16 de septiembre de 2023

MISERICORDIA: DISTINTIVO DEL CRISTIANO Evangelio domingo 17 de septiembre 2023


MISERICORDIA: DISTINTIVO DEL CRISTIANO
     
Evangelio domingo 17 de septiembre 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: "Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?" Jesús le contesta: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados.
 
Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda.” °°° Mateo 18, 21-35.
 
            La capacidad de perdonar define las reglas para vivir en comunidad. Cuando se trata de hablar de la gracia de perdonar y reconciliar en nombre de Dios, sabemos que la primera persona a la que se le concedió esa gracia fue a Pedro: “Lo que ates en la tierra quedará atada en el cielo; lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”. (Mateo 16, 19).
 
Después de Pedro esa gracia llega a los apóstoles: “Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdones los pecados, les quedarán perdonados” (Juan 20, 22-23). La Escritura enseña sabiamente que cuando una persona perdona las ofensas de los demás, se perdonan sus propios pecados, cuando se lo pida a Dios. Suena contradictorio decir: ¿Cómo puede una persona guardar rencor y pedir salud a Dios? (Eclesiástico 27, 33). 
 
            Acostumbrarse a perdonar es bueno porque ejercita las facultades de cada persona, eleva el espíritu, engrandece y ennoblece el alma. Las personas que perdonan se convierten en humildes, virtuosas, reconocedoras de sus debilidades, entienden a los demás con mucha facilidad, son excelentes consejeros, su regla de vida será: “Quién soy yo para condenar a los demás”. (cfr. Santiago 4, 12).
Quien se acostumbra a perdonar cumple con la regla más grande del cristianismo: “La misericordia”. Aprende a vivir al estilo de Dios: “Él es bueno y rico en misericordia”. (cfr. Efesios 2, 4).
 
            La misericordia es el principio para vivir en comunidad. Para entender a los demás cuando se equivocan. Para practicar justicia en toda su extensión. El Papa Francisco enseña que la misericordia sin las obras está muerta. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. 

Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados no obstante el límite de nuestro pecado. Todos los signos que realiza Jesucristo, llevan el signo de la misericordia. (Misericordiae Vultus).
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https://youtu.be/PBUEKSjNIa4