22 de septiembre 2023. “Sonido de libertad”: ¡hay que verla ¡Autor: Padre Mario García Isaza Formador, Seminario Mayor, Arquidiócesis de Ibagué
Fui a ver
el filme “Sonido de libertad”. No soy,
ni mucho menos, cinéfilo, y puedo decir que hacía varios años que no
visitaba una sala de cine. Pero motivado por comentarios que escuché, y más aún
por un par de reportajes concedidos por el productor de esta película, me
animé. Y escribo este comentario todavía bajo la profunda impresión que me quedó lacrada en el alma.
Esta pieza
cinematográfica es impactante; es estremecedora.
No creo que
sea posible que alguien la vea y salga sin sentirse sacudido interiormente, sin
experimentar un triple sentimiento: por una parte el dolor y la indignación ante una infamia aterradora; por otra, la
secreta esperanza de que gritos como el que se esconde en el filme contra una
de las mayores infamias del mundo de hoy, terminen por ir levantando una valla
que lo ataje, desencadenen y pongan en marcha un movimiento incontenible en
defensa de los niños; y finalmente, un cuestionamiento punzante: ¿qué puedo,
qué debo hacer yo?
La pieza
producida por Eduardo Verástegui y protagonizada magistralmente por el mismo
actor que representó a Jesucristo en “La Pasión”, nos hace tomar conciencia de
una realidad de la que tal vez no nos percatábamos con bastante claridad: que la esclavitud, que creíamos desterrada de
la humanidad, existe; y existe con características más aberrantes, más
inadmisibles, más horrendas que las que tenía el tráfico esclavista de la edad
media.
Y eso
porque están sometidos a ella quienes tienen menor, muchísimo menor posibilidad
de reaccionar o de reivindicar sus derechos: los niños que son, por millares, por millones, objeto de la explotación
y el tráfico sexual; que son convertidos por criminales incalificables en
juguetes para satisfacer las inconfesables y sórdidas apetencias de
pervertidos, y la criminal avidez de los nuevos esclavistas que no dudan en
hacer de seres inocentes objeto de un comercio repugnante.
Y es que,
junto a la cruda y lacerante realidad
que desnuda “Sonido de libertad”, hay otras formas, no menos perversas, no
menos ominosas y execrables de atentar contra los más inermes, que son los
niños : la campaña siniestra y mil veces criminal del aborto, que extermina
millones de vidas humanas incipientes, y se disfraza con eufemismos araneros y
canallescos para paliar su naturaleza de homicidio; y el pérfido empeño por destruir la inocencia de los pequeños y torcer su
vida con todos los mecanismos que la ideología de género pone en juego para
subvertir la ley natural, y que mañosamente se va inoculando en sistemas
“educativos”, en proyectos de ley, en grupos ideológicos anticristianos.
Y detrás de
toda esta perversidad, a veces en la sombra y a veces en forma insolente e
impúdica, grandes y sucios capitales y organismos pervertidos: Georges Soros,
-el mismo que financia los viajes de la señora vicepresidente de
Colombia-, la fundación Rockefeller,
Walt Disney, Netflix, la misma ONU, Planned Parentood, Profamilia entre
nosotros…y legisladores y magistrados de altas cortes, y organismos jurídicos
extraviados….
Y, tal vez lo peor de todo: una sociedad que parece ignorar la existencia de esta
tragedia, o, cobarde y cómplice, calla y mira para otro lado; nosotros, todos
nosotros, que no alzamos la voz, que actuamos como perros mudos ante los
crímenes abominables con que se atenta
contra nuestros niños; y que incluso, sin darnos cuenta del carácter de
complicidad que eso tiene, apoyamos a alguna de esas pérfidas empresas:
seguimos comprando a Netflix…seguimos llevando a los niños a presenciar los
sibilinos programas de Waly Disney, seguimos poniendo en sus manos juguetes
inspirados en ideologías inmorales.
Sound of Freedom, “Sonidos
de libertad” : ¡hay que verla! Hay que recomendarla. Ojalá nuestros dirigentes,
nuestros legisladores, nuestros magistrados, nuestros educadores, muchísimos
padres de familia, colmaran las salas de cine en que este filme se proyecta.
Posiblemente muchas actitudes cambiarían, y se abriría una ceja de luz en medio
de tanta oscuridad, y comenzaría a germinar la posibilidad de acabar con la peor
esclavitud de nuestra época. Correo del autor: magarisaz@hotmail.com