12 de mayo 2025. Gracias por su servicio a la verdad. Audiencia, Papa León XIV, Aula Pablo VI. Buenos días, y muchas gracias por esta maravillosa acogida. Dicen que cuando se aplaude al comenzar, no tiene mucha importancia. Pero, si están todavía despiertos al finalizar y aún quieren aplaudir, se lo agradezco mucho.
Hermanos y hermanas:
Les doy la bienvenida a ustedes, representantes de los medios de comunicación de todo el mundo. Les agradezco el trabajo que han hecho y están haciendo en este tiempo, que para la Iglesia es esencialmente un tiempo de gracia.
En el “Sermón de la montaña” Jesús proclamó: «Felices los
que trabajan por la paz» (Mateo 5, 9). Se trata de una bienaventuranza que nos
desafía a todos y que nos toca de cerca, llamando a cada uno a comprometerse en
la realización de un tipo de comunicación diferente, que no busca el consenso a
cualquier coste, no se reviste de palabras agresivas, no asume el modelo de la
competición, no separa nunca la investigación de la verdad del amor con el que
humildemente debemos buscarla.
La paz comienza por cada uno de nosotros, por
el modo en el que miramos a los demás, escuchamos a los demás, hablamos de los
demás; y, en este sentido, el modo en que comunicamos tiene una importancia
fundamental; debemos decir “no” a la guerra de las palabras y de las imágenes,
debemos rechazar el paradigma de la guerra.
Esa misma fe pascual nos ha introducido en el espíritu del
cónclave, que les ha visto particularmente comprometidos en jornadas fatigosas
y, también en esta ocasión, han conseguido comunicar la belleza del amor de
Cristo que nos une a todos y nos hace ser un único pueblo, guiado por el Buen
Pastor.
Vivimos tiempos difíciles de atravesar y describir, que
representan un desafío para todos nosotros, de los que no debemos escapar. Por
el contrario, nos piden a cada uno que, en nuestras distintas responsabilidades
y servicios, no cedamos nunca a la mediocridad. La Iglesia debe aceptar
el desafío del tiempo y, del mismo modo, no pueden existir una comunicación y
un periodismo fuera del tiempo y de la historia. Como nos recuerda san Agustín,
que decía: «Vivamos bien, y serán buenos los tiempos. Los tiempos somos
nosotros» (Sermón 80,8).
Por eso, hoy les
repito a ustedes la invitación que hizo el Papa Francisco en su último mensaje
para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Desarmemos la
comunicación de cualquier prejuicio, rencor, fanatismo y odio; purifiquémosla
de la agresividad. No sirve una comunicación estridente, de fuerza, sino
más bien una comunicación capaz de escucha, de recoger la voz de los débiles
que no tienen voz. Desarmemos las palabras y contribuiremos a desarmar la
tierra. Una comunicación desarmada y desarmante nos permite compartir una
mirada distinta sobre el mundo y actuar de modo coherente con nuestra dignidad
humana.
Gracias a todos. Que Dios los bendiga. Fuente: Vatican. Va