Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver”. Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: “¿Qué significa esto que nos dice: “Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver”? ¿Y qué significa: “Yo me voy al Padre”?” Decían: “¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir”.
Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo: “Ustedes se
preguntan entre sí qué significan mis palabras: «Dentro de poco, ya no me
verán, y poco después, me volverán a ver».
Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo”. Juan 16, 16-20.
El Papa Francisco nos enseña que
Jesucristo es nuestra Esperanza. Jesús es la Esperanza de Israel. Jesús es
la Esperanza prometido a lo largo de todos los tiempo. Dios siempre tuvo en su
pensamiento y en sus nobles sentimientos enviar a su Hijo, Esperanza de la
salvación.
Dice el santo
Padre: Jesús, en efecto, es la esperanza de Israel que se cumple: es el descendiente prometido a David (cfr. 2
Sam 7, 12; 1 Crónicas 17, 11), que hace que su casa sea «bendita para siempre»
(2 Samuel 7, 29); es el brote que nace del tronco de Jesé (cfr. Isaías 11, 1),
el «vástago legítimo» destinado a reinar como verdadero rey, que sabe ejercer
el derecho y la justicia (cfr. Jeremías 23, 5; 33, 15). (cfr. Audiencia, 29 de enero, 2025).
Jesucristo es nuestra Esperanza, anunciado
por el arcángel san Gabriel. (cfr. Audiencia, 22 de enero, 2025).
Jesucristo es nuestra Esperanza, de acuerdo al misterio de la Visitación: La
Virgen María visita a santa Isabel; pero es sobre todo Jesús, en el vientre de
la madre, quien visita a su pueblo (cfr. Lucas 1, 68) (cfr. Audiencia, 5 de
febrero, 2025).
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https://youtu.be/wGR1WrQBHb0
“A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver”. Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: “¿Qué significa esto que nos dice: “Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver”? ¿Y qué significa: “Yo me voy al Padre”?” Decían: “¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir”.
Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo”. Juan 16, 16-20.
Desde el punto de vista de los
nobles sentimientos, llega un momento en que no logramos entender, el vacío que
deja alguien cuando anuncia su partida ante sus seguidores. Si los sentimientos
no nos dan respuesta, nos causa tristeza, el no comprender la ausencia del
Maestro. La fe si nos da la respuesta: Es necesario que el Hijo de Dios,
terminada su misión encomendada, regrese nuevamente al Padre celestial, para
que su propia identidad se convierta en Esperanza. La tristeza se convierte
en gozo cuando la virtud de la Esperanza nos asegura que Cristo permanecerá
siempre con nosotros.
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