7 de junio 2019. El
Papa Francisco proporcionó sugerencias concretas para la pastoral vocacional y
advirtió la necesidad de adecuar el lenguaje de la Iglesia a los jóvenes,
quienes viven continuamente “en conexión” al internet y a la informática en
general. El Santo Padre pidió trabajar
intensamente y con mucha paciencia en este campo. “Cuando yo era joven, el
trabajo con los jóvenes se hacía en círculos de reflexión. Nos reuníamos,
reflexionábamos sobre ese tema, luego sobre otro, cada uno estudiaba el tema
primero... Y estábamos satisfechos y hacíamos algunas obras de misericordia, visitas
a hospitales, a alguna casa de retiro”, contó el Santo Padre.
Sin embargo, el Papa Francisco explicó que antes, acompañar
a las vocaciones era un trabajo “más sedentario” y en cambio “hoy los jóvenes
están en movimiento,
y hay que trabajar
con ellos en movimiento, y tratar de ayudarlos a encontrar la vocación en
sus vidas”.
“Eso cansa. ¡Hay que cansarse! No se puede trabajar por las vocaciones sin cansarse. Es lo que la
vida, la realidad, el Señor, y todos nos piden”, exclamó el Papa Francisco. Estas
palabras las pronunció sin discursos preparados el Santo Padre este 6 de junio
en la Sala del Consistorio del Vaticano al recibir a representantes de los
Centros nacionales para las vocaciones de la Iglesia de Europa quienes
participan en un congreso en Roma del 4 al 7 de junio. Como ya ha ocurrido en
otras ocasiones, el Papa Francisco decidió al inicio de la audiencia entregar
el discurso escrito preparado para la ocasión y hablar espontáneamente sin leer
ningún texto.
“He preparado una reflexión aquí, que entregaré al Cardenal
(Angelo Bagnasco), y me permito hablar un poco improvisando sobre lo que viene
de mi corazón”, explicó el Papa. En primer lugar, el Pontífice señaló que
cuando habla de vocaciones “muchas cosas le vienen a la mente, muchas cosas que
decir, que se pueden pensar o hacer, planes apostólicos o propuestas” pero
destacó que “antes que nada me gustaría aclarar una cosa: que el trabajo para
las vocaciones, con las vocaciones, no
debe ser, no es proselitismo. ‘No es buscar nuevos socios para este club’.
¡No!”, alertó.
La pastoral vocacional “debe moverse a lo largo de la línea
de crecimiento que Benedicto XVI nos indicó tan claramente: el crecimiento de
la Iglesia es por atracción, no por
proselitismo. Así. Nos lo dijo también a nosotros -obispos
latinoamericanos- en Aparecida. No se trata de ir buscar dónde encontrar
gente”. En esta línea, el Papa Francisco recordó que en el Sínodo de 1994 un
medio de comunicación denunció “la trata de novicias” al referirse a
Congregación femenina que en los años 90 aceptaban postulantes para la vida
religiosa procedentes de Filipinas cuando no tenían casas allí.
“La Conferencia episcopal de Filipinas dijo: ‘No. En primer
lugar, nadie viene aquí para pescar vocaciones, no’. Y las hermanas que tengan
casas en Filipinas, que hagan la primera parte de la formación en Filipinas.
Esto evita algunas ‘deformaciones’. Quería aclarar esto, porque el espíritu del proselitismo nos hace daño”,
advirtió el Santo Padre.
Además, Francisco destacó la importancia de los acompañantes
vocacionales porque “ayudar a un joven o
a una joven a elegir la vocación de su vida, ya sea como laico, laica,
sacerdote o religiosa, es ayudar a asegurar que encuentre el diálogo con el
Señor. Que aprenda a preguntarle al Señor: ‘¿Qué quieres de mí?’ Esto es
importante, no es una convicción intelectual”, expresó. “La elección de una
vocación debe nacer del diálogo con el
Señor, cualquiera que sea la vocación. El Señor me inspira a seguir una
vida así, a lo largo de este camino. Y eso significa un buen trabajo para
ustedes: ayudar al diálogo. Se entiende que si no dialogan con el Señor, será
bastante difícil enseñar a otros a hablar. Diálogo con el Señor”, pidió el
Papa.
Por ello, el Santo Padre animó a quienes impulsan la
pastoral vocacional a tener paciencia con los jóvenes porque “trabajar con los
jóvenes requiere mucha paciencia, mucha, mucha
capacidad de escucha”. De este modo, el Papa Francisco pidió comprender el
lenguaje de los jóvenes. “A veces hablamos con los jóvenes tal y como estamos
acostumbrados a hablar con los adultos. Para ellos, muchas veces nuestro idioma es ‘esperanto’, es como si estuviéramos
hablando esperanto, porque no entienden nada”, alertó. “Saben mucho sobre los
contactos, pero no comunican. Comunicar
es quizás el reto que deberíamos tener con los jóvenes” aseguró y añadió
que es necesario “enseñarles que la informática es buena, sí, para tener algún
contacto, pero ese no es el lenguaje: es un lenguaje ‘gaseoso’. El lenguaje
real es comunicar. Comunicar, hablar”.
“Es un trabajo que hacer yendo paso a paso. También depende
de nosotros entender lo que significa para una persona joven vivir siempre ‘en
conexión’, donde la capacidad de recogerse en sí mismo se ha ido: este es un
trabajo para los jóvenes”, explicó. En este sentido, el Pontífice reconoció que
“no es fácil” porque uno “no puede ir con ideas preconcebidas o con la
imposición puramente doctrinal, en el buen sentido de la palabra: ‘Tú debes
hacer esto’. ¡No!”, exclamó. “Debemos
acompañar, guiar y ayudar para que el encuentro con el Señor les haga ver cuál
es el camino en la vida. Los jóvenes son diferentes, son diferentes en
todos los lugares, pero son iguales en la inquietud, en la sed de grandeza, en
el deseo de hacer el bien. Todos son iguales. Hay diversidad e igualdad”,
explicó el Papa.
Al finalizar, Francisco agradeció a los presentes por el
trabajo que realizan y les pidió que leyeran y reflexionaran el discurso
preparado previamente y que entregó al inicio de la audiencia. “No pierdan la
esperanza, sigan adelante con alegría”, animó el Santo Padre y los invitó a
rezar juntos el Regina Coeli porque era mediodía. Fuente: Aciprensa. Mercedes
de la Torre.