EL HIJO DE DIOS ES PAN DE VIDA ETERNA
Evangelio miércoles 7 de mayo 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Dijo Jesús a la
gente: Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que
crea en mí, no tendrá nunca sed. Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no
creéis. Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo
echaré fuera; porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la
voluntad del que me ha enviado.
Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día.” Juan 6, 35-40
Existe alguien que es alimento para la vida eterna. Alguien que entregó su vida, para que otros tengan vida. Alguien que espera que todos lleguen a la eternidad. Alguien que su cuerpo se convierte en comida y su sangre se convierte en bebida. Alguien que es Pan de vida eterna.
San Juan Pablo II enseñaba que, el
hombre, que es una criatura, puede "tener vida", la puede incluso
"dar", de la misma manera que Cristo "da" su vida para la
salvación del mundo. (cfr. Marcos 10,
45). Cuando Jesús habla, de este dar la vida se expresa como verdadero hombre.
Pero Él "es la vida" porque es verdadero Dios. (cfr. Octava
jornada mundial de la juventud).
Quien conoce a Jesús de Nazareth, logra una idea totalmente renovada de la vida. Las expectativas son diferentes. Las opciones son seguras. Lo afirma el Maestro: El que cree en Él tendrá la vida eterna. Él es el pan de la vida. Mientras estamos en este mundo, Él mismo nos sostiene, nos alimenta con su Palabra, nos bendice con su Espíritu, nos da sabiduría para vivir a plenitud nuestros días.
Jesús es el pan de vida, y no solo el pan que se come y causa gusto, sino que es el pan de vida eterna. Comer en pan y compartir la cena con los demás, es gestar la Iglesia, eso es precisamente nuestra Iglesia, la comunidad que Jesús instituyó en torno al Pan y al vino.
Un buen apóstol de Dios en el mundo necesita el Pan de la Palabra, el Pan de los signos, el Pan de la Eucaristía. el Pan de la Palabra de Dios se sirve en la Eucaristía, se proclama, se medita, se instala en el corazón del creyente, es la sabiduría de ese Dios que ofrece su Reino como principio de salvación.
https://youtu.be/_wKuYiAu0rc