7 de octubre 2018. Al presidir el rezo del Ángelus Regina
coeli este domingo desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano, el
Papa Francisco explicó que el matrimonio es la unión fiel de amor entre un
hombre y una mujer, sostenidos por la gracia de Cristo. En su reflexión sobre
el Evangelio de hoy, el Papa meditó en un pasaje de San Marcos en el que se
recuerda que Dios creó al ser humano hombre y mujer, y en el que Jesús afirma
que “el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán una
sola carne”, para concluir resaltando que “lo que Dios ha unido que no lo
separe el hombre”.”
“En el proyecto originario del Creador, no es el hombre el
que se casa con una mujer, y si las cosas no funcionan, la repudia. No. Se
trata de un hombre y una mujer llamados a reconocerse, a completarse, a
ayudarse en la vivencia del matrimonio”, dijo Francisco.
“Esta enseñanza de Jesús es muy clara y defiende la dignidad
del matrimonio como una unión de amor que implica la fidelidad. Lo que permite
a los esposos permanecer unidos en el matrimonio es un amor de donación
recíproca sostenido por la gracia de Cristo”, subrayó el Santo Padre. “Si en
vez de eso en los cónyuges prevalece el interés individual, la propia
satisfacción, entonces su unión no podrá resistir. Y es la misma página
evangélica la que nos recuerda, con gran realismo, que el hombre y la mujer,
llamados a vivir la experiencia de la relación y del amor, pueden dolorosamente
realizar gestos que lo pongan en crisis”.
Francisco precisó que “Jesús no admite todo esto que puede
llevar al naufragio de la relación. Lo dice para confirmar el designio de Dios,
en el que destacan la fuerza y la belleza de la relación humana”. El Papa
explicó luego que “la Iglesia, de una parte no se cansa de confirmar la belleza
de la familia como nos ha sido consignada por la Escritura y la Tradición, pero
al mismo tiempo se esfuerza por hacer sentir concretamente su cercanía materna
a cuantos viven la experiencia de relaciones rotas o que siguen delante de
manera sufrida y fatigosa”.
“El modo de actuar de Dios mismo con su pueblo infiel –es
decir con nosotros– nos enseña que el amor herido puede ser sanado por Dios a
través de la misericordia y el perdón”. Ante esta realidad, continuó, la
Iglesia no está “solo para la condena. Al contrario, ante tantos dolorosos
fracasos conyugales, Ella se siente llamada a vivir su presencia de amor, de
caridad y de misericordia, para reconducir a Dios los corazones heridos y
perdidos”. Para concluir, el Papa alentó a los fieles presentes en la Plaza de
San Pedro a invocar “a la Virgen María, para que ayude a los cónyuges a vivir y
renovar siempre su unión a partir del don originario de Dios”. Evangelio
explicado por el Papa: Marcos 10, 2-16. Fuente: Aciprensa. Walter Sánchez
Silva.