercesión de María, reina y madre de todos los creyentes, nos alcance el consuelo de los que sufren, para que tu amor nos permita sembrar en Colombia la alegría para los que lloran, la vida eterna para los que han muerto, en especial para tantos héroes ignorados, tantos líderes y hermanos nuestros sacrificados en la conquista de la paz. R. Que todos seamos instrumento de tu paz.

4 Dios bondadoso, concede alivio y valor a todos los que sufren y a todos los oprimidos y que cada uno de nosotros cumplamos nuestro compromiso de servir a la liberación integral del hombre. R. Que todos seamos instrumento de tu paz.

El Celebrante:
Recibe, Dios de amor, nuestras oraciones y colma a tu pueblo, peregrino en Colombia, con los dones de tu paz y de tu infinita misericordia, por Cristo, nuestro Señor.
R. Amén.

TE DEUM
El celebrante introduce la recitación comunitaria del Himno de
Acción de Gracias.
El himno llamado Te Deum, que pronunciaremos está inspirado en los Salmos y en alabanzas sencillas y alegres con las que la Iglesia, por más de mil años, ha querido reconocer la misericordia del Señor. Con toda piedad, unámonos a esta alabanza cuyas estrofas alternaremos ahora con fe.

TE DEUM.
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a ti nuestra alabanza, a ti, Padre del cielo, te aclama la creación. Postrados ante ti, los ángeles te adoran y cantan sin cesar: Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo: llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles, la multitud de los profetas te enaltece, y el ejército glorioso de los mártires te aclama. A ti la Iglesia santa, por todos los confines extendida, con júbilo te adora y canta tu grandeza: Padre, infinitamente santo, Hijo eterno, unigénito de Dios, Santo Espíritu de amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria, tú el Hijo y Palabra del Padre, tú el Rey de toda la creación. Tú, para salvar al hombre, tomaste la condición de esclavo en el seno de una Virgen. Tú destruiste la muerte y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.

Tú vives ahora, inmortal y glorioso, en el reino del Padre. Tú vendrás algún día, como juez universal. Muéstrate, pues, amigo y defensor de los hombres que salvaste. Y recíbelos por siempre allá en tu reino, con tus santos elegidos. Salva a tu pueblo, Señor, y bendice a tu heredad. Sé su pastor, y guíalos por siempre. Día tras día te bendecimos y alabaremos tu nombre por siempre jamás. Dígnate, Señor, guardarnos del pecado en este día. Ten piedad de nosotros, Señor. Ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. A ti, Señor, me acojo, no quede yo nunca defraudado.
Amén.

Oración Final
Oh Dios, Señor de la Historia, te rogamos nos concedas vivir en fraternidad para que alcancemos la alegría de avanzar por caminos de progreso y de fe. Te lo rogamos por el mismo Jesucristo, Tu Hijo, que contigo vive y reina en la Unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén

Bendición Final:
El Señor esté con ustedes.
R. y con tu espíritu.
El Celebrante:
El Señor los bendiga y los guarde,
R. Amén.
El Celebrante:
Haga brillar su rostro sobre ustedes y les conceda su favor
R. Amén
El Celebrante:
Vuelva su mirada a ustedes y les conceda la paz.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre. R. Amén.
Pueden ir en paz