11 de mayo 2025. “El buen pastor, conoce y ama sus ovejas”. Ángelus Regina Coeli, Papa León XIV. Basílica de san Pedro. Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!
Considero un don de Dios el hecho de que el primer domingo de mi servicio como Obispo de Roma sea el del Buen Pastor, el cuarto del tiempo de Pascua. En este domingo, en la misa, siempre se proclama la lectura del capítulo décimo del Evangelio de Juan, en la que Jesús se revela como el verdadero Pastor, que conoce, ama y da la vida por sus ovejas.En este domingo, desde hace sesenta y dos años, se celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Y, además, Roma acoge hoy el Jubileo de las Bandas musicales y de los Espectáculos populares. Saludo con afecto a todos los peregrinos y les doy las gracias porque con su música y sus representaciones alegran la fiesta, la fiesta de Cristo Buen Pastor: sí, es Él quien guía a la Iglesia mediante su Espíritu Santo.
Hagamos
nuestra la invitación que el Papa Francisco nos dejó en su Mensaje para esta Jornada en la que nos
pedía acoger y acompañar a los jóvenes. El mensaje que dejó escrito dice así: mensaje
del santo padre Francisco para la 62.ª jornada mundial de oración por las
vocaciones 11 de mayo de 2025
Queridos hermanos y hermanas:
En esta LXII Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, quiero dirigirles una invitación llena de alegría y aliento para ser peregrinos de esperanza, entregando la vida con generosidad.
—especialmente los pastores— se nos pide acoger, discernir y acompañar el camino vocacional de las nuevas generaciones. Y ustedes, jóvenes, están llamados a ser los protagonistas de su vocación o, mejor aún, coprotagonistas junto con el Espíritu Santo, quien suscita en ustedes el deseo de hacer de su vida un don de amor.
Queridos jóvenes,
«la vida de ustedes no es un “mientras tanto”. Ustedes son el ahora de Dios»
(Exhortación. apostólica. postsinodal. Christus vivit, 178). Es necesario tomar
conciencia de que el don de la vida exige una respuesta generosa y fiel. Miren
a los santos y beatos jóvenes que respondieron con alegría a la llamada del
Señor: santa Rosa de Lima, santo Domingo Savio, santa Teresa del Niño Jesús,
san Gabriel de la Dolorosa, los beatos —dentro de poco declarados santos—
Carlos Acutis y Pier Giorgio Frassati, y tantos otros. Cada uno de ellos vivió
la vocación como un camino hacia la felicidad plena, en la relación con Jesús
vivo. Cuando escuchamos su Palabra, nuestro corazón arde dentro de nosotros
(cf. Lucas 24,32) y sentimos el deseo de consagrar nuestra vida a Dios;
entonces nace la voluntad de descubrir cómo y en qué forma de vida podemos
corresponder al amor que Él nos da primero.
Toda vocación,
cuando se percibe profundamente en el corazón, hace surgir la respuesta como un
impulso interior hacia el amor y el servicio; como fuente de esperanza y caridad, y no como
una búsqueda de autoafirmación. Vocación y esperanza, por lo tanto, están
entrelazadas en el proyecto divino para la alegría de cada hombre y de cada
mujer, porque todos estamos llamados a ofrecer nuestra vida por los demás (cf.
Exhortación. apostólica. Evangelii Gaudium, 268). Muchos jóvenes buscan conocer
el camino que Dios les invita a recorrer: algunos descubren —muchas veces con
asombro— la vocación al sacerdocio o a la vida consagrada; otros perciben la
belleza de la vocación al matrimonio y la vida familiar, así como el llamado al
compromiso por el bien común y al testimonio de la fe entre sus compañeros y
amigos.