Evangelio para el Domingo 13 de
mayo 2018. -«°°° Luego salieron los apóstoles a predicar por todas partes, y el
Señor cooperaba confirmando la predicación con los milagros que la
autenticaban”. °°° (Marcos 16, 15-20).
Si se puede hablar de algo novedoso e interesante en la historia: Es la
propuesta del Reino de Dios, desde la Ascensión del Maestro a casa de su Padre
celestial. La Buena Nueva; el Evangelio,
rompe el esquema de cualquier pensamiento.
¿Si los apóstoles lo dejaron todo
para entender el Reino, ¿por qué nosotros nos reservamos tantas cosas? Jesús
pretende enseñar algo novedoso, una manera de pensar la vida de una forma
integral. Novedoso porque le da espíritu a una amplia tradición en el
comportamiento y en el pensar; novedoso porque se sale del marco de lo común;
novedoso porque es aprender a vivir de acuerdo con el Reino de Dios: “Vayan por
todo el mundo y prediquen el Evangelio” (Marcos 16, 15).
Lo novedoso siempre imprime en el
ser humano una estancia de alegría y de gozo, una inspiración del alma, ideas
que comienzan a funcionar buscando un futuro mejor. Quien propone una vida
diferente, uniforme y estable, es Dios. Él sabe por qué lo dice: a hombres y
mujeres les corresponde escuchar con mucha atención lo que Dios quiere: es hora de construir un mundo mejor, es hora
de darle una respuesta a Dios, es el momento crucial para decir que no estamos
conformes con el ambiente anticristiano de la sociedad actual; ni con la
violación de los derechos, ni con la injusticia social, tampoco con el hambre,
con el odio, con la guerra, con el uso de la fuerza, con la carrera
armamentista. El hijo de Dios nos propone la conversión de corazón: “Quien crea
y se bautice se salvará” (Marcos 16,16).
“Quien no hace nada por cambiar este mundo, no cree en otro mejor”. Así
son las reglas de juego. “Quien no crea se condenará” (Marcos 16,16). El Papa
Francisco piensa que el verdadero discípulo del Señor es quien se deja aferrar
cada vez más por el amor de Jesús y marcar por el fuego de la pasión por el
Reino de Dios, para ser portadores de la alegría del Evangelio. Y advierte: “El
gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo,
es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la
búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada”. A ese paso no vamos a conocer un mundo mejor.
Cuida tu salud: Perdona, en lugar de condenar. Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.