7 de mayo de 2025

EL MAESTRO REVELA SU SER Y SU MISIÓN Evangelio jueves 8 de mayo 2025


EL MAESTRO REVELA SU SER Y SU MISIÓN 
                      
Evangelio jueves 8 de mayo 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna.
 
 Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.” Juan 6, 44-51.
 
            El Maestro de Nazareth revela su identidad y su misión. Lo hace desde la Eucaristía. Él es el Pan de vida. Todo el que come la Eucaristía, todo el que celebra muy bien la Eucaristía, todo el que vive intensamente la Eucaristía, con toda seguridad tendrá vida eterna.
 
            Quien sigue a Jesucristo, se convierte en testigo de la Eucaristía. El Nazareno manifiesta su propia identidad: Yo soy la luz del mundo. (Juan 8, 12) Yo soy el camino, la verdad y la vida. (Juan 14, 6) Yo soy el buen pastor. (Juan 10, 11) Yo soy la vid y ustedes son los sarmientos. (Juan 15, 5)
 
Yo soy el alfa y la omega, el primero y el último. (Apocalipsis 1, 8) Yo soy la puerta de las ovejas. (Juan 10, 9) Yo soy el Pan que ha bajado del cielo. (Juan 6, 51) Yo soy el Señor, no hay otro fuera de mí. (Isaías 45, 5) Yo soy bueno, o vas a tener envidia porque soy generoso. (Mateo 20, 15).  
 
            El Papa Francisco nos enseña que existen indicadores para saber si vivimos correcta o incorrectamente la Eucaristía. El primer indicio es nuestro modo de mirar y considerar a los demás. En la Eucaristía Cristo vive siempre de nuevo el don de sí realizado en la Cruz.
 
            Un segundo indicio, muy importante, es la gracia de sentirse perdonados y dispuestos a perdonar. A veces alguien pregunta: «¿Por qué se debe ir a la iglesia, si quien participa habitualmente en la santa misa es pecador como los demás?
 
            Un último indicio precioso nos ofrece la relación entre la celebración eucarística y la vida de nuestras comunidades cristianas. la misión y la identidad misma de la Iglesia brotan de allí, de la Eucaristía, y allí siempre toman forma. Una celebración puede resultar incluso impecable desde el punto de vista exterior, bellísima, pero si no nos conduce al encuentro con Jesucristo, corre el riesgo de no traer ningún sustento a nuestro corazón y a nuestra vida. (cfr. Audiencia, 12 de febrero, 2014).
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https://youtu.be/gSN3WlEYXvU