NO EXISTE CRISTIANISMO SIN CRUZ
Evangelio jueves 10 de agosto 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Jesús les dijo: "En verdad les digo: Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida la destruye; y el que desprecia su vida en este mundo, la conserva para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Y al que me sirve, el Padre le dará un puesto de honor." Juan 12, 24-26.
El Salvador del mundo, de una manera práctica, enseña cómo se logra realizar la misión según la voluntad de Dios. Lo primero que se le ocurre es confiar la misión a doce apóstoles, que ya estaban debidamente preparados para obedecer lo que su Maestro les había enseñado: “Así como mi Padre me ha enviado, así los envío yo a ustedes” (Juan 20, 21-23).
La muerte tiene un valor eterno en la mente de Dios. Los apóstoles pueden sentir tristeza y no aceptar la muerte de su Maestro, pero la realidad es que la muerte guarda una catequesis de resurrección, de vida, de triunfo, de darle sepultura a todo aquello que impide la misión cristiana en el mundo. La muerte tiene una dimensión soteriológica.
El apóstol san Pablo hizo énfasis en la importancia que tiene la Cruz para el cristianismo, para la Iglesia, para la obra de la evangelización. El sentido y significado de la cruz se convierte en parte de la condición humana. No se entiende una vida cristiana sin un camino de la cruz. No se puede asumir la cruz mientras el amor a Dios no esté por encima de los demás amores en este mundo.
Los amores limpios de esta vida se elevan y ennoblecen aún más cuando se ama a Dios como lo primero. Si logramos entender que el amor a Dios está por encima de cualquier realidad, lograremos entender, cómo se lleva una cruz con el agrado del amor. Cómo se resuelven los problemas desde el amor.
El Papa Francisco explica el porqué de la pasión y la glorificación de Jesucristo. Jesús ha de morir si quiere «llevar fruto», si ha de tener éxito; pero también esa muerte será fecunda. La muerte de Jesús es la muerte de la que procede todo «fruto». De ahí que se designe como una muerte salvadora, como una muerte de la que brota la vida eterna. (cfr. Homilía, 22 de marzo, 2015).
El punto final de la vida de san Lorenzo, diácono y mártir, marcó un hito en la historia de todos aquellos que entregaron su vida por la causa del Evangelio. Lorenzo brillo en su apostolado y en su modelo de vida cristiana. Uno de los siete diáconos de Roma, encargado de todos los que sufren. Entregó todo lo que tenía por la causa de los necesitados. Defendió a los pobres y los propuso como los tesoros de la Iglesia Católica.
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