8 de marzo 2018. Monseñor. Mauricio Vélez García - Todas las
personas necesitan ser escuchadas para sanar la mente, el corazón y el
espíritu; se trata de abrir un espacio que nos permita acoger al otro, valorar
su existencia y motivar, en quien nos
busque, la necesidad de expresar lo que tiene en su corazón. Lo cierto es que
estamos demasiado ocupados en el día a día; el tiempo para comunicarnos y
encontrar personas que nos escuchen, se hace cada vez más dispendioso. Hoy,
escuchar al otro es un arte, una ciencia, un valor…
1. Todos estamos llamados a comprender que la auténtica
escucha es un acto de amor, con el cual valoro la existencia del otro y le doy
la importancia que se merece. Es un reconocimiento al otro.
2. De una buena escucha se desprende una buena respuesta, y
por ende, una buena orientación a quien se nos acerca. El solo caminar hacia el
otro, si hace bien su tarea de escuchar, me libera de muchas tensiones y me da
la posibilidad de sentir que algo bueno está por llegar a mi vida.
3. La pastoral de la escucha se hace en todo momento y
enriquece a quienes hacen parte del diálogo. Todos estamos para ayudarnos y no
sólo en lo material, sino también en lo espiritual; es así como la escucha me
permite reconocer la historia de quien está a mi lado y me involucra en su
caminar, en sus problemas, sueños y metas.
4. Escuchar es una labor pastoral que estimula al otro y
recoge de su experiencia, enseñanzas que le dan valor a mi propia existencia.
De una buena escucha surgen infinidad de estímulos y se generan puentes de confianza capaces de hacer
comunidad y tener un rebaño en el cual todos nos reconocemos, nos valoramos y
apoyamos.
5. La escucha hace amistad y le da rostro a la Iglesia. Para
escuchar no necesitamos de una profesión, de un título, o de un diploma, basta
querer, tener tiempo y valorar a quien nos busca. Una amistad se forja gracias
a una buena escucha.
Cada uno, según nuestro rol en la Iglesia, está llamado a
escuchar, y para cumplir esta labor pastoral, debemos tener tiempo, sin apuros
y sin prejuicios; sólo así, estableceremos vínculos capaces de hacer diferencia
en una sociedad donde el otro cada vez es más distante y la sociedad se va
llenando de miedos que nos impiden interactuar con el otro. Hoy muchos deseamos ser escuchados, sin embargo,
pocos queremos escuchar. + Mauricio Vélez García. Obispo Auxiliar de Medellín.
Fuente: Conferencia Episcopal de Colombia.