19 de junio 2019. “La
oración es el ‘pulmón’ que da respiro a los discípulos de todos los tiempos”,
afirmó el Papa Francisco durante en su catequesis de la Audiencia General
celebrada este miércoles en la Plaza de San Pedro del Vaticano. En su
enseñanza, el Santo Padre destacó cómo Dios irrumpió en el Cenáculo cincuenta
días después de la Pascua, donde se encontraban en oración los Apóstoles con
María, la madre de Jesús.
“Se trata de una irrupción que no tolera el cierre, que
desatranca las puertas con la fuerza de un viento que recuerda a la ‘ruah’, el
soplo primordial, y que cumple la promesa de la ‘fuerza’ realizada por el
Resucitado antes de su despedida”, explicó Francisco.
Tras el viento,
llegaron las lenguas de fuego, “que nos recuerdan a la zarza ardiente y al
Sinaí, con el don de los 10 Mandamientos”. En ese sentido, recordó que “en la
tradición bíblica el fuego acompaña a la
manifestación de Dios”.
En el fuego, “Dios
entrega su palabra viva y enérgica que abre al futuro; el fuego expresa
simbólicamente su trabajo para calentar, iluminar probar los corazones, su
cuidado a la hora de probar la resistencia de las obras humanas, de purificarlas
y revitalizarlas”. “Mientras que en el Sinaí se oye la voz de Dios”, observó el
Papa Francisco, “en Jerusalén, durante la fiesta de Pentecostés, quien habla es
Pedro, la roca sobre la que Cristo decidió edificar su Iglesia. Su palabra,
débil y capaz, por lo tanto, de renegar del Señor, atravesada por el fuego del
Espíritu, adquiere fuerza, se hace capaz de transformar los corazones y de
mover a la conversión”. De hecho, “Dios
elige aquello que en el mundo es débil para confundir a los fuertes”.
El Pontífice subrayó que “la Iglesia nace del fuego del amor, de un incendio que se
desencadena en Pentecostés y que manifiesta la fuerza de la Palabra del
resucitado empapada por el Espíritu Santo”. “La Alianza nueva y definitiva se
funda no sobre una ley escrita en tablas de piedra, sino en la acción del Espíritu de Dios que hace nuevas todas las cosas y
que se enciende en los corazones de carne”, señaló el Papa Francisco. El Papa
Francisco concluyó su catequesis señalando que desde la irrupción del Espíritu
Santo en el Cenáculo en Pentecostés, “ahora el Espíritu de Dios mueve los corazones a acoger la salvación, que
pasa a través de una persona, Jesucristo, aquel al que los hombres clavaron en
la madera de la Cruz y que Dios resucitó de entre los muertos”. Fuente:
Aciprensa. Redacción.