7 de mayo 2018. El Papa Francisco ha escrito el prefacio de
un libro que recoge un gran número de textos de Benedicto XVI sobre la fe y la
política en el que critica, una vez más, las colonizaciones ideológicas y en
concreto la llamada ideología de género.
“La relación entre la fe y la política es uno de los grandes
temas que siempre ha estado en el centro de la atención de Joseph Ratzinger /
Benedicto XVI, y atraviesa todo su camino intelectual y humano: la experiencia
directa del totalitarismo nazi lo llevó,
como joven estudioso, a reflexionar
sobre los límites de la obediencia al Estado a favor de la libertad de la
obediencia a Dios”, escribe el Papa Francisco.
“El profundo contraste, nota Ratzinger, se da, por el
contrario (y aún antes que la pretensión marxista de colocar el cielo en la
tierra, la redención del hombre en el ‘más acá’), en la diferencia abismal que
subsiste en relación con la manera en la que la redención debe suceder: ‘¿La
redención se da mediante la liberación de cualquier dependencia, o la única vía
que lleva a la liberación es la completa dependencia del amor, dependencia que
sería luego la verdadera libertad?’”.
En este sentido, Francisco asegura que lo que hace 30 años
escribió el Papa emérito está hoy vigente más que nunca: “Se vuelve a presentar
la misma tentación del rechazo de cualquier dependencia del amor que no sea el
amor del hombre por el propio ego, por ‘el yo y sus deseos’; y, como
consecuencia, el peligro de la ‘colonización’ de las conciencias por parte de
una ideología que niega la certeza profunda según la cual el hombre existe como
varón y hembra, a quienes ha sido asignada la tarea de la transmisión de la
vida; esa ideología que llega a la producción planificada y racional de seres
humanos y que –tal vez por algún fin considerado ‘bueno’– llega a considerar
lógico y lícito cancelar lo que ya no se considera creado, donado, concebido y
generado, sino hecho por nosotros mismos”.
“Estos aparentes ‘derechos’ humanos, que se orientan hacia
la autodestrucción del hombre (y nos lo demuestra con fuerza y eficacia Joseph
Ratzinger) tienen un único común denominador que consiste en una única, gran
negación: la negación de la dependencia del amor, la negación de que el hombre
es criatura de Dios, hecho amorosamente por Él a Su imagen y a quien el hombre
anhela como la cierva a los manantiales (Sal. 41). Cuando se niega esta
dependencia entre criatura y creador, esta relación de amor, se renuncia en el
fondo a la verdadera grandeza del hombre, al bastión de su libertad y de su dignidad”.
Fuente: Aciprensa.