18 de octubre 2018. Durante la Misa celebrada en Casa Santa
Marta este jueves, el Papa Francisco explicó las tres formas de pobreza a las
que está llamado todo cristiano y recordó que “el discípulo no debe tener miedo
a la pobreza, de hecho, debe ser pobre”.
Desprendimiento de las riquezas
La primera es el desprendimiento del dinero, la segunda es
la aceptación de la persecución por causa de la fe, y la tercera es la del
abandono. Sobre la primera, el desprendimiento de toda riqueza, el Santo Padre
señaló que desprenderse de las riquezas es “la condición para iniciar el camino
del discipulado”.
Ese desprendimiento de las riquezas requiere “un corazón
pobre”. Eso supone que “si en el trabajo apostólico se necesitan estructuras u
organizaciones que parezcan signos de riqueza, usadlos bien, pero de manera
desprendida”, pidió Francisco. “Si quieres seguir al Señor, elige el camino de
la pobreza, y si tienes riquezas porque el Señor te las ha dado, para servir a
los demás, despégate de ellas en tu corazón”.
Aceptación de la
persecución
El segundo signo de pobreza del cristiano es la aceptación
de la persecución por la fe en Cristo. En el Evangelio Jesús no esconde la
realidad a sus discípulos, y les dice que los envía “como corderos en medio de
lobos”. El Papa señaló que hoy la persecución a los cristianos está,
lamentablemente, de actualidad. Es una realidad que deben afrontar muchos
cristianos en todo el mundo. Como ejemplo, el Pontífice contó cómo uno de los
Obispos que está participando en el Sínodo sobre los jóvenes contó cómo en su
país, donde los cristianos sufren estas persecuciones, un joven católico fue
hecho preso por un grupo de personas fundamentalistas que odiaban a la Iglesia.
“Lo golpearon y luego lo arrojaron a una cisterna llena de fango. El joven se
hundió en el fango hasta el cuello. Sus agresores le ofrecieron salvarle la
vida si renunciaba a crista: ‘Por última vez, ¿renuncias a Jesucristo?’. Le
dijeron. Pero él contestó: ‘¡No!’. Entonces lanzaron una gran piedra contra él
y lo mataron”.
El Papa exclamó: “¡Esto no ha sucedido en los primeros
siglos del cristianismo! ¡Esto sucedió hace dos meses! Es tan solo un ejemplo,
pero, cuántos cristianos hoy sufren persecuciones físicas: ‘¡Este ha
blasfemado! ¡A la horca!’”. Pero luego, además de las persecuciones físicas,
hay otro tipo de persecuciones, la de la calumnia. “La persecución de la
calumnia, de las habladurías, y el cristiano se calla, tolera esta ‘pobreza’”. “A
veces es necesario defenderse para no dar escándalo. Las pequeñas persecuciones
en los barrios, en la parroquia…, son pequeñas, pero son la prueba, la prueba
de pobreza. Esa es la segunda prueba de pobreza que pide el Señor a sus
discípulos: recibir humildemente las persecuciones, tolerar las persecuciones”.
El abandono
Por último, la tercera forma de pobreza es la de la soledad,
el abandono. “Pienso en el hombre más grande de la humanidad, y este
calificativo proviene de la boca de Jesús: Juan Bautista”, señaló el Papa. “El
hombre más grande nacido de mujer”. Juan Bautista fue “un gran predicador, la
gente iba donde él para bautizarse. ¿Y cómo terminó? Solo, en la cárcel. Pensad
cómo eran las celdas de aquella época, porque si las de hoy son como son,
pensad en las de entonces”. “Solo, olvidado, muerto por la debilidad de un rey,
por el odio de una adultera, y por el capricho de una joven. Así terminó el
hombre más grande de la Historia”, afirmó. “Y sin necesidad de irse tan lejos,
muchas veces, en las casas de reposo, donde hay tantos sacerdotes y religiosas
que han dedicado sus vidas a la predicación, se sienten solos, solos con el
Señor: nadie los recuerda”. Evangelio comentado por el Papa Francisco: Lucas
10:1-9. Fuente: Aciprensa. Redacción.